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Paradigma Ironman: ¿De qué sirve la tecnología sin el talento de Tony Stark?

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Un trilema, es una elección entre tres opciones aparentemente contradictorias que conduce, obviamente, a resultados distintos (1). Son famosos en religión el trilema de Epicuro (¿Por qué un Dios omnipotente y benevolente permite el mal?) y el trilema apologético (¿Jesucristo es Dios o no es Dios pero no lo sabia o mentía?) (2); en derecho, el trilema cruel (ante un juramento religioso de decir la verdad, ¿el reo cometía perjurio, se autoincriminaba o guardaba silencio y se resistía a la autoridad?); en filosofía, el trilema de Munchhausen (¿justificacion infinita, corte arbitrario o una justificación circular?), el de la censura (la opinión censurada contra la libertad de expresión es: ¿cierta, falsa o a medias?); en economía, el “triángulo molesto” (pleno empleo, estabilidad de precios y libre negociación colectiva) (3), el trilema social (una sociedad no puede ser a la vez justa, libre e igualitaria) (4), el de Zizek (un comunista no puede ser a la vez honesto, inteligente y servidor del régimen); en el mundo empresarial, el trilema de la gestión de proyectos (bueno, bonito y barato), el trilema informático (precios bajos, fiabilidad y velocidad) o el trilema 3 E (en inglés, economía, energía y environment, medio ambiente). Si toda verdad esconde una paradoja, muy probablemente la vida está llena de trilemas.

A tu CEO deberías proponerle tres tilemas específicos. El primero, surgido tras la pandemia, es el del aprendizaje. La primera opción es que el covid 19 ha extremado nuestros vicios y virtudes. Por ejemplo, en los índices de lectura: la mitad de los españoles que confiesa abiertamente que no lee ni un libro al año y alega falta de tiempo para ello no ha mejorado tras el confinamiento. La segunda, que todas las pandemias de la historia han supuesto un cambio de civilización, de era (desde la gripe antonina en el siglo II a la mal llamada “gripe española” de 1918, pasando por la de Justiniano, la peste negra o el barroco). La tercera, que sólo sobrevivirán los organismos vivos (incluyendo las comunidades humanas que llamamos empresas) que aprendan a un ratio igual o mayor al entorno (5). ¿Cómo resolver el trilema del aprendizaje? Desde el Liderazgo Consciente, puesto que el proceso de aprendizaje es una combinación de incompetencia o competencia e inconsciencia o consciencia: de ser inconscientemente incompetentes a conscientemente competentes y de conscientemente competentes a inconscientemente competentes (talento natural, que no innato). El/la CEO debe ser el mejor ejemplo de consciencia en sus presentaciones, reuniones, objetivos… en un mundo de hábitos arraigados que no siempre son los mejores ni los más saludables (6).  

El segundo trilema de estos nuevos tiempos está ligado al Compromiso. Ya sabes que el Talento se compone de Capacidad (Aptitud y Actitud) por Compromiso en el Contexto adecuado, y que el Compromiso es la energía (física, mental, emocional y de valores) que le ponemos a lo que hacemos (7). No olvidemos que, según los análisis de Gallup, tan sólo el 15% de los profesionales en el mundo muestran un alto nivel de compromiso con su empresa; esta cifra baja al 11% en la Unión Europea y al 6% en el caso español. El 70% del compromiso de cualquier empleado se explica desde la calidad directiva del jefe directo, siendo la variable más importante.

Como el talento es esencialmente aportación de valor (dar al cliente más de lo que espera), la tecnología resulta binaria: sustituye al trabajo (a las actividades de bajo valor añadido) y potencia el empleo (implicarse, comprometerse). Es lo que hemos venido en llamar “Paradigma Ironman”: Terminator acaba con los trabajos; Ironman nos da superpoderes si somos emprendedores (iniciativa, autoconfianza, serenidad, colaboración, orientación al cliente) como Stark. En términos netos, la Unión Europea calcula que por cada trabajo perdido por la tecnología se generarán tres empleos y medio… cualitativamente diferentes. De ahí la escasez- penuria- del talento.

A nivel ejecutivo, el tercer vértice de este triángulo es la necesidad de hacer equipo en lo que llamamos “C suite”: el/la CEO, el Director de Operaciones (COO), el de Marketing (CMO), el de Personas (CHO), el de Ventas (CSO), el de Sistemas (CIO). No hay Equipo sin líder ni Liderazgo sin equipo.

El tercer y último trilema TCV (Tras el CoronaVirus) es el de la Humildad, que no es depreciar el talento sino mostrarse realmente vulnerables. Los países que mejor han gestionado esta pandemia, comenzando por el podio de Nueva Zelanda, Taiwán y Vietnam (8) lo han hecho desde un enfoque T3: Test, Tratamiento y Trazabilidad. Utilizar pruebas desde el primer momento, centrarse en los casos positivos y evitar que contagiaran. En las organizaciones, el Liderazgo que no se mide (con test fiables) no se consigue. A partir de ahí, mentoring y coaching (con una rentabilidad estimada del 1.600% de la inversión). Si el/la CEO no da ejemplo, no puede esperar que el resto de los responsables de equipo hagan lo mismo.

Liderazgo Consciente, aprovechando la tecnología para ser más eficientes y aportar más valor (talento) y T3 empezando por el/la CEO son prioridades de las empresas ganadoras, de crecimiento exponencial. Si desde la Dirección de Recursos Humanos no nos atrevemos a exponerlo así a los principales ejecutivos y nos limitamos a “esperar y ver”, el futuro es más que negro.

La entrada Paradigma Ironman: ¿De qué sirve la tecnología sin el talento de Tony Stark? se publicó primero en HABLEMOS DE TECNO TALENTO.


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