He estado leyendo ‘El poder: un nuevo análisis social’, de Bertrand Russell.
Para Karl Marx y los economistas clásicos, la clave de la naturaleza humana es la riqueza. Para Sigmund Freud y los pioneros del psicoanálisis, es el sexo. Para Russell, nada menos que el poder.
El poder, para Russell, no sólo es el objetivo último de nuestros actos, sino que contribuye a ser el elemento más decisivo para el desarrollo de nuestras sociedades. A finales de la década de 1930 del siglo pasado, cuando los totalitarismos se propagaban por toda Europa y el mundo se encontraba al borde de una guerra devastadora, este pensador propuso alternativas racionales e inteligentes para hacer valer la autoridad sin tener que recurrir a extremismos violentos. El resultado es esta obra, en la que analiza la esencia del poder y propone soluciones para que la natural voluntad de entendimiento entre los hombres llegue a su mejor expresión. Tan actual hace casi un siglo como en estos tiempos de polarización, populismos y nacionalismos, en los que eje China-Rusia trata de dominar el mundo.
Russell define el poder como la “producción de efectos deseados”. En este libro, parte del poder religioso: “Tuyo es el Reino, el Poder y la Gloria por siempre, Señor”, para continuar con el poder desnudo (el que se obtiene por la fuerza) y llegar al poder económico, el poder sobre la opinión, el poder revolucionario frente al tradicional y por supuesto el poder político.
- El impulso hacia el poder
- Líderes y seguidores
- Las formas de poder
- Poder sacerdotal
- Poder real
- Poder desnudo
- Poder revolucionario
- Poder económico
- Poder sobre opinión
- Credos como fuentes de poder
- La biología de las organizaciones
- Poderes y formas de gobierno
- Organizaciones y el individuo
- Competencia
- Poder y códigos morales
- Filosofías del poder
- La ética del poder
- La domesticación del poder
¿Cómo se “domestica” el poder arbitrario? A través de la buena política, la competencia y la educación. “Fichte y los poderosos que han heredado sus ideales, cuando ven niños, piensan: ‘Aquí hay material que puedo manipular’ … Todo esto, para cualquier persona con natural cariño por los jóvenes, es horrible; así como enseñamos a los niños a evitar ser destruidos por los automóviles, también debemos enseñarles a evitar ser destruidos por fanáticos crueles … Esta es la tarea de una educación liberal: dar un sentido del valor de las cosas ajeno a la dominación, para ayudar a crear ciudadanos sabios de una comunidad libre, y mediante la combinación de ciudadanía con libertad en la creatividad individual para permitir a los hombres dar a la vida humana ese esplendor que algunos pocos han demostrado que se puede lograr”.
‘People have the power’, de Patti Smith,
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