Ayer sábado fuimos a ver el espectáculo de Whitney Houston en el Teatro Bankia Príncipe Pío. Una maravilla. La tecnología nos permite “revivir” a la malograda cantante con un talentoso grupo de bailarines y músicos “junto” a ella. 90 minutos muy recomendables. Entre sus temas más queridos, ‘Saving all my love for you’. “A few stolen moments/ is all that we share”.
También ayer el Senador por Cs Fran Carrillo publicaba una Tribuna en El Mundo, titulada “Hasta los cojones“. Comenzaba así: “La política ha llegado a tal nivel de histrionismo que la frase de un señor de Barcelona en 1873 acaba explicando un sainete tragicómico perpetrado en Murcia en 2021. Quién le iba a decir a don Estanislao Figueras que su exabrupto de testiculina iba a definir, siglo y medio después, el declive moral del país que presidió. La inestabilidad institucional, la incertidumbre en la gestión y el barullo tribal es ahora igual que entonces, no así la altura política y retórica de sus representantes. Cuando Castelar se levantó poco después para decir aquello de «señorías, voy a hablar de ideas democráticas, si es que desean oírlas», en realidad enmarcaba el duro y proceloso devenir de una nación acostumbrada a odiarse mientras se mira en el espejo. La España que debemos regenerar hoy recuerda mucho, empero, a aquella otra restaurada bajo la combinación liberal conservadora, fruto del pacto de 1885. Un binomio que asentó la monarquía alfonsina y la posterior regencia de María Cristina, instituyendo un turnismo (hoy lo llamaríamos alternancia bipartidista) que alejó al país de cavernas atávicas para sumergirlo en el moderado equilibrio que frenó toda tentativa cainita pretérita.”
Fran Carrillo Guerrero es Senador del Reino de España y Diputado en el Parlamento de Andalucía por Córdoba. En ambas cámaras es portavoz adjunto de su partido. Licenciado en Historia (Universidad de Córdoba) y en Periodismo (Universidad Carlos III), fue fundador y profesor de la Sociedad de Debate en la universidad madrileña durante 7 años. Dirigió su propia empresa, ‘La fábrica de discursos’, de 2010 a 2018 como asesor de comunicación política, es profesor del Master en Comunicación Política de la Universidad Católica de Valencia y del Master en Liderazgo Político y Social de la Universidad Carlos III. Autor de varios libros, entre ellos ‘Tus gestos te delatan. Las claves para ser un buen comunicador’ (editorial Espasa) y ‘El porqué de los populismos’ (Deusto). Evidentemente, cuenta con una preparación y un pensamiento crítico nada comunes en la política nacional. Conozco a Fran desde hace muchos años, he leído sus obras y me llena de esperanza que el Senador Carrillo, como otros expertos en ComPol, se atrevan a expresar el hastío ante la “Netflixación” de la política: todo vale con tal de dar espectáculo.
Sigamos con el artículo que nos ocupa. Fran Carrillo declara: “Murcia ha sido esta semana la capital de la España esperpéntica, la costura por la que se desangra la democracia que vinimos a modernizar y a transformar. Esa España con la que soñamos algunos liberales cuando nos unimos a un proyecto diferente, definido, fresco, contundente y, sobre todo, limpio. Es difícil reconocerse, visto lo acontecido, en aquel legado de combate sano por las ideas. Porque no hay ideas. Y sin ideas, no hay nación que valga la pena explicar, ni sociedad merecedora de ser gobernada. Porque no confiarán en ti. En el panorama político actual, nadie sabe en qué momento estamos porque nadie conoce la posición real de cada uno. Llegados a este punto, lo mejor es enemigo de lo bueno, decía el ídem de Voltaire. Claro que Voltaire hoy sería un facha irredento, contestatario del discurso progre biempensante, pero que en su momento tuvo su público esnob, decidido a citarlo cada vez que sus ideas de salón necesitaban de soporte intelectual. A España la han polarizado y secuestrado los aprendices de consultor y los reaccionarios de todo a cien. Nunca antes la involución democrática es tan evidente, con las instituciones debilitadas por una parte conocida y reincidente. Mientras el PSOE siga hablando desde su atalaya de polaridad, combatiendo a Vox en la batalla de los conceptos, y estos a su vez rentabilicen la ausencia de criterio en el centro y centro derecha, seremos dirigidos por la utopía y el desafuero, y deberemos elegir entre la mentira y la revancha, la nada o el contra todo. Volvemos a la España de la que huyeron los liberales cuando vieron la libertad asesinada.”
Identidad. “Todo partido necesita vestirse ideológicamente si quiere definir su existencia como formación y baluarte de aquellos que buscan asidero moral con el que combatir, hodierno, la nada sanchista y el populismo de Vox. Y ello debe explicarse a través de una doctrina que enmarque su esencia histórico-política, sus referentes éticos, su razón de ser. Un discurso que cuente y rinda cuentas, que detalle, narre y comunique quién eres y qué representas, a qué ideas te debes y qué vienes a cambiar, mejorar o modernizar. Una narrativa que potencie los mensajes en los diferentes formatos en los que se interactúa hoy, para conectar y acelerar mejor la interacción entre representante y ciudadano. Hoy, carecemos de eso. No hay mecanismos discursivos con los que la gente pueda identificarse sin fisuras. La ocurrencia no es una estrategia. Es una ocurrencia. Por muy redonda que salga. El liberalismo que representamos es más un concepto que una causa, ha dejado de ser un proyecto para quedarse en una definición a la que todos combaten. Sin asidero moral y doctrinal, no hay confianza duradera, sólo crecimiento coyuntural, endeble y por tanto, fugaz. La realidad que debemos cambiar.”
¿Liberalismo en los años 20 del siglo XXI? “Hoy más que nunca debemos defender la herencia de un pasado fecundo en nombres y escritos, en ideas y políticas. Somos el partido de Jovellanos, de Sagasta, de Ortega, de Marañón, de Marías (Julián, no Javier), de Chaves Nogales. Somos herederos de la tradición moderna de aquellos liberales que en 1812 expulsaron a un rey felón de España por entregar nuestra historia a los «ilustrados» de Bonaparte. Doscientos años después, el felón reside en Moncloa, con centenares de validos inválidos que se ocupan de maquillar de simbolismo su impostura política. Por eso debemos recuperar el norte, la frescura de un discurso desacomplejado, directo al mentón del bipartidismo siempre caduco y reaccionario a los cambios y reformas que España necesita, hoy con más urgencia que nunca. Necesitamos volver a ser el dique de contención a las corruptelas institucionales que la vieja guardia de siglas lleva imponiendo en la estructuras nacionales desde los tiempos de Antonio Maura.”
Fran Carrillo concluye: “El liberalismo que encarnamos siempre prefirió la escucha antes que cualquier respuesta, la negociación a la imposición, porque asume como propias las diferentes sensibilidades existentes en la sociedad, constituyendo el mejor antídoto ante los populismos. También por la defensa que hacemos de los derechos y libertades básicas del individuo, y por esa esencia en favor de la modernidad y el progreso, vanguardia frente a los que quieren atrasar el reloj de la historia para situarlo en tiempos oscuros de democracia conculcada. Toda sociedad contemporánea navega en la actualidad con extremada precisión para mantener el pulso entre Estado y mercado, atendiendo las necesidades básicas ciudadanas en ámbitos troncales como la sanidad, la educación o las prestaciones sociales, que, combinado con el fomento de una regulada y sana competencia empresarial, acaba por construir una sociedad del bienestar moderna y equilibrada. Hay que volver a poner esto en la mesa de debate, en los cafés y tertulias, en los medios y redes, en las plazas y asambleas de la sociedad civil. Debemos, en definitiva, reflexionar para volver a ocupar de nuevo ese espacio que solucionaba las diferentes pasiones y pulsiones políticas que tenemos en el día a día. Sin espectáculos ni sainetes. Con responsabilidad y criterio. O los españoles seguirán reprochándonos que están hasta donde dijo don Estanislao.”
O pensamos que el Senador Carrillo tiene demasiado nivel intelectual para este país nuestro “de charanga y pandereta” o apostamos decididamente por la educación para conseguir una España realmente más próspera. Suelo decir que somos una nación de Quijotes, de excelsas minorías soñadoras y prácticas. Es lo que nos hace maravillosos, el país de la Calidad de vida.
Afortunadamente, Fran Carrillo no está solo. Hace unos días, comentaba el artículo de la Rectora Imelda Rodríguez (los Rectores siempre mantienen su tratamiento con carácter vitalicio, como los Senadores el de Excelencia) con título que rima con el de Fran: ‘A empujones‘. “¿No tienen ustedes la sensación de estar en medio de una aglomeración, atascados entre los que tiran para un lado y los que hacen lo contrario? A empujones. Dudo que sea casualidad. La desorientación de la opinión pública suele favorecer a los intereses de algunas estrategias políticas. La artimaña en cuestión es que nuestra atención se detenga en temas livianos para que obviemos otros de más peso, en aras del rédito electoral.” Denuncia valiente, honesta, auténtica, que incluye soluciones prácticas: “nuestro centro de gravedad, el sentido común, debe estar latente en todo momento. No solo en nosotros, sino muy especialmente en los que nos gobiernan y en aquellos que controlan esta acción gubernamental. Y para conseguir este propósito trascendental hace falta lucidez, voluntad y valentía. Mucha valentía. Solo desde aquí se reconstruyen las ruinas. No podemos perder esta perspectiva ni tampoco fatigar la esperanza, porque, recuérdenlo, a los que no se rinden, jamás se les puede vencer.” Lucidez, Voluntad y Valentía que encontramos en la España de José Antonio Marina, de Adela Cortina, de Fernando Savater, de Emilio Ontiveros o de Luis Bassat.
El Presidente de los Estados Unidos ha proclamado el 4 de julio de 2021 como “el día de la independencia vírica”. Por algo será. Desenmascaremos a quienes Fran Carrillo llama “aprendices de consultor y reaccionarios de todo a cien” y demos valor al verdadero talento. En el caso de la Política (con mayúsculas) a l@s profesionales preparad@s y comprometid@s. En España los hay, aunque sean oasis en el desierto. La batalla de la nueva era no es entre izquierda y derecha, entre partidos viejos y nuevos, sino entre gente sensata (l@s Quijotes) y peligrosos ignorantes (los kamikazes). De cada un@ de nosotr@s depende optar por un@s u otros y que el futuro sea esperanzador o denigrante.
La memoria de Whitney Houston, maravillosa cantante que decidió mal en su vida, merece hoy una segunda canción: ‘I have nothing’. “I have nothing/ if I don’t have you’.
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