Estamos encontrándonos en muchas empresas clientes, tal vez demasiadas, la misma pauta organizativa: hablando en profundidad con sus CEOs (hayan venido ést@s de fuera de la casa o con muchos años en la misma), han hecho un esfuerzo considerable por configurar un equipo de alto rendimiento (“el mejor de la industria”, nos repiten) alrededor suyo… y de ahí, el abismo. La calidad directiva y profesional de los dos siguientes niveles de responsabilidad en la compañía es muchísimo menor, por no hablar de la primera línea de contacto con el cliente, que es la cara real de la empresa ante sus usuarios, sean otras empresas (B2B, Business to Business) o personas individuales (B2C, Business to Consumer).
La situación no es fruto de la mala voluntad de nadie (jefes que desean acapararlo todo, colaboradores acomodados que simplemente obedecen), sino de una estrategia más o menos deliberada, más o menos inconsciente. Una estrategia que, en el mundo del fútbol, el presidente Florentino Pérez llamó “de Zidanes y Pavones” con ambición de éxito y que se tornó en un gran fracaso.
Como sabes, Florentino Pérez (presidente de ACS) ganó la presidencia del Real Madrid en el año 2000 sucediendo a Lorenzo Sanz, con un proyecto que quería aglutinar “veteranos y noveles” (así se dice en el himno merengue) y que se llamó “Zidanes y Pavones”. Francisco Pavón Barahona es un exjugador madridista ocho años más joven que Zizou (toda una generación, en el fútbol como en la vida), que debutó con Vicente del Bosque en la temporada 2001/02 a los 22 años, cuya aparición fue esporádica dese 2004 y que llegó libre al Real Zaragoza en 2007. La idea de Florentino era invertir en los mejores jugadores del mundo, a razón de un “galáctico” por año, y rellenar el equipo con canteranos. En primero en llegar fue Luis Figo (verano de 2000). Cuando el elegido fue Zidane, al año siguiente, coincidió con Pavón.
Los “galácticos” eran una especie de iconos, en la línea de grandes fichajes de la mejor historia del Real Madrid como el húngaro Ferenc Puskas, el argentino Alfredo Di Stefano, el francés Raymond Kopa y el mexicano Hugo Sánchez. No siempre fue ésta la estrategia del club blanco: el Madrid “ye ye” de Manolo Velázquez y Ramón Grosso ganó la Copa de Europa de 1966, la “quinta del Buitre” de Míchel, Sanchís, Martín Vázquez, Pardeza y Butragueño, ganó cinco ligas consecutivas de 1986 a 1990.
Como la ejecución es el 90% de la estrategia, la estrategia (bonita en el diseño) fue un fracaso en la práctica. En la primera temporada de Zidane como jugador del Real Madrid, el equipo quedó tercero en la Liga (tras el Valencia y el Deportivo) y se produjo el “centenariazo” en el Santiago Bernabéu (la derrota del Real Madrid en casa, en la final de Copa del Rey, ante el Dépor), si bien el club consiguió “la novena” Champions en Glasgow. Al año siguiente, una Supercopa de Europa y una Intercontinental. Un bagaje que no era el esperado, dada la calidad del equipo. En las tres temporadas siguientes, el Real Madrid de Zidane apenas obtuvo una Liga y dos Supercopas de España.
Pero lo peor estaba por llegar para los “ZyP”. Verano del año 2003. El Real Madrid no va a por Ronaldinho (al parecer porque era “muy feo”) y prefiere atraer al inglés David Beckham. Y pierde al francés Claude Makelelé, un jugador de contención, que se marchó al Chelsea. La decisión acabó por desequilibrar al equipo, porque sin “clase media” (el club ofrecía salarios muy altos a las estrellas y mostraba muy poco cuidado con los demás), la propuesta quedó en un auténtico fiasco. El 17 de marzo de 2004, el Real Zaragoza le ganó al Real Madrid la final de la Copa del Rey y marcó el declive definitivo.
Las consecuencias fueron devastadoras: entre 2003 y 2007 el Real Madrid no obtuvo títulos y no pasó de dieciseisavos en la Champions League durante siete años, desde 2004 a 2011. Es lo que pasa cuando no se aprovecha el potencial, cuando se cree que el equipo es cuestión del talento de unas pocas estrellas y no de las mega-sinergias de un auténtico equipo.
Ni que decir tiene que los “pavones” no cuajaron en absoluto. Una “generación perdida” la de aquellos futbolistas: Óscar Miñambres, Raúl Bravo, Pavón, Rubén y Álvaro Mejía, Borja Fernández y Javier Portillo. Tras una temporada en blanco, Florentino Pérez dimitió el 27 de febrero de 2006 incapaz de reflotar la situación.
Volviendo a la empresa, esto significa que si quienes han de implantar la estrategia están mucho menos preparados, comprometidos y/o encajan mucho menos en la transformación cultural, la organización tiene un serio problema de crecimiento rentable, de eficiencia inteligente, de productividad continuada, de innovación generalizada y por supuesto de sostenibilidad a medio plazo. Afortunadamente, se puede hacer algo (antes de que sea demasiado tarde), pero el/la CEO y su equipo directo ha de tomar cartas en el asunto (no es un tema exclusivo “de Recursos Humanos”).
Pero volvamos al Real Madrid del presidente Florentino Pérez. ¿Aprendió la lección de los “ZyP”, de los Zidanes y Pavones? Florentino regresó a la Presidencia de “la Casa Blanca” el 1 de junio de 2009, con un proyecto con Jorge Valdano y, sí, Zinedine Zidane como asesor. Entonces contrató como entrenador al “ingeniero”, el entrenador chileno Manuel Pellegrini, e invirtió el resultado de una operación inmobiliaria (la ciudad deportiva del Real Madrid, donde hoy se sitúan las “cuatro Torres”), nada menos que 264 millones de euros, para contratar a ocho jugadores: el brasileño Kaká (el segundo fichaje más caro, tras el de Zidane, por 65 millones de euros), Karim Benzema (35 M €), Xabi Alonso (30 millones) y sobre todo Cristiano Ronaldo, proveniente del Manchester United, por 96 millones de euros. Florentino Pérez organizó el 6 de julio de 2009 la presentación más multitudinaria de la historia del fútbol. el espectáculo estaba servido. Entretanto, el Barça de Guardiola ganó en cuatro temporadas 2 Champions, 3 Ligas, 2 Supercopas de Europa, 2 Mundialitos, 3 Supercopas de España y 2 Copas del Rey (14 títulos en total). El Real Madrid de ZyP II, una Liga, una Copa del Rey y una SuperCopa de España. Hemos contado la catedrática Leonor Gallardo y un servidor el modelo de cantera de La Masía en el libro ‘Los mosqueteros de Guardiola’ (octubre de 2011).
Atención a los diez conceptos ineludibles para que tu empresa no sea de ZyP (como sabes, “zip” en inglés significa “cremallera”) sino que ofrezca una Propuesta de Valor sumamente interesante:
– Modelo de Liderazgo Propio
– Universidad Corporativa
– Mapa de Talento (con desempeño y potencial)
– Career Center (para tratar caso a caso la gestión de carrera, horizontal, vertical y transversal, de los profesionales)
– Directiv@s como líderes-“career coaches”, poniendo el énfasis en las “conversaciones de carrera” que reinventan la gestión del desempeño.
– Atracción de talento por competencias como curiosidad, actualización permanente y pensamiento crítico, además del encaje cultural.
– “Seducción” de Liderazgo por competencias como pensamiento conceptual (brillantez), iniciativa, persistencia y adaptabilidad, además de las competencias digitales (aprender, emprender y comprender valientemente).
– Compromiso serio de Exposición y de Experiencias más allá de la imprescindible Educación (formación para el aprendizaje).
– Desvinculación elegante (reposicionamiento) de todas las personas que hayan de salir de la compañía.
– Learnability (Aprendibilidad) en el alma de la empresa (20% del tiempo dedicado a salir atendiendo).
Las buenas noticias son que, si se hace lo apropiado, la empresa puede revitalizarse en 18 meses. Las malas noticias, que si no lo hace está “muerta” (defunción corporativa) y no se sobrevivirá a la siguiente generación de directivos, por falta de desarrollo, de atracción y de compromiso.
Ayer volví a ver ‘Nottin Hill’ (1999), en La 1, sin cortes publicitarios. Una deliciosa película romántica de estupendo guión (Richard Curtis, el guionista, era el propietario de la “casa de la puerta azul” donde vivía Hugh Grant en la película). Funciona, además de por el texto (con giros simpáticos) y la espléndida banda sonora, por la química entre los protagonistas (la fascinante actriz, Julia Roberts, y el librero del barrio londinense) y por lo secundarios: el “room mate” Spike (Rhys Ifans, que después veríamos como Shakespeare en ‘Anonymoous’ o en ‘Alicia a través del Espejo’) y el resto de la pandilla. El truco del neozelandés Richard Curtis (que escribiría después los guiones de ‘El diario de Bridget Jones’, ‘Love actually’, ‘Una cuestión de tiempo’ y nos tiene preparadas la secuela de ‘Mamma Mia’ y ‘La sirenita’) es que en esta pareja la estrella es la chica (She) y el fascinado es el chico. Si hubiera sido al revés, sería una de tantas y tantas historias. Se le “perdona” a Julia Roberts que trate indignamente, una y otra vez, a Hugh Grant. Si los roles hubieran tornado (el macho dominador, la chica desvalida), tal vez para el público no habría sido tan fácil.
En fin, en ‘Nottin Hill’ se invirtieron 42 M $ de presupuesto y recaudó 363 M $ (unas nueve veces). Un éxito de crítica y público. Entre los temas musicales (‘When you say nothing at all’, ‘Ain’t no sunshine’, ‘She’, ‘How can you mend a broken heart’, ‘Gimme some lovin’, ‘I do’, ‘From the heart’), me quedo esta vez con el tema de amor (‘Will y Anna’) del sudafricano Trevor Jones (1949) que colorea esta relación romántica tan especial.
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Tendríamos que darnos un paseo por Nottin Hill.
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