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La marca empleadora y su escaso tirón

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Después de cinco días en el Hospital Universitario Nuestra Señora del Rosario (con una operación que ha sido todo un éxito), he de decir que mi “experiencia de paciente” ha sido formidable. Tod@s sus profesionales: Óscar, Carmen, Jeremías, Lucy, Elena, María, Rocío y por supuesto el Dr. Salvador Sánchez Coll y la Dra. Ezine han superado mis expectativas. Los valores de la institución son la honestidad, la humanización, la profesionalidad, la acogida, el trabajo en equipo, el sentido de trascendencia y el compromiso social.

Mi buen amigo Antonio Peñalver, cuyo libro ‘El líder 5.0’ es altamente recomendable para este verano que acaba de comenzar,

me envió un interesante artículo de Maite Sáenz en ORH el pasado 20 de junio: ‘Las marcas empleadoras ya no tienen tirón‘.

Maite se refiere al informe ‘La revolución invisible‘ de Page Group, que distingue entre el discurso “avanzado” de la atracción y compromiso del talento, centrado en el propósito, y la búsqueda de un mayor salario. La realidad y el deseo. Menos importancia de la compensación emocional, más peso de la pasta, que está por delante del crecimiento y la flexibilidad. El propósito, nos cuenta Maite Sáenz, “ni está ni se le espera”.

Lo que sí que es un hecho, añade Maite, “y lo es en toda Europa, es que el 88% de los empleados participantes en el estudio (de un total de 22.000) están abiertos a nuevas oportunidades laborales”. Ta sabes, gran desbandada, escasez de talento.

“Cada vez son más las personas que están adoptando un enfoque transaccional del trabajo, considerando su empleo como un medio para alcanzar un fin, en lugar de una fuente de realización personal -recoge el informe-. Dado que el valor emocional obtenido de su trabajo se ha reducido en gran medida, el empleo de una persona se simplifica cada vez más hasta convertirse en el intercambio de su tiempo y experiencia por un salario justo”. Los beneficios emocionales como el sentido de pertenencia y la vinculación con el propósito corporativo cotizan a la baja y, a cambio, suben los relacionados no sólo con la retribución económica y los beneficios flexibles, sino también -y mucho- las condiciones laborales relacionadas con la flexibilidad tanto del tiempo como del lugar de trabajo.

La nueva ecuación del talento, según este informe, es

remuneración + desarrollo profesional + flexibilidad.

Maite considera que “resolver esta fórmula de manera adecuada requiere interpretar cada uno de los conceptos desde la mirada del trabajador:

  • Remuneración: el concepto de salario justo ya es parte de las aspiraciones del trabajador que, no sólo exige equidad sino también transparencia acerca del mismo en los anuncios de empleo. Un dato revelador: el 47% de los empleados no ha recibido un aumento salarial en los últimos 2 años.
  • Desarrollo profesional: ha de incluir propuestas de crecimiento dentro de la organización que deriven en una experiencia de carrera dentro de ella. Un dato revelador: a 1 de cada 2 profesionales le preocupa su evolución profesional y ello puede resultar en un cambio frecuente de trabajo si las promociones no llegan con la suficiente rapidez.
  • Flexibilidad: ha de ser entendida no sólo como el factor conciliación sino también como el factor salud, y ha de ser vista en el contexto vital de cada persona. Un dato revelador: los trabajadores valoran un 28% más el equilibrio entre vida laboral y personal que las empresas.

“Los trabajadores están motivados por un renovado sentido del valor personal y por lo que quieren lograr en sus propias vidas y no sólo en el trabajo”, y para conseguirlo quieren una remuneración que se lo permita. Si forman parte del grupo del talento escaso, que cada vez se va extendiendo a más actividades y no sólo a las STEM, su plena conciencia de ser un objeto de deseo les hace ser más exigentes y menos pacientes; si reciben una oferta mejor la aceptan sin renegociar las condiciones con su empresa. No consideran que les ate nada más que el cumplimiento de la ecuación antes citada.

Mi gratitud a Maite Sáenz y a su equipo de ORH (en los próximos días comentaré el número de mayo-junio de 2023), así como a quienes han elaborado el informe.

¿Estamos equivocados quienes nos dedicamos, desde el coaching ejecutivo, la consultoría de transformación, como consejeros, docentes o conferenciantes, a la gestión del talento? ¿Nos ha podido la pasión desbordada, el entusiasmo o “los mundos de Yupi”? Que no cunda el pánico.

Con todo cariño y respeto, y con la consideración de que un salario digno es el primer signo de respeto a un/a profesional (Condición necesaria, imprescindible), hemos de distinguir el auténtico talento de los “recursos humanos”, de los empleados de la empresa. Talento es poner en valor lo que sabemos, podemos y debemos hacer.

En la segunda mitad de los años 90, el 10% de los profesionales más productivos (eso que llamamos talento) eran entre un 40% y un 120% más productivos que los promedio. En los últimos 25 años, con la tecnología disponible en la actualidad, ¿cuánto puede ser la diferencia entre los mejores y la media? ¿Un 400%, un 500%, un 1000%?

España tiene un problema de productividad, y por tanto de talento, especialmente grave. Su productividad es la menor de las grandes economías europeas, sigue decayendo año tras año, no aprovecha el desarrollo tecnológico para mejorarla y ciertos poderes públicos se muestran satisfechos con los datos de empleo, si bien el número de horas trabajadas sigue descendiendo. Un riguroso informe del Banco de España (20 de febrero de 2023) demuestra que en 1987 era de 37 horas semanales y en 2019 de 31,8 horas; tras la pandemia ha seguido bajando. Hay tres tipos de causas: contractuales (aumento de la temporalidad), sectoriales (mayor peso del sector servicios) y demográficas (envejecimiento de los profesionales).

Las empresas que no discriminan el talento se centran únicamente en el salario, en la conciliación y en la promoción. El talento, como ha señalado un reciente estudio de McKinsey, valora el propósito (claro que lo valora), el liderazgo (tanto el de sus jefes directos como el de la Alta Dirección) y el aprendizaje (que es lo que le hace empleable, porque el talento es dinámico: no “vales”, sino que “vas valiendo”).

Aviso al Employer Branding. Tómate en serio el talento: atrae, fideliza, desarrolla y logra el compromiso del auténtico talento, con el imán del propósito y la propuesta de valor de la flexibilidad y la compensación justa. En caso contrario, confórmate con la mediocridad, que significa baja productividad.

El tema musical de hoy, uno de los favoritos de Carlos Poncela: ‘Don’t be misunderstood’, de Santa Esmeralda. Todo un clásico del rock.

La entrada La marca empleadora y su escaso tirón se publicó primero en HABLEMOS DE TALENTO.


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