Esta mañana (en Venezuela), jornada con Mercantil, una institución con más de 90 años de actividad financiera, sobre Liderazgo desde la Inspiración a la Consciencia. El Liderazgo (en las empresas, en la sociedad, en la política), entendido como talento para influir en los demás desde la credibilidad, la autoridad moral y el ejemplo, es más importante que nunca.
Ayer fue un día con nombres propios importantes: Pedro Pacheco, presidente de PwC, que impulsa Marca Venezuela de una manera determinante (delicioso el almuerzo en Fillipo’s); Dña. Mariana Pulido, presidenta de la Fundación de la Universidad Metropolitana, una institución educativa de vanguardia que desea impulsar el Liderazgo (mi agradecimiento a la Rectora encargada, Dra. Natalia Castañón); los Dres. Javier Soteldo y Cono Gumina, que están integrando sus organizaciones médicas en el Instituciones Médicas desde la excelencia médica y gerencial. Estarán en el 20% de las integraciones que triunfan en términos de creación sinégica de valor y no en el 80% que lo destruyen. Como no se te escapa, la diferencia entre unas y otras está en la atracción, fidelización, desarrollo y compromiso del talento más allá de lo tangible (estrategia, estructura y sistema) en lo intangible (cultura corporativa, clima laboral, estilo de liderazgo y talento de l@s profesionales). Me he comprometido a hacer una seguimiento detallado de esta “integración bien hecha”.
He estado leyendo ‘The Prosperity Factor’ (El Factor de la Prosperity), obra coral de más de 50 autores entre los que destacan Joe Vitale y Luis Vicente García.
Joe Vitale nos anima a tomar “papel y lápiz” para atraer la prosperidad, sin dudas ni excusas. Se trata de ponernos manos a la obra desde la gratitud y la claridad de nuestros sueños.
Luis Vicente García nos habla de los Objetivos con Propósito, combinando sabiamente el “para qué” de lo que hacemos, hoy tan en boga (PDO, en inglés Organizaciones Guiadas por un Propósito; PDL, Liderazgo en torno a un Propósito), con la sana ambición en el establecimiento de objetivos “SMART”: tan retadores como alcanzables, medibles, específicos y temporales).
Además, del medio centenar de ideas de autores quiero compartirle un 20% paretiano:
- Sé Auténtica, te encuentres donde te encuentres, por Jessie Gao. Liderazgo desde el interior, perseverancia y luchar por tus sueños.
- La Prosperidad va más allá de la riqueza, por Fleur Gessner. No es sólo dinero o conocimiento. Las palabras más importantes del Ho’oponopono son “te amo”, “lo siento”, “perdóname” y “gracias”.
- La Salud del interior al exterior (Inside Out), por Chris & Marlow Felton. El optimismo y el autoengaño suelen dormir en la misma cama, y hay que evitarlo. Deja de quejarte y haz lo que deseas.
- La Gratitud y los “Big Dreams” son los pilares de la Prosperidad, por Yvonne Chan.
- La Fórmula de la Prosperidad, por Jayant Hudar: Libertad financiera, Salud personal, Amor en tus relaciones, Espiritualidad & Gratitud.
- Para sentirte bien, encuentra tu propia voz, por Stéphanie de Tourris. Que la vergüenza y la culpa no te impidan vivir la vida que mereces.
- El Lenguaje del Alma, por Masahiro Iimura “Axel”. Céntrate en agradecer, practica la positividad, deja que se vaya el miedo, encuentra tus sueños, encuentra a tu maestro, cuídate a ti misma, expresa tus objetivos, sigue avanzando y no te pares.
- Maternidad/Paternidad consciente, por Judy Banfield. Es el ejemplo cotidiano.
- Es tu tiempo de brillar, por Carolina González. Del bienestar personal al resplandor social.
- Honrar la muerte, como hacen los maoríes en Nueva Zelanda, por Pani Horgan. Es un regalo.
Parece haber una conexión nítida entre lo que pensamos, lo que sentimos y nuestra salud corporal. Como dice uno de los autores de este libro, más del 90% de las enfermedades son de alguna forma psicosomáticas. Un liderazgo “brain-friendly” nos ayuda en la salud y la prosperidad integral.
Mi gratitud a Joe Vitale, Luis Vicente García y los autores de esta obra.
La canción de hoy, ‘Ces Petits Riens’, de Stacey Kent. “Mieux vaut n’penser à rien que n’pas penser du tout./ Rien c’est déjà, rien c’est déjà beaucoup./ On se souvient de rien, puisqu’on oublie tout./ Rien c’est bien mieux, rien c’est bien mieux que tout./ Mieux vaut n’penser à rien que de penser à vous./ Ça ne vaut rien, ça ne m’vaut rien du tout./ Comme si de rien n’était, je pense à tous/ Ces petits riens qui me venaient de vous.”
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