Rosita Moreno fue una gran actriz del Hollywood de los años 30. Nació en 1907, de padres maños, y se crió en México y en Nueva York. Hizo ‘La violetera’ en el Palace Thatre (templo de los Hermanos Marx). Entre 1931 y 1933 rodó 15 películas. Al año siguiente, ‘Atención, señoras’ con Cary Grant. Y en 1935, nada menos que ‘El día que me quieras’, con Carlos Gardel, producida por la Paramount y rodada en Nueva York. Es una de mis canciones favoritas:
Rosita Moreno volvería a rodar con Gardel ‘Tango Bar’, otro gran éxito. Formó parte del Hollywood Victory Commitee (actrices y actores que animaron a las tropas durante la II Guerra Mundial), con Bette Davis y Clark Gable. Se casó con un ejecutivo de la Paramount, hizo algunas películas más y en 1961 Marlon Brando la contrató como asesora para ‘El rostro impenetrable’. Falleció en 1993 y está enterrada en el cementerio católico de Holy Cross, en Culver City (California), en una zona llamada ‘The Grotto’ (La Gruta), junto a Rita Hayworth, Bela Lugosi, Bing Crosby, Sharon Tate, Jimmy Durante, Charles Boyer, Loretta Young o John Ford. Gracias, Silvia Cruz Lapeña, por rescatar a esta gran actriz olvidada por la Historia.
También en El País Semanal, una interesante entrevista de Virginia Collera al escultor angloindio Anish Kapoor (uno de mis artistas contemporáneos preferidos; he tenido el placer de ver exposiciones suyas en el Guggenheim de Bilbao y en Londres). De padre indio y madre israelí, nació en Bombay y a los 16 se trasladó al estado hebreo, y de ahí a Londres a estudiar Bellas Artes. Ganador del premio Turner en 1991, ha expuesto en la Tate Modern y en la Royal Academy of Arts. Acaba de inaugurar una exposición en Oporto: “Works, Thoughts, Experiments” (Jardines de la Fundación Serralves, hasta enero de 2019). “Mis orígenes son importantes, pero me niego a que todo gire en torno a mis raíces indias. Debemos superar la etiqueta del origen exótico (…) Esto se llama neocolonialismo”. “Mira lo que está sucediendo en el Reino Unido con el estúpido Brexit, que es de una ignorancia imposible de creer, ¿cómo ha podido pasar? Por mucho que el contexto no sea el más propicio, como artistas tenemos que ser radicales para tratar de desbancar tales ideas”. (En Londres, 1973) “Compartíamos la sensación de que podíamos pelear para lograr algo diferente. Ahora la única libertad es para comprar. Todo está a la venta. Y la sociedad está muy dispuesta a hablar sólo en términos económicos. Debería darnos vergüenza”. “El problema para los artistas de hoy es la omnipresencia del mercado (…) creo que los artistas debemos ser conscientes del problema: si el arte se convierte en otro producto debemos preguntarnos si no está perdiendo parte de su valor. El dinero es mitológico, no es una mera transacción (…) Este aspecto del dinero representa un gran peligro para quienes nos dedicamos al arte”. “Hay artistas que acaban haciendo obra sobre dinero. Eso me aburre. El dinero simplemente forma parte del contexto en el que se desenvuelve tu obra. Nada más”. “El Brexit es una vergüenza nacional. Europa es una gigantesca estructura burocrática, pero solo puede cambiarse desde dentro. Si estás fuera, estás fuera”. Anish Kapoor piensa que Londres, que era una ciudad muy liberal, ha vivido un retroceso a los 70. En el 2015 protagonizó una marcha con Ai WeiWei para concienciar sobre los refugiados. “La tensión ha desaparecido. Y estamos quizás ante uno de los más grandes conflictos éticos de la humanidad. Podría decirse que la guerra en Siria es una razón por la que tenemos Brexit. Hay una excepcional falta de Liderazgo, que muy pocos se atreven a decir”. Sus padres fueron refugiados, y donó el millón de dólares del premio Génesis (concedido a judíos relevantes) a organizaciones que ayudan a los refugiados. “El conocimiento es tremendamente problemático, especialmente para los artistas. Nosotros queremos bucear en nuestro subconsciente y arrastrar a la superficie cosas con la esperanza de que surja algo sensible, humano, frágil, conmovedor, así que el conocimiento simplemente se interpone en el camino”. Así resuleve como artista la “paradoja del conocimiento”, actualizando el célere pensamiento de Saint-Exupéry: “Lo esencial es invisible a los ojos”. Por ello dice Kapoor que “su arte no tiene mensaje”, conmueve. Para lpos Juegos del 2012 diseñó ‘Orbit’. El entonces alcalde de Londres, Boris Johnson (Mr. Brexit, como le llama Anish) le pidió un tobogán para que fuera una atracción turística. El artista se negó y se lo ha pedido a un colega alemán, Carsten Höller. “La vida es demasiado corta para entrar en todas las batallas”.
Para Anish Kapoor, “el estudio es una práctica”. Acude a él cada día, es su ambición. Se pregunta: “¿podré colmar el potencial que parece estar ahí? ¿seré capaz de hacerlo? Porque el trabajo pasado no es una medida de nada”. “Supongo que el éxito te brinda la oportunidad de seguir trabajando, de sumergirte en las búsquedas que te motivan como artista. El mayor lujo de ser artista es que me permita el espacio y el tiempo para ir al estudio y hacer algo o no hacer nada. De pasar el tiempo pensando, trabajando. Eso es un gran lujo y, por supuesto, es el lujo del éxito”. Excelente entrevista. Gracias, Virginia.
Siguiendo con el arte, siempre imprescindible y aún más en nuestros días, Ismael Marinero (PAPEL de verano) se refiere al libro ‘El papel de mi vida’, con epílogo de Álex de la Iglesia: “Los actores son salvajes, intensos, maravillosos. Dúctiles, impredecibles. Los directores canalizamos su energía, intentando sacar el mayor provecho de su genio”. En el texto, de Andrés Arconada y Teresa Velayos, los autores entrevistan a 47 actrices y actores sobre el papel que cambió sus vidas. De ellos, Ismael elige un 20% paretiano;
- Doña Concha Velasco, ‘Tormento’ (1974), de Pedro Olea.
- Juan Diego: ‘Los santos inocentes’ (1984), de Mario Camus.
- Carmelo Gómez: ‘Días contados’ (1994), de Imanol Uribe.
– Emma Suárez, ‘El perro del hortelano’ (1996), de Pilar Miró.
-Maribel Verdú: ‘El laberinto del fauno’ (2006), de Guillermo del Toro.
- Verónica Echegui: ‘Yo soy la Juani’ (2006), de Bigas Luna.
- Luis Tosar: ‘Celda 211’ (2009), de Daniel Monzón.
- José Coronado: ‘No habrá paz para los malvados’ (2011), de Enrique Urbizu.
- Javier Gutiérrez: ‘La isla mínima’ (2014), de Alberto Rodríguez.
- Clara Lago: ‘Ocho apellidos vascos’ (2014), de Emilio Martínez-Lázaro.
He tenido el placer de ver las 10 películas. Son de lo mejor del cine español, en general rompedoras (disruptivas, como se dice ahora), con un estupendo trabajo de dirección de actores y éstos se han dejado el alma, en general, para demostrar su talento (su capacidad, su compromiso, su encaje en el contexto de la película). Personajes inolvidables como Santos Trinidad (Coronado), Malamadre (Tosar), Robles (Gutiérrez), el señorito Iván (Juan Diego), Rosalía de Bringas (Concha Velasco), Mercedes (Maribel Verdú), la Juani (Echegui), el etarra Antonio (Carmelo Gómez), la condesa de Belflor (Emma Suárez) o Amaia, la hija de Koldo (Clara Lago). “La mediocridad no sabe nada más que ella misma; pero el talento reconoce al instante al genio”, Arthur Conan Doyle.
Sobre temas empresariales, muy pocos artículos interesantes durante el fin de semana. Si caso, los relativos a Ramón Laguarta, nuevo CEO mundial de Pepsi, una empresa TOP (un lujo haberte conocido y tratado, admirado Ramón; seguro que lo harás de maravilla en tu nueva responsabilidad), y ‘Cuando tu jefe es tu propia marca’ de Carlos Hidalgo, por el sugerente título, algunas afirmaciones: “Hay muchas marcas que son nombres propios y siempre ha existido fascinación por líderes que saben imprimir su personalidad en los productos y en sus sectores -o, al menos, asociarlos- tales como Steve Jobs, Coco Chanel o Arthur Andersen”. Como ejemplo, Roberto Verino (lástima que no se incluya el más notorio de Tomás Pascual, que revolucionó la forma de comer de nuestros compatriotas). Antonio González-Rubí se refiere a trabajos “con componente de artesanía” y Ovidio Peñalver diferencia al líder (“con vocación de servicio”) del gurú (“El gurú vive drogado por su ego, utiliza a las personas sólo para conseguir más halagos y no tiene un equipo, tiene una corte”). “En un mercado que tanto énfasis en la reputación individual, es importante saber cuándo esa personalización puede obstaculizar e incluso hacer daño a las personas que trabajan en la empresa”.
Me temo que el tema está lejos de ser bien apuntado. No discrimina adecuadamente la Marca Comercial de la reputación del fundador, que es su Marca personal (Steve Jobs no está en la misma categoría que Disney, Andersen o Chanel). Hace falta ser muy valiente para poner tu nombre en la empresa (me quito el sombrero ante Don Tomás, que se jugó el todo por el todo asociando la Calidad a su apellido, y lo mismo pienso de ciertas empresas automovilísticas, de consultoría de comunicación, etc ). La alienación (falta de empowerment, de delegación efectiva) o alineación (con los valores y la cultura de la empresa, lo que permite actuar más libremente) es una cuestión de estilo de Liderazgo, no de Marcas. Y, con todo el cariño para mi querido Ovidio, con quien hemos compartido momentos importantes en los últimos 30 años, no entiendo la animadversión hacia los gurús (cuando son gurús de verdad, de los que nos “abren los ojos” ante la realidad, no los ignorantes pomposos) Algunos hemos tenido la fortuna y el honor de aprender directamente de David McCleland, de Warren Bennis, de Tom Peters, de Daniel Goleman, de Michael Porter, de Kaplan y Norton, de Peter Senge… y aquí en España de Santi Álvarez de Mon, Javier Fernández Aguado, José Antonio Marina, Mario Alonso Puig, José María Gasalla, Silvia Leal, Isabel Aguilera, Rubén Turienzo, Anxo Pérez, etc.
¿Aprender? Sí. El qué y de quién.
Hoy repito canción. ‘Hopeless devoted to you’, por Olivia Newton John, Una pugna entre cabeza y corazón.
La entrada Anish Kapoor, los mejores papeles y los directivos que dejan Marca se publicó primero en HABLEMOS DE TALENTO.