En este aprendizaje de paciencia y de disfrute, mientras la tendinitis va remitiendo y la úlcera en el primer dedo (pulgar del pie derecho) va mejorando paso a paso, encuentro lecturas que me enseñan a hacerlo mejor.
La Dra. Beth Kuriand, psicóloga clínica y autora del libro ‘Bailando sobre el alambre’ (en realidad, sobre la cuerda del equilibrista) publicó hace unos días un artículo en el que reclamaba cultivar nuestro “playfulness”, nuestra capacidad de jugar como adultos.
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Las ventajas del juego son conocidas: desarrolla nuestra creatividad e imaginación, nuestra mente inquisitiva, nuestra presencia, nuestra alegría. Está bien documentada la conexión entre el juego en los niños y su nivel de bienestar. Sin embargo, entre los adultos la investigación es mucho menor: los profesores Meredith Van Vleet, Vicki Helgeson (ambos, de la Universidad Carnegie Mellon) y Cynthia Berg (Universidad de Utah) han analizado los beneficios del juego para los diabéticos (2021): “Nunca infravalores los beneficios de pasártelo bien”.
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Jugar tiene muchos sabores, desde hacerlo al aire libre a los juegos en el ordenador. La autora nos propone:
- Visualizar lo que más nos gustaba de niñ@s. En mi caso, el fútbol, el tenis, nadar, el parchís y otros juegos de mesa.
- Identifica el “sabor” de tu juego. Tras jugar, reflexiona cómo te has sentido y por qué.
- Haz un plan de acción respecto al juego.
- Introduce el juego como rutina vital. Bailar, cocinar, pasártelo bien.
Tomémonos en serio el juego. Nuestra salud (física y mental) depende de ello.
‘Let’s play’ (Juguemos), de Kristina María.
La entrada ¿Has perdido la capacidad de jugar? se publicó primero en HABLEMOS DE TALENTO.