Hemos comenzado la semana, y el día del padre, con una reunión a primera hora con el DG de un grupo empresarial que ha sabido manejarse especialmente bien durante la crisis económica. En los momentos de supuesta bonanza (crecimiento del PIB con enorme desigualdad), está sufriendo la pérdida de talento. Un ejemplo más de que la Alta Dirección debe implicarse en la gestión de carrera de sus profesionales, para evitar que un incremento salarial ofrecido desde fuera se lleve a personas con talento y futuro.
De la prensa de ayer, quisiera destacar las ‘Ideas’ de José Antonio Marina sobre el estado reticular. En su libro ‘Las culturas fracasadas’ nos enseñaba un paralelismo entre los tres estados de la materia (sólido, líquido, gaseoso) y los de una persona (personal, masa y reticular). Cuando el individuo se integra en la multitud, suele perder su capacidad crítica y abdicar de su identidad propia. El estado reticular, que siempre hemos vivido en redes profesionales o familiares, sucede hoy en las tecnológicas. “Características del estado reticular son la hiperactividad informática y el reflejo de respuesta”. Ciertas voces expertas alertan de los problemas de este tercer estado, como Jason Lanier (‘El rebaño digital’) o Tim Berners-Lee, fundador de la www. Marina concluye: “El lenguaje, que es muy sabio, ha acuñado el término “viralizar”, que es una enfermedad.”
Isabel Munera citaba a Matthew Taylor, DG de la Royal Society of Arts de Londres: “Mientras no sepamos cómo van a ser los modelos de negocio, no vamos a poder saber cómo van a afectar realmente al empleo, aunque se publiquen muchas estadísticas y libros donde se den las cifras de cuántos empleos van a destruir los robots y cuántos se van a generar”. Mark Espósito (Harvard, Grenoble e IE) comentó en un encuentro sobre el futuro del empleo en la Fundación Rafael del Pino que “no debemos pensar que los robots nos quitarán el trabajo”, en las plataformas “la flexibilidad tiene que ir de la mano de la justicia y la sostenibilidad fiscal” y que “debemos usar las maquinas para empoderar al ser humano”. Al parecer, se habló de “la formación continua” (la learnability, en realidad).
Hoy en ‘Actualidad Económica’, que se regala los lunes con El Mundo, el economista Juan Ramón Rallo se pregunta si lo de la brecha salarial fuera un mito. “Hombres y mujeres no perciben remuneración distinta por el mismo trabajo”. La diferencia entre los 25.992 € anuales de los hombres y los 20.051 € de las mujeres, inadmisible de todo punto, se explica por la diferencia entre las féminas (24’1%) y los varones (7’3%) ocupados a tiempo parcial, el número de horas semanales trabajadas (36’4 frente a 30’4), los sectores (en el financiero la media es de 3.282 €/mes, en el energético de 3.153 €; en el sector doméstico, 1.254 € y en la hostelería, 1.431 €): la penalización salarial por maternidad es el del 20%. Además (y ésta es opinión propia, no del profesor Rallo, las mujeres directivas no llegan al 20% del total de esas posiciones). El equidad de género (que se logra con la inclusión consciente) va mucho más allá de la brecha salarial.
Francisco Oleo nos cuenta el “caso Pompeii”: tres jóvenes de 26 años (uno estaba en PwC, otro en un banco de inversión de Londres) que venden zapatillas por internet. Fundada en 2014, la empresa factura 2’5 millones de euros (65.000 pares de zapatillas en 2017). ¿Conseguirán consolidar la compañía? De momentos, tienen 17 empleados en Elche y 75.000 clientes. Suerte a los hermanos Vidri (Jorge y Nacho) y a Jorge Garrastazu.
El 19 de marzo conmemoramos el Día del Padre (San José) en esta parte de. La columnista Ángela Marulanda (El Colombiano.com) destaca en un valioso artículo que:
- Ser padres significa tener la valentía para aceptar lo que los hijos decidan hacer en su vida a pesar de que sus sueños no coincidan con los nuestros.
- Tener la audacia de arriesgarnos a soltarlos cuando se llega el momento en que inicien su propia travesía, sabiendo que se pueden equivocar o tropezar en el camino.
- Tener la humildad para reconocer nuestras faltas y el valor de corregirlas para ser un ejemplo vivo de lo que esperamos ver en ellos.
- Tener la libertad de expresar nuestro desacuerdo con sus acciones o decisiones cuando creemos que pueden ser perjudiciales para ellos o para los demás.
- Tener la sensatez para no actuar movidos por el orgullo herido cuando los hijos rechazan nuestra intervención en sus asuntos o decisiones.
- Tener la benevolencia para perdonarlos cuando nos ofenden o decepcionan y recordar que, en ocasiones, nosotros también lo hemos hecho.
- Tener la integridad para actuar siempre de acuerdo a lo que es correcto, justo y bondadoso porque nuestro ejemplo les enseña qué está bien y qué está mal.
- Tener la prioridad para dedicar nuestros mayores esfuerzos, no a ganar más dinero para darles más cosas, sino a dar lo mejor de nosotros para cultivar lo mejor en ellos.
- Tener la fe en que nuestros hijos serán buenos seres humanos gracias al ejemplo que les damos, el afecto con que los tratamos y los principios que les inculcamos.
- Tener la sabiduría para reconocer que nuestro deber no es hacer lo posible para que los hijos sean felices sino cultivarles las cualidades y los principios que necesitan para merecerse la felicidad.
- Tener la constancia de comenzar cada día recordando que criar a nuestros hijos significa disfrutar de ser las personas más importantes del mundo para quienes nos dan los mejores motivos para vivir, luchar y gozar”.
Valentía, Audacia, Humildad, Libertad, Sensatez, Benevolencia, Integridad, Esfuerzo, Fe, Sabiduría, Constancia: todo eso es ser padre (o madre). Gracias al mío, Juan José, y a mi hija Zoe, que me ha permitido serlo.
Las canciones que me evocan la fecha de hoy son de Barbra Streisand, de la banda sonora de ‘Yentl’. Primero, ‘Papa, can you hear me?’. Me emociona, al recordar a los seres queridos.
Y después, ‘A piece of sky’, que demuestra lo que puede crecer y aprender una persona como tú:
“Papa, watch me fly!”
La entrada Estado reticular, ser padre y la brecha salarial se publicó primero en HABLEMOS DE TALENTO.