Anoche fuimos a cenar a Anica (profesor Waksman) para celebrar el comienzo de las vacaciones estivales. Mi gratitud a “los tres mosqueteros” que tanto éxito están teniendo con el restaurante más neoyorkino de Madrid.
Virginio Gallardo, socio-director de Humannova, ha compartido en Twitter el estudio de FUNCAS del que se hizo eco Javier Esteban en el diario El Economista: “Las empresas españolas desperdician la digitalización por no fiarse de sus trabajadores” (22 de julio de 2022).
Según el último informe de Eurofound (Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo), las empresas españolas están entre las más digitalizadas de Europa, al nivel de los países escandinavos. ¿Por qué tenemos entonces un serio problema de productividad (que en 2021 cayó un 6,6%)?
El estudio de FUNCAS, liderado por Pilar Rivera y Vicente Salas, no deja lugar a dudas: el acento de la digitalización se pone en las máquinas (por automatización, robotización o análisis de datos), no en multiplicar el talento de los profesionales. En el norte y centro de Europa, la digitalización se utiliza esencialmente para desarrollar el talento de sus profesionales. No basta con comprar “cacharritos”, como dice María José Martín (DG de ManpowerGroup Talent Solutions): hay que replantear la organización para aprovechar la tecnología.
María Pilar Rivera Torres y Vicente Salas Fumás (Universidad de Zaragoza) demuestran que los países con alta productividad comparten dos características clave: la digitalización de las personas (tanto o más que los procesos) y la delegación efectiva. No así en España. La autonomía (uno de los tres motivadores intrínsecos, junto con el propósito y la maestría, como nos enseñó Daniel Pink) está muy por debajo en las empresas españolas que en el conjunto de las europeas. La delegación suele brillar por su ausencia. Por ello, la analítica sirve más para controlar a los trabajadores que para potenciar a los profesionales (la distinción terminológica no es baladí).
“En general, más digitalización se asocia con más flexibilidad funcional y más autonomía, pero esa asociación es más fuerte en la dimensión de digitalización de las personas en la realización de su trabajo que en la dimensión de digitalización de las máquinas” (Pilar Rivera y Vicente Salas).
La descofianza de los malos jefes (directivos y mandos intermedios) nos sale muy cara. Por ello, aunque recibiremos unos 16.000 M € en fondos NexGen para la digitalización (como el “kit digital” para pymes, 3.000 M €), el “déficit de capital organizacional” (así llaman los autores a lo que ocurre en las empresas pésimamente dirigidas) provoca que ese dinero no se convierta en mejoras de productividad, algo que necesitamos como agua de mayo.
Mi gratitud a quienes denuncian esta situación, como los profesores Rivera y Salas y el periodista Javier Esteban, así como a Virginio Gallardo.
Lo comentaba un servidor en mi último libro ‘Cómo Descubrir y Aprovechar el Talento de la organización’. La transformación digital que no se acompaña de transformación cultural, de un mejor modo de trabajar, deviene en “Digiticidio”: suicidio de la empresa a mayor velocidad. Lo iremos comprobando en mayor medida en septiembre, con la estanpecuflación. Sí, las empresas morirán por falta de dinero (como los seres humanos morimos por parada cardioresporatoria), provocada por mala gestión de talento.
Lo Digital genera un doble paradigma, que en el libro llamo “Terminator” (arrasa con los trabajos, de bajo valor añadido) e “Ironman” (multiplica el empleo del talento, como Humanidad Aumentada).
Los malos jefes son muy de “Terminator” (hagamos lo que tenemos que hacer, con menos personal). Los auténticos líderes son tipo “Ironman”: potenciemos en Talento (la puesta en valor, la Capacidad por Compromiso en el contexto adecuado). Dos mundos, el de los zombis (están muertos, pero no lo saben) y el de las empresas ganadoras, que aprovecharán esta nueva crisis para ampliar su cuota de mercado. Aprovecho la ocasión para agradecer a l@s ejecutiv@s que os habéis llevado #CDAT de vacaciones como lectura de verano (como Edu y compañía), y a l@s que se lo habéis regalado a vuestros jefes. La curiosidad rejuvenece (Teresa Viejo).
Esta serie ya la hemos visto (en 1992, en 2001, en 2008…). Las mejores empresas para emplear el talento (las de verdad, no las que se autoproclama complacientemente) reforzarán su Liderazgo a todos los niveles de la organización con la crisis, y saldrán adelante fortalecidas. Las empresas de “buen patrón”, que son más del 80%, “recortarán” en formación y desarrollo (dirán, o al menos pensarán, que no es el momento, que “ahora hay que trabajar”) y se hundirán sin remedio. Nadie dijo que llevar eficazmente una organización fuera fácil. Lo que ocurre es que, mal que nos pese (siempre hay excusas) más del 60% de la productividad depende de la buena o mala calidad directiva, del Liderazgo o de la falta del mismo.
Te animo a leer, del catedrático Vicente Salas Fumás, ‘La empresa española: del euro a la Covid-19’. Mucho que aprender, mucho que hacer por delante.
‘Too much monkey business’, una canción de Chuck Berry cantada por Elvis Presley. Demasiado comportamiento inaceptable. “Too much monkey business for me to be involved in”.
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