Vuelo de La Coruña a Madrid a las 6,45 de la mañana. Tras la maravillosa cena de anoche en “A las brasas”, apenas había dormido tres horas. Por la mañana, he podido descansar un poco más antes de la comida familiar.
He estado leyendo la revista Tiempo. En portada, ‘Los 10 de 2014’. Los diez españoles más destacados del año. El nuevo rey Felipe VI, dos políticos (los líderes de Podemos y del PSOE, Pablo Iglesias y Pedro Sánchez), dos deportistas (Marc Márquez y Mireia Belmonte), una banquera (Ana Patricia Botín), un obispo (monseñor Carlos Osoro), una historiadora (Carmen Iglesias, primera mujer en dirigir una Real Academia), una actriz (Clara Lago, protagonista de la taquillera ‘Ocho apellidos vascos’) y un chef (David Muñoz).
Este semanario incluye la versión en castellano de ‘El Mundo en 2015’ de The Economist, con algunos artículos sobre la situación española. En el año entrante, siempre según los articulistas, podemos vivir el final del bipartidismo, los posibles cambios en la Carta Magna, el cambio de ciclo de la economía, sorpresas en las municipales, autonómicas y generales, el final de los casos Nóos y Gürtel, la revolución digital, la ciberseguridad…
Lo que más me ha interesado de esta publicación ha sido la sección ‘Historias de la Historia’ de Luis Reyes, sobre “El rapto de la mujer más bella del mundo”. El Emperador Carlos V conquistó Túnez en 1535 y se convirtió en el último cruzado. Fue recibido en Nápoles por Giulia Gonzaga, “la mujer más bella del mundo” (“una diosa bajada del cielo”, según Ludovico Ariosto en su ‘Orlando furioso’). Nacida cerca de Mantua en 1511, fue una de las hijas del señor de Sabbioneta. Con 14 años y una belleza deslumbrante, fue desposada con el condotiero Vespasiano Colonna (que había tomado Roma por asalto). El marido la triplicaba en edad. A los 3 años, Giulia enviudó y se quedó como propietaria del Estado con la condición de que no se volviera a casar.
La mujer más bella del mundo organizó en el castillo de Fondi un “loco amabilis” (un lugar encantador) con poetas y humanistas.
La noche del 8 al 9 de agosto de 1534, el pirata Barbarroja pretendió raptarla para llevársela al sultán Suleimán el Magnífico. La armada turca desembarcó en Fondi, siguiendo un plan de Ibrahim Pachá, gran visir de Suleimán. El sultán tenía una concubina, Roxelana, que le dio hijos varones y alcanzó gran poder. El gran visir iba siendo desplazado por la concubina, convertida en esposa (Suleimán le otorgó carta de libertad, algo excepcional entre los otomanos).
El plan era llevar a Constantinopla a Giulia Gonzaga (de 23 años), regalársela al Sultán y que desplazara a Roxelana. El famoso pirata fracasó porque la “bella donna” logró escapar de su castillo, medio desnuda, ayudada por un criado. Barbarroja pasó a cuchillo a las gentes de Fondi y de la vecina Sperlonga. Giulia Gonzaga ordenó matar al criado que la había visto en traje de Venus.
La crueldad de los turcos empujó al Emperador cristiano a lanzar su cruzada sobre el norte de África. Tras la celebración del triunfo en 1535, la mujer más bella del mundo se quedó en Nápoles y se mantuvo lejos de los Colonna, familia de su difunto marido. Su amante, Ippolito de Medici, fue envenenado por un pariente. Giulia se refugió en el monasterio de San Francesco delle Monache. Por privilegio del papa Pablo III, no fue como monja sino como dama, la más bella del mundo. Pudo hacer lo que deseaba, como ayudar a Juan de Valdés, fugitivo de la Inquisición, desde 1533. La Iglesia no se atrevió a molestarla ni a ella ni a su protegido.
Fallecería en 1566, a los 53 años. Su correspondencia con el humanista Pietro Carnesecchi (1508-1567) le llevaría a la acusación de herejía tras su fallecimiento (su cuerpo fue quemada).
Belleza y talento. Una princesa que apoyó el humanismo renacentista y fue defendida por el Emperador Carlos.