Hoy comienza el segundo cuatrimestre en las universidades, con un modelo híbrido virtual y presencial que debe ser mejorado. El online depende del talento docente más que nunca, porque los mejores profesores son los que, más allá de impartir conocimientos, tratan de dar la clase de forma distinta generando participación y proponiendo la gamificación. Los exámenes suelen ser presenciales, que es lo que consideran más justo los alumnos. Y desgraciadamente abundan docentes que se vanaglorian de que su asignatura “es muy difícil” porque la mayor parte de sus alumnos la suspenden tras exámenes poco equilibrados. Un modelo que no se corresponde con el de la excelencia educativa en otras instituciones educativas del mundo. Mucho por mejorar, desde una mejor mentalidad de aprendizaje.
De la prensa del fin de semana, el Panóptico de José Antonio Marina sobre el Soberanismo, concepto del filósofo francés Michael Onfray, declarado “socialista libertario” que ha derivado hacia posiciones ultranacionalistas. Onfray cree que la solución está en la soberanía nacional, que es lo contrario a la élite mundial, las tecnológicas ganadoras TCV.
El maestro Marina repasa “”el ameno baile de los conceptos de “nación” y “soberanía” a lo largo del tiempo. “Soberanía” fue el poder absoluto del soberano. Cuando cayó la monarquía absoluta, la “soberanía” la heredó el “pueblo”. “Hacia falta una voz única y se encontró: era la voz de la Nación.” La voz es algo individual, personal, y por ello se convirtió a la Nación en una persona con voz propia, capaz de indicar al pueblo su destino.
“El derecho a la ciudadanía, a la educación, a la sanidad, al trabajo son universales, pero solo se pueden ejercer dentro de una nación.” Convertir la Nación en la administradora de los derechos fue una decisión desastrosa, que llevó al absolutismo de la Nación (Hitler), al absolutismo del Estado (Mussolini) o al absolutismo del Partido (Stalin). “La Revolución francesa había combinado los derechos del hombre con la soberanía nacional, lo que implicaba una contradicción puesto que la nación estaría simultáneamente sujeta a leyes universales, pero, al ser soberana, no se sometería a nada superior a sí misma. El resultado fatal de esta contradicción fue que los derechos humanos fueron reconocidos e implementados sólo como derechos nacionales” (Hannah Arendt). JAM concluye, con gran acierto, que el baile entre Soberanía y Estado se convirtió en la danza de la muerte.
Tras la II Guerra Mundial, el Nacionalismo se convirtió en un concepto proscrito. Pero tras la caída del Muro de Berlín, “el desencanto por las instituciones europeas, las crisis económicas, los desmanes de un neoliberalismo fuera de control, produjo un cambio en los pensadores de izquierdas, que comenzaron a ver el Estado nacional como la única defensa posible contra el cosmopolitismo, al que veían como una rendición al poder de las multinacionales. La izquierda, desorientada, renegó de su internacionalismo y, en Francia, propuso un “nacionalismo republicano de izquierdas”. La inmigración agravó el problema.”
El movimiento de Onfray, explica el profesor Marina, es un “populismo combativo contra los populicidas”, que supera izquierda y derecha. “La libertad sin igualdad es la propuesta de la derecha. La igualdad sin la libertad, es la propuesta de la izquierda. Ambas caen en una tiranía. Es preciso añadir la fraternidad, capaz de armonizar la libertad y la igualdad”. En definitiva, concluye Marina: “Lo lamentable es que el planteamiento conflictivo impide tratar con seriedad un problema real: el hecho de que una parte de los catalanes o de los vascos quiere independizarse y otra parte no, y el hecho de que el resto de ciudadanos, no catalanes, afectados por una eventual secesión, también debe ser tenido en cuenta. Todos tienen derechos individuales que les avalan. Hasta ahora nos hemos instalados en el conflicto, sin decidirnos a encarar el problema ¿No sería posible enfrentarse al problema sin apasionamientos, victimismos, patriotismos ardorosos, antipatriotismos ardorosos también, eliminar la dialéctica del conflicto -donde lo importante es ganar- e implantar la dialéctica heurística de encontrar soluciones?”.
Francia contagia de soberanismo con Onfray y de patriotismo con el presidente Macron. Ayer Iñaki Gil explicaba el “patriotismo económico” galo, con el ministro Bruno Le Maire blindando Carrefour como un “eslabón esencial” de la alimentación nacional. “La política debe reapropiarse de la economía”. En su libro de memorias, ‘El ángel y la Bestia’, escribe: “Desde los años 60, la teoría económica y el consenso político nos enseñaron que el mercado es ineludible. Hay que aceptar el mercado y sanar las consecuencias negativas con la política social. Es una forma de existencialismo económico en el que el mercado precede al empleo. Después de la crisis, imaginemos por un instante que el empleo precede al mercado”. En 15 meses hay elecciones presidenciales en el país vecino y el empleo resultará esencial en el duelo entre Macron y Le Pen. Por cierto, ¿soy yo o existe cierto parecido entre Bruno Le Maire e Iván Redondo?
¿Hay motivos para la esperanza? Me gusta el enfoque del grupo ILUNION, cuyo CEO es Alejandro Oroño, de otorgar prioridad al empleo. Que un fondo como LUAfund sólo vaya a invertir en empresas que favorezcan el empleo y los salarios dignos. Y confío en que el Consejo Empresarial Español para el Desarrollo Sostenible, recién constituido por Forética bajo la Presidencia de Honor de SM el Rey, conecte el empleo con la sostenibilidad, no sólo del planeta sino de la propia empresa.
‘En recuerdo de la audacia humana‘, escribía Rosa Montero. “Somos bichos desaforados, audaces hasta lo estrafalario, curiosos, movidos siempre por el ímpetu de llegar un poco más allá.” Un alegato esperanzador. La audacia es lo contrario al miedo, es emprender las acciones más allá de los posibles riesgos. Es la marca de las valientes, que se atreven a ir más allá.
La audacia es “Brain-Friendly”, resulta conveniente para la salud mental. Nieves Mira nos alertaba de la AGORAFOBIA POR EL COVID. La pandemia ha disparado el miedo patológico a salir de casa. La reclusión continuada es muy dañina; en estos momentos, dos tercios de los españoles sienten un miedo pavoroso ante la incertidumbre.
Cada vez es más evidente la relación entre el sistema inmunitario, el nervioso y nuestro equilibrio psíquico, cuenta David Dorenbaum en VACUNAS PARA LA SALUD MENTAL. Es rara la depresión mental que no se asocia a depresión inmunitaria. “El yo y lo ajeno están entrelazados. La psiconeuroinmunología ha incorporado teorías que nos ayudan a definir el yo. El yo, dice Tauber, no es una constante genética, es aquello que da soporte a la estructura genética del individuo y de su historia, en tanto que ésta se configura a lo largo de un camino imprevisto.”
Dos entrevistas interesantes. “No sé qué vamos a hacer con tanto idiota cuando termine la pandemia”, Albert Espinosa, contador de historias con alma de ingeniero industrial, estrena ‘Los espabilados’ en Movistar +. Entrevistado por Virginia Drake. “Los colegios tienen asignaturas equivocadas, tendrían que ser al aire libre y más emocionales y relacionadas con el dolor, la muerte, el amor, la ternura y el sexo.” “La muerte hay que normalizarla porque, si aprendes a morir, aprendes a vivir. (…) La vida hay que verla de lejos, de cerca no tiene sentido”. “Ya he hecho la lista de las personas que no quiero tener cerca en mi vida”.
Michael Sandel, profesor estrella de Harvard, cuyo último libro -comentado en este Blog- analiza los peligros de la meritocracia mal entendida, entrevistado por Inés Martín Rodrigo. “Hemos perdido la capacidad de escucharnos”. “La pandemia refleja el aumento de la desigualdad”. “El lado oscuro del ideal meritocrático es que corroe el bien común, genera soberbia entre los ganadores y humillación a quienes se quedan atrás”. “El Partido Demócrata tiene que ser autocrítico, aunque es el Republicano el que tiene que decidir cómo asumir el legado de Trump”. “Necesitamos un discurso político moralmente más sólido que el tecnocrático que ha predominado en las últimas décadas”.
“La tercera edad se ha asilvestrado”, opina mi amigo Adolfo Ramírez, empeñado como un servidor en que los Silver asuman la empleabilidad que merecen. Entrevistado por Miguel Ors Villarejo, considera que “se nos está arrinconando”. “Reivindico a la generación Silver (entre 55 y 75 años). Somos gente con experiencia, ganas y un estado físico que nos permite acometer proyectos impensables para nuestros padres y nuestros abuelos, pero la sociedad no lo ha entendido y está cometiendo una injusticia”. Somos el 31% de la población, 15 millones de personas en España. Ya verá cómo a través de iniciativas como Vida Silver o como Generación SAVIA vamos a llegar a 3 M (el 20% paretiano) y a cambiar las cosas. En Vida Silver un servidor escribe sobre el “Adiós a las empresas silverofóbicas” y en la revista ORH de marzo sobre ‘Tom Brady y el Talento Senior’. No nos vamos a dejar arrinconar.
‘Madrid, epicentro de la oposición venezolana‘ , por Jesús Ruiz Mantilla. 400.000 venezolanos en nuestro país, que también es el suyo. “En España recuperé la sensación de respirar y que el espacio público te pertenece” (Ana Aquilina Azcárate). “Venezuelan Express integra a 355 periodistas de nuestro país exiliados en España” (Carleth Morales). “Yo quiero ser el carpintero de la unidad de la oposición venezolana” (Leopoldo López).
Mi gratitud a José Antonio Marina, Rosa Montero, Nieves Mira, David Dorenbaum, Albert Espinosa, Michael Sandel, Adolfo Ramírez y Jesús Ruiz Mantilla por sus ideas. Y mi recuerdo al profesor Tomás y Valiente, de mi universidad, la UAM, jurista asesinado en su despacho por la banda terrorista ETA hace 25 años. Su magisterio estará siempre en nuestros corazones.
La canción de hoy, de Whirney Houston, I’m your baby tonight’
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