Esta mañana he encontrado en la Librería Soriano el último libro de mi buen amigo Javier Martín sobre el Estado Islámico, subtitulado ‘Geopolítica del Caos’. Javier Martín es un periodista de raza, un historiador de la actualidad; valiente, riguroso, defensor como pocos de la libertad y de la verdad. Haber compartido con él el Challenge de 2014 en Israel y Jordania es algo que nunca olvidaré. Ahora está ejerciendo ese periodismo valiente y abnegado desde Túnez. Confío en que nos veamos pronto.
‘Estado Islámico’, publicado recientemente, nos cuenta cómo se ha gestado este proto-Estado declarado el 29 de junio de 2014 por Abu Bakr al Bagdadi (“el califa Ibrahim”, para sus acólitos). Tras la caída del Imperio Otomano, los acuerdos secretos francobritánicos de Sykes-Picot (1916) repartieron Oriente Medio en zonas de influencia. “Javier Martín huye de simplificaciones, deserta de generalidades, derriba estereotipos” (Cristina Sánchez, RNE, en el prólogo). El ISIS (Estado Islámico) es una amenaza mayor que una organización terrorista (Charles Lister, Brooking Institution). Su prioridad es la guerra santa, pero no es la única; el dinero fluye a raudales, las finanzas públicas son ejemplares, no hay corrupción ni dispendios, la sanidad y la educación son gratuitas, saben utilizar las redes sociales…
La región árabe atraviesa un periodo similar al posterior a la IIGM.
Javier y el profesor Sayig (King’s College) coinciden en que el inicio del caos se sitúa en el año 2000, cuando Hafez El Asad (presidente de Siria) instaura la dictadura republicana hereditaria. Su vástago preferido falleció en 1994 y le deja el país a su segundo hijo, un oftalmólogo de Londres. El experimento funciona y otros (como Hosni Mubarak en Egipto) tratan de copiarlo. En 2003, la invasión angloestadounidense de Irak (que el autor califica de “ilegal, chapucera y vengativa”). La caída de Sadam Husein refuerza el eje Teherán, Damasco y Beirut (ahora con el gobierno chií de Bagdad). El califa Ibrahim fue arrestado en enero de 2004 por tropas de EEUU y sus aliados musulmanes… y liberado en diciembre de ese mismo año. David Petreus montó en Irak en 2006 los “Consejos del Despertar” (milicias con señores del partido Baaz al mando) para luchar contra Al Qaeda. Cuando se retiraron las tropas occidentales, los Consejos volvieron a la insurgencia y finalmente al Estado Islámico.
El punto de inflexión fue la matanza de Hawiya (27 de abril de 2013), perpetrada por afines al primer ministro iraquí Al Maliki. Abu Bakr al Bagdadi era ya el líder del Estado Islámico en Irak (ISI). Un año después, proclamó el Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS). Es el primer líder yihadista de envergadura que no ha pasado por los campos de entrenamiento de Afganistán. Tiene una gran capacidad para convencer y anticipar las oportunidades. Su política es el terror y la solidaridad vecinal; económicamente, el estado funciona como la mafia: petróleo de contrabando, compraventa de armas, asalto de bancos y secuestro de extranjeros. Tiene 35.000 soldados de 90 nacionalidades.
En paralelo, uno de sus grandes enemigos: el movimiento chií Hizbulá, dominado por el jeque Hasan Nasrala.
Desde la caída del Sha en 1979 y la creación de una teocracia antiamericana en Irán, los EEUU se han apoyado en Israel y Arabia Saudi. Con el presidente Mohamad Jatami (1997-2005) hubo un primer intento –secreto- de acercamiento; ahora el panorama está cambiando.
La “primavera árabe” en realidad nunca fue, en opinión de Javier Martín. Arabia Saudí está “en el filo de la navaja” (es el título de un libro de Walter Lippman, periodista del Washington Post), por la renovación y porque China es ya el primer consumidor del crudo saudí. Israel comparte con Arabia Saudí la aversión por Irán, por el régimen de Siria y por Hizbulá. Y están los “Hermanos Musulmanes” (por quienes ha apostado Qatar), que atacan a todo estado democrático y moderno, y el papel de Turquía. “Siria es aún un inmenso charco de sangre, más dividido que antes si cabe y esclavo de la guerra civil, en el que chapotean si pudor los intereses geoestratégicos internacionales”. Suníes y cristianos, apoyados por Arabia Saudí, frente a chiíes (Irán, Hizbulá). “El destino del Estado Islámico está intrínsecamente vinculado a Siria. Y el futuro de Siria depende del desenlace de la guerra entre Irán y Arabia Saudí”. Javier opina que hay que repasar vetustas alianzas. “El Estado Islámico no es más que el reflejo monstruoso de la desigualdad y la desesperanza”. Gracias, querido Javier, por enseñarnos las claves del ISIS.
De la prensa de hoy, me quedo con los comentarios de dos mujeres líderes a las que admiro: Anna Tarrés y Judy Smith.
En la sección de deportes de El Mundo, la coach Anna Tarrés titula “España se ha precipitado al abismo”. Desde que ella se hizo cargo en 1993 hasta la primera medalla en un Mundial pasaron diez años (las 10.000 horas de práctica deliberada, ya sabes). El equipo se mantuvo en la excelencia hasta 2013, otra década, hasta que Anna se tuvo que marchar (despido nulo, según el TS). La Tarrés tiene sensación de vértigo (“¿será capaz España de salir del pozo en que se ha metido?”). en tres años, hemos perdido tres puestos. ¿Las causas? “Se ha perdido el nivel de perfección, la búsqueda constante de la excelencia y la innovación, que se traduce en coreografías que rompían estereotipos en un deporte, a veces, demasiado encorsetado”. Quedan 12 meses para los Juegos de Río “y mucho tendrán que cambiar las cosas para que España mantenga el podio que con tanto trabajo conseguimos en Pekín y en Londres”. Rusia y China en lo más alto, Ucrania y Japón por el bronce y luego Italia. En opinión de Anna, “España está más cerca del sexto puesto que del podio”.
Ya sabes que la Calidad Directiva es más del 60% de la productividad y la competitividad. Este es un nuevo ejemplo de ello.
Y Judy Smith, “la auténtica Olivia Pope”, entrevistada por Begoña Gómez Urzaiz en El País: http://elpais.com/elpais/2015/07/31/estilo/1438356059_436330.html
Begoña le pregunta a la mejor gestor de crisis de EEUU (cuyo libro ‘Escándalo’, he tenido el honor de prologar) por Bill Cosby y ella declara, muy profesional, que ella no habla de clientes.
“Obviamente, no resulta fácil pillar a Judy Smith en un renuncio ni hacerle decir una palabra de más o de menos. Esta experta en gestión de crisis lleva 20 años ocupando un segundo plano en las fotos cada vez que se produce un escándalo mediático en Estados Unidos. Su figura se hizo más reconocible durante el caso Lewinsky (a su pesar, porque la discreción es una de sus grandes bazas). Allá estaba Smith, guiando a la exbecaria de la Casa Blanca por el enjambre de fotógrafos que la seguía a todas partes. Desde entonces ha sido fácil reconocerla detrás o al lado de todopoderosos de la política, el entretenimiento o el deporte que se han visto envuelto en serios problemas.” Como con Kobe Bryant o SONY Pictures.
“Se entiende que Shonda Rhimes, la poderosa productora televisiva detrás de éxitos como Anatomía de Grey, quedara fascinada por ella cuando la conoció. Rhimes le prometió que crearía una serie basada en su vida y de ahí surgió Scandal, en la que Kerry Washington lleva cuatro temporadas interpretando a Olivia Pope, la versión de Smith en la ficción. “Bueno, yo no voy por ahí trasladando cadáveres ni mantuve relaciones con el presidente de Estados Unidos”.
“La jurista y experta en crisis, que fue subdirectora de comunicación del primer presidente Bush, acaba de publicar un libro hábilmente titulado Escándalo (Alienta) en el que traslada sus recetas para la gestión de crisis a la vida cotidiana. “Es muy útil”, asegura. “Lo primero es señalar cuál es el problema, qué lo está causando y después tratar de resolverlo de una manera honesta y pensada. Porque a menudo la tendencia cuando tenemos una crisis es no afrontarla y salir corriendo”.
“La apagafuegos ejerce también como productora ejecutiva de Scandal [en España se emite en Divinity] y aconseja a los guionistas a la hora de concebir las crisis a las que se enfrentan los “gladiadores con traje”, como Olivia Pope llama a sus asociados. Smith se refiere a los suyos como “superhéroes de la Liga de la Justicia”. Mantiene una excelente relación con Kerry Washington, que suele llamarla “al menos una vez por capítulo” para consultarle cómo afrontaría ella tal o cuál situación y ha calcado de ella varios detalles clave, como la tendencia a vestir de blanco y de firmas de lujo. “Es mi color preferido, pero yo no consigo estar tan impecable a todas horas como Olivia Pope ¡Nadie puede!”, dice.
Antes de que se empezase a emitir la serie, Smith llamó a su exjefe, George Bush padre, para alertarle. Bush bromeó con que le tentaba confirmar el affaire. “Sería bueno para mi reputación”, le dijo. Asesora tanto a republicanos como a demócratas en apuros y rechaza a muchos clientes.”
Su libro es uno de los mejores que puedes leer este verano. Nunca se sabes cuándo aparece una crisis a la que enfrentarse.