Se cumplen hoy 3 meses desde aquel fatídico “Viernes 13” en el que el gobierno nos mandó a confinarnos durante un rato (estado de alarma quincenal, que se ha prorrogado sucesivamente) hasta convertirse, 90 días más tarde, en parte de nuestra condición humana.
He decidido celebrarlo de dos maneras. Con una canción de Gilberto Santa Rosa, ‘Lo nuestro es un amor para la historia’
y leyendo el nuevo libro de la gran Marta García Aller, una de las mejores periodistas de nuestro país. MGA es docente (IE Business School, ICADE) y periodista de prensa (El Confidencial), radio (Onda Cero) y TV (La Sexta). Tras el exitazo de ‘El fin del mundo tal como lo conocemos’ (2017) llega su cuarto libro, ‘lo imprevisible. Todo lo que la tecnología quiere y no puede controlar’. Un texto que, sí o sí, tienes que leer este verano. Me agradecerás el consejo.
¿Por qué Marta tiene un talento periodístico tan especial? Porque cuenta con tres grandes activos:
- Sabe a quién tiene que entrevistar (talento llama a talento): en esta época de holgazanes que se conforman con preguntar al primero con el que se encuentran, distinguir el grano de la paja vale su peso en oro. En este libro Marta entrevista a más de 100 expert@s, pero expert@s de verdad, no meros ocurrentes.
- Sabe qué preguntar. Es habilidad clave de los mejores entrenadores y los mayores maestros, la calidad de la conversación. No se trata de refrendar la tesis previa, sino de saber más y mejor.
- Condensa la información para generar conocimiento. En esta era de “Big Data”, el pensamiento conceptual marca la diferencia.
Como “la humanidad no puede soportar tanta realidad” (T. S. Elliot), necesitamos periodistas de l@s grandes, como Marta García Aller, Vicente Vallés, Lucía Méndez o Teresa Viejo, para que nos acompañen en el pensamiento crítico.
MGA divide el libro en “fases”: cero, uno y dos.
Fase 0. Lo imprevisible es la clave del futuro (futuro no, presente). 2020, que iniciaba la década dorada del progreso tecnológico y la robotización, paralizado por un virus. “Tanto algoritmo y tanto big data y cuando llega la gran pandemia nos tenemos que encerrar todos en casa como en tiempos de Bocaccio, pero con wifi”. Toda época tiene su crisis, pero esta tiene que ver con el futuro de la democracia (Mary Beard). “Cuanto más nos empeñamos en medirlo todo, más nos preocupa lo imprevisible”. La IA reproduce sesgos que no entiende, porque nunca será inteligente en realidad. ¿Esto se pudo prever? Lo hizo Wimbledon, que paga un seguro contra pandemias con una prima de 1’7 M € desde hace 17 años, y los comités éticos de los hospitales (¿a quién salvar en caso de colapso?). Marta emplea la metáfora de la rana que hierve (un servidor también lo hizo, cosas de la causalidad, en ‘El virus que reseteó el capitalismo’) y cita el caso estonio (gobierno digital) y su petición para “pensar lo imposible” para sobrellevar el confinamiento.
Fase 1. De menos imprevisible:
- Los viajes. “La parte más interesante de la historia siempre empieza cuando alguien se desvía del camino”. Marta nos habla de mapear el mundo, de Waze, el primer vehículo autónomo (la mula de su abuelo Santiago en una comarca leonesa), del fundador de Tesla (que nunca se montaría en un robocar).
- Los gustos. Elena Gil, CEO de Luca (Telefónica) y los espías de los datos, la paradoja de la mermelada (el exceso de opciones nos desanima), las plataformas como Netflix, HBO y compañía, el lado oscuro de medirlo todo y el Almax de la incertidumbre (discriminación por asociación, Sandra Watchner, Oxford). Pierre Bourdieu lo llama simplemente “gusto”.
- La seguridad. De la videovigilancia en Marbella a China. La biometría: Gulliver, Sherlock Holmes y el doctor Jeckyll. Pagar por la cara y el fin de las persecuciones (Robocop llevaba un Ford Taunus).
- La confianza. Sustituimos la intuición por las estrellitas para elegir hoteles o cuidadoras (Nannyfy), conocemos a 150 personas (el número de Dunbar), obtenemos crédito social (Xinyuan Wang, UCL). Elogio del conocimiento tácito (intuición) y del derecho al olvido.
- El amor. Esposas (hologramas) por encargo, robots sexuales (Satisfyer), slow dating. Las bicis como nivelador social y el Tinder de los balcones.
- La impaciencia. Leemos más, pero diferente. Se recomienda el “huevoneo” (el aburrimiento es necesario y maravilloso para el cerebro), aunque tenga mala reputación. Sin ese incentivo, seríamos menos adaptables al cambio. Leer diferencia a los transhumanos de los hamsters (con un smartphone en la mesa nuestra productividad cae del 17 al 30%). Cuidado con la tiranía de la inmediatez: “Culpabilizamos al otro por nuestras urgencias” (Lasén Díaz, Mediaciones tecnológicas).
- La salud. Cómo saber si alguien será calvo, bajito o tiene los 3 rasgos malignos (psicópata, narcisista y maquiavélico). Cuidado con la discriminación genética à la Gattaca. Medicina personalizada, pulseritas espías y app de citas genéticas. Stephen Hsu (Michigan State University): clasificar los embriones por el coeficiente intelectual potencial.
Fase 2 …a más imprevisible.
- El empleo. En la 3ª revolución industrial, las máquinas sustituían a los humanos; en la 4ª, lo complementan. Sophia fue la atracción del World Mobile Congress; Amelia (IPsoft) es un robot que resuelve problemas. Conversaciones falsas y despidos verdaderos (como el de Estíbaliz, administrativa en Gran Canaria, 2018). Singularity Experts te dice cuál debe ser tu profesión en el futuro (la de MGA es experta en ética de la IA; abogada, que no quiere ser).
- La naturaleza. Pronóstico del tiempo, selfis en el volcán, futuro del vino (desertificación del 74% del territorio español).
- La justicia. La distopía de Minority Report (2054), los cálculos de Synergic Partners, jueces automáticos que deciden las penas.
- La verdad. Deepfakes: no nos podremos fiar de nuestros propios ojos, la red llena de mentiras, gepolítica de la posverdad (Brexit, Trump y lo que vendrá) y ser inmunes a la verificación (Dan Ariely, Dan Kahan: razonamiento protector de la identidad). “La gente más formada suele ser la más dogmática en sus pareceres y la menos proclive a cometer errores”, David Robson, La trampa de la inteligencia. Fake news a medida: Cambridge Analytica. Cierre cognitivo (Arie Kuglanski). La incertidumbre bien llevada puede ayudarnos a ser creativos.
- La estupidez. Venta de piedras, de agua del grifo de Manhattan, empresas con nombre Blockchain (+189% de valor en un día), Museo del fracaso (que fracasó). “Los tiempos cambian, pero la estupidez permanece, contemos con la tecnología que contemos”. Los estudios de Lucien Jerphangon sobre la estupidez, las reglas de Carlo Cipolla, la falta de sentido común. Las máquinas ganan al ajedrez, pero no a las damas. “Entender que el gallo canta porque sale el sol y no al revés todavía es complicado para un sistema de IA”. “La estupidez natural representa un peligro mucho mayor para el futuro de la humanidad que la IA”. Ya lo escribió Erasmo de Rotterdam en su Elogio de la locura (en realidad, Elogio de la estupidez): “¡salud, celebérrimos devotos de la sandez, aplaudid, vivid y bebed!”. ¡Ay, si el cobarde Erasmo hubiera acompañado a Carlos V desde Alcalá de Henares!
- El humor. Las máquinas no pueden reírse de los chistes. “El humor es la respuesta natural para vivir en un mundo lleno de conflictos” (Scott Weems, neurocientífico cognitivo estudioso de la risa).El humor parte de la sorpresa (Roger Levy, MIT). Carmen Aguilera (El Intermedio), Leo Harlem, Agustín Jiménez, Leo Bassi, Carlos Latre. Marta concluye: “El día que las máquinas se rebelen, la ironía será nuestra salvación. Propongo que la utilicemos para organizar la resistencia. El humor es, al fin y al cabo, el mejor antídoto para el miedo. La risa, esa inteligencia irracional, sí que es imprevisible. ¡Utilicémosla! Eso las desconcertará. No estoy segura de que así consigamos vencerlas. Pero, ¿y lo que nos vamos a reir?
¡Bravo, Marta! El país de la calidad de vida: Clima, Gastronomía, Buena gente, Cultura (Quijotes como Velázquez, Goya, Picasso, Dalí, Sorolla, Murillo, El Greco, Falla, Pau Casals o el maestro Rodrigo), es también el país del humor.
En honor a Marta García Aller y su espléndido nuevo libro, ‘El sendero de Warren Sánchez’ de Les Luthiers en “Grandes-Hitos” (1995).
y Faemino y Cansado, “Charcutero contra neurocirujano”
“Los algoritmos no siempre están preparados para sortear la manipulación. Tampoco están a prueba del miedo, ni de la ineptitud política, ni de la estupidez humana” (Marta García Aller).
La canción de hoy, ‘Make someone happy’ de Jimmy Durante en una preciosa versión femenina.
Siempre me recordará a la película ‘Sleepless in Seattle’ (Algo para recordar) con Tom Hanks y Meg Ryan (1993).
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