Ayer por la tarde, desde Elche (Brandty) y Alicante (Sanitas) celebramos la primera presentación del libro ‘Liderazgo Brain-Friendly. Los nueve hábitos de la mente eficaz’ con una fórmula muy innovadora: nueve ponentes de empresas humanistas que contaban cada uno de los hábitos desde la experiencia de su organización. Mi gratitud a Sanitas, a Brandty, a l@s ponentes y a las más de 200 personas inscritas.
Cristina Mulero, experta en Marca Personal y CEOactivismo, CEO de Brandty, actuó de maestra de ceremonias junto al Dr. Álvaro Bernabéu, Director Territorial de Sanitas. Soledat Berbegal (Actiu) presentó el hábito de Activar el Propósito, Arantzazu Valera (Vectalia) de Elegir la idea en tu cerebro y Gines Cortés, Visualizar lo que vas a a conseguir, los tres hábitos de Dirección. Cecilia Coll (Laboratorios Quintón) el de Mindfulness y Sueño, Álvaro Bernabéu y Pablo (Sanitas), los hábitos de Alimentación sana y Ejercicio físico, respectivamente; los tres hábitos de autocuidado. Guzmán Martínez (Brandty) presentó el hábito de Conversar con personas tónicas y evitar las toxicas, Eduardo Blanes (Levantina) el del Optimismo inteligente y Nuria Moreno (Alzis) el de Aprender continuamente, los tres hábitos de Desarrollo. La gratitud (a los demás, a la vida, a un@ mism@) es el paraguas de los 9 hábitos para un Liderazgo neuro-saludable. Muchas gracias a tod@s vosotr@s.
Hoy se cumplen 8 meses (también un Viernes 13, como las películas de terror) desde que el presidente Pedro Sánchez anunció el estado de alarma. ¿Cómo “celebrarlo”? En el Relay de la estación del AVE Alicante Terminal esta mañana he adquirido ‘CORONA. Política en tiempos de pandemia’, de Pablo Simón (Arnedo, 1985), profesor de ciencia política en la Universidad Carlos III especialista en sistemas electorales y partidos políticos.
Publicado el pasado mes de octubre CORONA encierra una hipótesis política con tres premisas: todos los agentes implicados tienen un profundo sentido de humanidad (podrán tomar malas decisiones, ser tontos de remate, pero no son malas personas); los cargos públicos han gestionado con información limitada y la crisis del Covid-19 tiene dos caras, como el Dios Juno: acelerar dinámicas de transformación y ralentizar otras. En cada una de las respuestas del profesor Simón (no confundir con Fernando Simón), un servidor se mojará en su opinión.
Mundo interconectado y riesgos compartidos. La Globalización 4.0 nos ha traído este virus. Pablo Simón se refiera a la creciente globalización y a las 3 D: Deuda, Desempleo y Desigualdad. ¿Ha matado la pandemia a la hiperglobalización? Particularmente, yo no lo creo. Ha reducido muy considerablemente la circulación de personas por el cierre de fronteras (incluso autonómicas, en el caso de nuestro país), pero no el movimiento de ideas y de capitales. Por eso Zoom, prácticamente desconocida hace 8 meses, vale más que las siete principales aerolíneas del mundo juntas. ¿Estamos ante “la trampa de Tucídides”(una tensión estructural entre la potencia emergente y la decadente, como ocurrió con Atenas y Esparta, Cartago y Roma, los Habsburgo y Francia, los galos y los británicos? Me temo que sí. Y, paradójicamente, la era Biden puede acelerar, como ya ocurrió con el cuatrienio de Trump, el ascenso del “país central” (como los chinos llaman a su nación). Vamos, dice Pablo Simón, hacia un mundo más “hobbesiano” (el Leviatán, el miedo). La paradoja es que en ese mundo que usa el miedo desde los medios, la libertad, la responsabilidad, el talento en definitiva (que se nutre de humildad y generosidad) cada vez es más valioso. Nos lo enseñó Erasmo en el Renacimiento: “En el país de los ciegos, el tuerto es el rey”.
¿Democracia o que cace ratones? Simón explica certeramente que quienes mejor han gestionado la crisis sanitaria son quienes ya habían sufrido el SARS y otras pandemias, y por tanto no han abusado del “sesgo de optimismo” (“a nosotros no nos puede pasar”), no tanto el régimen político como pueden sugerir los amantes de la armonía confuciana y la Dictadura Democrática Digital (concepto del coronel Pedro Baños, que suscribo). Creo que el éxito también ha estado en el Liderazgo Femenino, que es cultural y no biológico, de Firmeza Compasiva, que representa en política mejor que nadie la reelegida Jacinda Ardern y espero que pronto, desde el “star system”, la VPOTUS Kamala Harris. Sí, como escribe Pablo Simón, la democracia condicional es una democracia convaleciente en pleno autoritarismo viral (polarización) y más allá del “state capacity” (la admiración weberiana por la burocracia), el éxito o no es cuestión de autentico Liderazgo o de falta del mismo. Si no lo mides, no lo consigues.
Decidir en tiempos de pandemia. Platón ha sido ultrajado, porque se habla mucho de expertos y en general se les tiene muy poco en cuenta. La política (en nuestro país, la ideología) impera y ha imperado, desde una visión muy cortoplacista. ¿Dónde está la grandeza de la colaboración, la de la Transición española y los pactos de la Moncloa? El reencuentro, tras el confinamiento absoluto, ha sido una exposición del Museo del Prado. El Liderazgo que no es integrador es mera jefatura de estrechez de miras. ¿Y qué decir del CCAES, creado en 2004, de Fernando Simón, figura que ha tratado de imitar a Jérome Salomon en Francia, Anthony Fauci en EE UU o Christian Dorsten en Alemania? Por sus hechos (y sus contradicciones) ya le conocemos. Para desviar la atención, no tiene precio. El autor nos habla de virar la nave (la batalla de Borodino, 1812, narrada en Guerra y Paz de Tolstoi) y las señales (¿cortinas?) de humo, cuando el dirigente domina el framing.
¿Quién pagará por la plaga? Pablo Simón nos habla del “rally round the flag” (agruparse tras la bandera) de George W. Bush tras el 11-S (si Aznar lo hubiera hecho tras el 11-M, posiblemente el difunto Rubalcaba no habría logrado la presidencia para Zapatero). Cuando se desatan los elementos, el gobierno puede parecer impopular. Veremos, con una población poco educada a merced de canales de Tv bien subvencionados. “¿Fuiste tú el culpable o lo fui yo?”, pregunta el autor. Dependerá del éxito del relato.
El Estado del Bienestar en tensión. La Sanidad, por supuesto, pero también la Educación y la Justicia. El contrato social de la posguerra debe ser renovado, porque se ha convertido en un nido de clientelismo y patronazgo, cuando no de corrupción. Hay reformas pendientes (estoy con J. A. Marina y Carmen Pellicer en que la de nuestro sistema educativo es urgente) y la “pandemia federal” ha demostrado que nuestro Estado de las Autonomías es en general de cartón piedra, más allá del oropel. ¿Tan difícil era, en enero, en marzo, en noviembre, el T3 de Test, Trazabilidad y Tratamiento? El profesor Simón señala que el Principado de Asturias destacó en gestión del virus (con un Test del HUCA), Murcia, por su contención; La Rioja, por la trazabilidad; la Comunitat Valenciana por el aprovisionamiento internacional (la experiencia de la información) y Castilla-León por su transparencia (fruto de su carácter). ¿Y si hubiéramos aprendido unas de otras en una nación de más de 500 años de antigüedad?
La semilla de un nuevo pacto social. Unidos en la hecatombe, tememos que lleguen los populistas. Como especialista en partidos, Pablo Simón separa a la izquierda poscomunista (el verdadero populismo, mesiánico, de propuestas de soluciones simples a problemas muy complejos desde la ingenuidad de lo teórico) de la nueva derecha radical (un servidor prefiere llamarles “ultranacionalistas”). Estamos, como dice el autor, surfeando en un tsunami de desigualdad. Conviene recordar que la educación es el mejor, tal vez el único, ascensor social.
Los polvos y los lodos de la Unión Europea. Pablo Simón parte de las disculpas de Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, a Italia (3 de abril de 2020): “Cuando hacía una respuesta más europea, muchos pensaban en sus propios problemas”. Y así seguimos. Esperamos el maná de los fondos (euros por proyectos que deberían generar valor) pero el talento colectivo brilla por su ausencia. ¿Qué fue de los Kohl, Mitterrand, Felipe González o Margaret Thatcher? A perro flaco, la división de la UE entre este (Hungría, Polonia, etc) y oeste, Brexit incluido. Simón se refiere al “pavo de Hamilton”, la parábola de Bertrand Russell sobre el pavo engordado diariamente… hasta el día de navidad, en que cambió su suerte. ¿Le pasa esto a los partidarios de la Unión Europea?
Tiempos de infodemia. Hemos pasado del tecnoutopismo al ciberdesencanto, con una enorme influencia política de redes plagadas de “fake news”. La verdad es un artículo de lujo, y no digamos en “la reina de la casa” (la caja tonta, más peligrosa que nunca), donde el “infoentretenimiento” se impone.
Lo que nos cambia la pandemia. Es una pandemia (im)presionante (tenia razon Jesulin de Ubrique en que son dos palabras), con menor numero de niños (en España, en 1990 el 25% de la población eran críos y ahora son el 17%, con una tasa de hijos por mujer de 2’8 en los 60 y 1’3 en 2020), más divorcios (35% más que en 2019), riesgo de repetir curso y teletrabajo masivo (y mal implantado en general). Individualización del ocio (Netflix) y problemas de salud mental (las personas agobiadas han pasado del 20% al 40%).
El deber de aprender. Coincido plenamente con Pablo Simón: ahí está la clave. Transformar el Estado posglobal, repensar el contrato social, adaptarnos a nuevas maneras de vivir. O aprendes de lo ocurrido o estas obligado a repetirlo. El autor se pregunta si saldremos aprendidos, y concluye: “La tentación del olvido es demasiado grande. No creo que nos lo podamos permitir”. Yo tampoco. Un cerebro comodón tiende a repetir sus viejos hábitos, las rutinas de siempre. Un Liderazgo neuro-saludable es consciente y se esfuerza de verdad por implantar e interiorizar los hábitos más eficaces: de Dirección, de autocuidado, de desarrollo.
Gran libro. Mi gratitud y admiración a Pablo Simón por sus brillantes reflexiones. Ya había leído El príncipe moderno y ahora seguiré sus escritos más de cerca.
La canción de hoy, ‘The tide is high’ de Blondie (1980). Surfea la ola.
The tide is high but I’m holdin’ on
I’m gonna be your number one
I’m not the kinda girl who gives up
y la versión de Atomic Kitchen (2001)
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