Hoy se conmemora una jornada muy hermosa. En 1808, tal día como hoy la ciudad de Madrid se levantó en armas contra las tropas francesas que habían invadido el país. El general Murat había tomado la capital el 23 de marzo. El 27 de abril, el general francés solicitó el traslado de los dos únicos hijos de Carlos IV que quedaban en España, la reina de Etruria María Luisa y el infante Francisco de Paula. El 2 de mayo a primera hora de la mañana un grupo de madrileños se congregó ante el Palacio Real. José Blas Molina, maestro cerrajero de profesión, profirió el grito: “¡Que nos lo llevan!”. El infante se asomó al balcón, provocando un bullicio mayor. Un grupo de ciudadanos atacó a una patrulla francesa, que reclamó la ayuda de un batallón. Éste disparó contra la multitud. La reacción del pueblo de Madrid fue violenta. D. Benito Pérez Galdós la narró así en sus Episodios Nacionales: “En el Pretil de los Consejos, por San Justo y por la plazuela de la Villa, la irrupción de gente armada viniendo de los barrios bajos era considerable; mas por donde vi aparecer después mayor número de hombres y mujeres, y hasta enjambres de chicos y algunos viejos fue por la plaza Mayor y los portales llamados de Bringas. Hacia la esquina de la calle de Milaneses, frente a la Cava de San Miguel, presencié el primer choque del pueblo con los invasores, porque habiendo aparecido como una veintena de franceses que acudían a incorporarse a sus regimientos, fueron atacados de improviso por una cuadrilla de mujeres ayudadas por media docena de hombres.”
Un levantamiento popular y espontáneo. Los militares españoles permanecieron acuartelados, pasivos. Sólo los capitanes Luis Daoiz y Pedro Velarde, artilleros del Parque de Monteleón, se unieron a la revuelta. Héroes del 2 de mayo, como Manuela Malasaña y Clara del Rey. La represión de Murat fue muy cruel: condenó a muerte a todo aquel que se hubiera sublevado. Más de 500 asesinados en una sola jornada. Murat, cuñado de Napoleón, pensaba que así había sofocado la rebelión. No nos conocía.
Así comenzó la “guerra de la Independencia” o, como la llamó Napoleón, “la maldita guerra de España”, que provocó su caída. La pasión por la libertad de un pueblo que no se rinde nunca frente a un arrogante estratega. Seis años en los que murieron unos 200.000 soldados franceses y unos 500.000 españoles, el 10% de la población, por la violencia y las hambrunas.
Hemos de defender la Libertad. La libertad de un joven que desea estudiar lo que le apasiona y no lo que le imponen. La libertad de una mujer que convive con un narcisista qua la maltrata psicológicamente y se rebela a pesar de la presión familiar. La libertad de los ucranianos, invadidos por las tropas de Putin. La libertad de un pueblo sometido a un tirano, como ocurre con gran parte de la población mundial…
Amo la libertad. Nadie me convencerá de que es mejor que un cirujano de hierro” decida por mí. En la gestión de la pandemia, hemos comprobado que las dirigentes que apelaron a la libertad y responsabilidad de los ciudadanos lo hicieron mejor que las autocracias y que los “machos alfa” a ambos lados del Atlántico.
‘Para la libertad’, de Joan Manuel Serrat, basado en el poema de Miguel Hernández. “Aún tengo la vida”.
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