Precioso día éste de Sant Jordi, Día Internacional del Libro, en el que, como prueba de civilización, regalamos libros y rosas a los seres queridos.
Lo hemos celebrado en la Talent Tower, en nuestro espacio “book crossing” (donde nos prestamos libros) con varias sesiones dedicadas a libros que nos gustan, para compartirlos con nuestr@s compañer@s. En mi caso, a las 4 pm hemos hablado de ‘El Principito’ de Antoine de Saint Exupéry (1900-1944), del que se cumplen tres cuartos de siglo. Se trata de un libro de 93 páginas traducido a 300 idiomas del que se han vendido 140 M de ejemplares. Catalogado como “literatura infantil”, muchos tenemos la sensación de que es difícil de entender cuando eres un/a niñ@ y sin embargo adquiere un gran valor cuando el lector/a madura.
He tratado de extraer diez lecciones de Liderazgo de estas preciosas páginas.
– El valor de la Amistad: Antoine de Saint Exupery le dedica el libro a su mejor amigo, Leon Werth; pero no en 1943, sino “cuando era niño”. Es un texto que hemos de leer con alma infantil.
– Creatividad: El libro se inicia con una confesión del autor, piloto de profesión. De niño, dibujó una boa que se ha comido entero un elefante. Los mayores que veían el dibujo creían que es un sombrero. Ahora es un piloto perdido en el Sahara: “Viví así, solo, sin nadie con quien hablar verdaderamente”.
– Curiosidad: Hace 6 años, el piloto aterriza en el Sahara y mientras está arreglando su avión, se le aparece un niño rubio, El Principito. “Dibújame un cordero”. Una de las frases míticas del libro es “Caminando en línea recta no puede uno llegar muy lejos”.
– Soledad: en su planeta, el asteroide 325, El Principito sufre una vida melancólica. Así que sale del planeta en busca de un amigo. “La amistad es una virtud”, Aristóteles. Leemos en el libro: “Los hombres ya no tienen tiempo para conocer nada; compran las cosas ya hechas a los comerciantes; pero como no existen ningún comerciante de amigos, los hombres, los hombres ya no tienen amigos”.
– Vanidad: La flor de su planeta al final le dice que le quiere, pero no deja que le vea llorar, porque es muy orgullosa.
– En el primer planeta, el poder formal: el Rey. “No tolero la indisciplina”.
– En el segundo planeta, el vanidoso: “Tengo admiradores”.
– El tercer planeta, el bebedor: “Bebo para olvidar”. El señor colorado: “Conozco un planeta en el que vive un señor muy colorado. Nunca ha olido una flor. Nunca ha contemplado una estrella. Nunca ha amado a nadie. Nunca ha hecho otra cosa que sumas. Se pasa el día diciendo, como tú: “¡Soy un hombre serio! ¡Soy un hombre serio!”, lo que le hace hincharse de orgullo. Pero eso no es un hombre, ¡es un hongo!”
– En el cuarto planeta está el hombre de negocios. Posee cosas y está muy ocupado. “¿Y de qué te sirve poseer las estrellas?
-Me sirve para ser rico.
-¿Y de qué te sirve ser rico?
-Me sirve para comprar más estrellas”. Autocrítica: “Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo, que juzgar a los otros. Si consigues juzgarte rectamente es que eres un verdadero sabio”.
– El quinto planeta es el más pequeño de todos. Allí está el farolero, que sigue la consigna. “Y los hombres no tienen imaginación, repiten lo que uno les dice”.
– El sexto planeta,10 veces más grande, es donde vive el geógrafo.
– El séptimo planeta fue la Tierra. Ve a una serpiente, una flor, rosas, y el zorro: “No era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo”. Al zorro lo domestica (crear vínculos). “Si me domesticas -dice el zorro- mi vida se llenará de sol”. “He aquí mi secreto: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos”. “El tiempo que perdiste por tu rosa hace que sea tan importante… Eres responsable para siempre de lo que has domesticado”. El Principito comprende que la rosa es importante para él porque la ha domesticado: se siente responsable de ella.
– El guardagujas: “sólo los niños saben lo que buscan”.
– “lo que embellece el desierto es que en algún lugar hay un pozo”.
– El Principito echa de menos la rosa porque, aunque es vanidosa al hablar siempre de sí misma, se siente responsable de ella. “Si amas a una flor que se encuentra en una estrella, es agradable mirar el cielo por la noche. Todas las estrellas estarán florecidas”. “Mi flor, soy responsable. ¡Y es tan débil! ¡Y es tan ingenua! Tiene cuatro espinas insignificantes para protegerse contra el mundo”.
A Antoine de Saint Exupéry, de niño, sus padres le llamaban “el rey Sol”, porque tenía el pelo rubio y muy rizado. Igual que El Principito. Escribir el libro le sirvió para encontrarse con su propio niño interior.
Si te encontraras con tu niño interior, a los 10 años por ejemplo, ¿qué le dirías? ¿Qué te diría? ¿Qué te aconsejaría? “Todos los mayores han sido primero niños (pero pocos lo recuerdan)” (en la dedicatoria a León Werth). Sí, pocos lo recordamos.
Saint Exupéry escribió ‘El Principito’ en plena II Guerra Mundial, exiliado de la Alemania nazi, y la publico en Estados Unidos (vivia en Nueva York y participo activamente para que EE UUU entrara en guerra). En la primavera de 1944 se alisto como piloto de reconocimiento en Cerdeña y Corcega. El 31 de julio realizo su ultima mision, sobre el valle del Rodano. Ya no regresaria.´
El libro es un canto a la libertad, a la amistad y a la curiosidad, semilla de la Learnability. De lo que tenemos sed es de amor.
Mi profunda gratitud a l@s compañer@s que habeis asistido a esta sesion del Dia del Libro. El Talento que no se comparta, se pierde. Y a Inmaculada Medina, nuestra responsable de Cultura Corporativa, por tan valiosa iniciativa parta a mente y el alma.
La banda sonora, de la más reciente versión cinematográfica de El Principito (2015):
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Aude Gagnier, J’ai dans le coeur (Somewhere only we know).
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