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Cenicienta y el trabajo precario

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Martes y trece. Para mí siempre ha sido un día “de buena suerte”.

Me han recomendado la serie ‘The Diplomat’ (La Diplomática) en Netflix, creada por Debora Cahn y protagonizada por Ken Russell. Es la historia de Kate Wyler, la nueva embajadora de EE UU en Londres (la primera mujer en medio siglo), que es enviada a la capital británica cuando iba a ser destinada a Kabul, por una crisis internacional (un portaaviones inglés es bombardeado por los iraníes). En el primer episodio, la embajadora Wyler le dice a su jefe de gabinete: “No se puede despedir a Cenicienta”. Un thriller político interesante.

El “Síndrome de Cenicienta” lo describió la psicoterapeuta neoyorkina Colette Dowling, que publicó un libro con ese título (superventas del New York Times) en 1981. Es el miedo a la independencia por parte de ciertas mujeres, que las victimiza. Se hizo tan popular que en la película ‘Tootsie’ (1982), el personaje interpretado por Teri Garr le habla de él a Dustin Hoffman.

El pasado jueves, Pablo Blázquez, fundador y editor de Ethic, recibió el premio DUX al Liderazgo Emergente. “Si de algo estamos orgullosos, es de estar construyendo un espacio para el debate y la reflexión auténticamente plural”, dijo Pablo al recibir el galardón.

Ethic es una revista que leo desde hace tiempo. Me admira su Consejo Editorial: Adela Cortina, José Antonio Marina, Fernando Savater, Elena Herrero-Beaumont, Victoria Camps, Elena Pisonero, Eduardo Madina, José Ignacio Torreblanca, Cristina Monge, Alberto Andreu y, hasta su fallecimiento, mi querido Emilio Ontiveros. De lo mejor para la transformación social.

Te sugiero el nuevo número, el 56. La búsqueda de la belleza, defender a Putin, los límites de la IA, la evolución de la música del rock al reguetón, entrevistas a Frans Timmermans, la VP Teresa Ribera, Carlos Alsina y la profesora de Harvard Shoshana Zuboff (La era del capitalismo de vigilancia).

Elisa Arnaiz, PDG (presidenta y directora general) de ‘Talento para el futuro‘, escribe sobre el trabajo que cuesta encontrar trabajo. Según el último Informe del Ministerio del ramo, un tercio de los casos de depresión laboral se deben a la precariedad del modelo productivo. Un modelo que, todo ha que decirlo, es más precario que nunca: apenas el 10% de los contratos son fijos y, entre los temporales, la media es de menos de mes y medio.

La autora conecta esta terrible situación con la “renuncia silenciosa” (ir a trabajar con absoluta falta de compromiso). “Parece que nos da miedo algo tan simple y aparentemente básico como que todos tengamos suficiente dinero en nuestra cuenta bancaria a final de mes como para llevar una vida digna. Pero este miedo está siendo desplazado por otro sentimiento, quizá arrebato. Así, millones de empleados de todas partes del mundo han dicho basta y han decidido que si las empresas no van a retribuirles como es debido, ellos tampoco van a trabajar como se les exige. El quiet quitting o renuncia silenciosa está lentamente abriéndose paso en España.”

Además, ante un escenario tan desolador, muchos jóvenes cambian de trabajo por un poco más. Porque “sin salario digno, sin dinero suficiente para poder cubrir nuestras necesidades básicas, no hay futuro. Y si no hay futuro, por qué malvivir en el presente. Literal.

Elisa Arnaiz reclama “una cultura empresarial renovada en la que se remunere el trabajo como es debido”. No puedo estar más de acuerdo.

Este artículo me ha removido, precisamente desde el punto de vista del talento. Porque:

  • la clave de toda cultura empresarial (el modo en que se hacen las cosas en una empresa) es el liderazgo en términos reales. España, la economía nº 15 del mundo, es la 43º en calidad directiva. Deberíamos recuperar 28 puestos en el ranking internacional teniendo menos negociantes (que llevan “negocietes”) y más directivos y empresarios de verdad.
  • El liderazgo no se improvisa, y mucho menos “se hereda”. Se entrena desde claves como la inspiración y la integración, la imaginación y la intuición. Nos sobran jefes tóxicos y nos faltan auténticos líderes.
  • La “prueba del algodón” de que una empresa, sea pyme o grande, se toma en serio el talento es que sabe seleccionarlo. Nuestro país es el 116º del mundo en selección y desvinculación de talento (datos del Foro Económico Mundial). De cuarta división. ¿Tu empresa no tiene un “socio” de selección? Pues lo está haciendo de forma amateur.
  • El modelo de una empresa mide y gestiona la productividad, que es el “talón de Aquiles” de la economía española; lo otro son “negocietes”. El que paga poco y obtiene menos (renuncia silenciosa) es un cutre destinado a desaparecer; el que paga dignamente y, a través del compromiso, tiene profesionales felices y productivos, sale adelante. ¿Hemos de insistir en que la gente feliz es un 278% más productiva (Universidad de Warwick, 2015)?
  • Yo no creo en el concepto de “salario emocional”. El salario es salario; la compensación incluye elementos retributivos (retribución fija y variable) y no retributivos. Una empresa que no sabe gestionar adecuadamente la compensación (y son la gran mayoría) desperdicia su talento.
  • El compromiso, predictor de productividad, se “contagia”. Depende en más de un 70% de contar con líderes adecuad@s y no jefes tóxicos. La clave para elevarlo son las 3 E (en inglés) de Silvia Damiano: disfrute, vinculación emocional y empoderamiento. Todo un plan de acción. El/la responsable de la falta de compromiso de un equipo es quien lo lidera.
  • De los criterios ESG (medioambientales, sociales y de buen gobierno), la E y la G son condición necesaria, imprescindible; los criterios sociales marcan la diferencia en las empresas ganadoras. Sin empleo digno, aprendizaje, diversidad e inclusión, bienestar y felicidad y compromiso social (lo que el Human Age Institute llama “las huellas positivas”) las empresas no son íntegramente sostenibles, porque además del planeta han de ocuparse de la sostenibilidad de sus propios profesionales.

¡Hay tanto que hacer! Gracias, Pablo y equipo (incluyendo el Consejo Editorial) de Ethic, gracias Elisa por el artículo. Cuando sabemos lo que hemos de hacer y no lo hacemos, lo que nos falta es valentía. Como Cenicienta si no hubiera ido al baile.

‘Un sueño es un deseo de tu corazón’, de ‘Cenicienta’ (2015), dirigida por Kenneth Branagh y cantada por Lily James. “Have faith in your dreams and someday/ Your rainbow will come smiling through/ No matter how your heart is grieving/ If you keep on believing/ The dream that you wish will come true”.

La entrada Cenicienta y el trabajo precario se publicó primero en HABLEMOS DE TALENTO.


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