Viaje a Gran Canaria, a pasar unos días de playa y descanso en la Playa del Inglés. Una pausa entre las navidades y el verano.
He estado leyendo el nuevo libro del filósofo coreano afincado en Berlín Byung-Chul Han ‘INFOCRACIA. La Digitalización y la Crisis de la Democracia’. Un tsunami de datos que afecta a la esfera política y provoca serias distorsiones en el sistema democrático.
El autor nos habla de:
- El régimen de la información. “La soledad es la primera condición de la sumisión total” (Foucault). El hecho de ser visto sin cesar mantiene al individuo disciplinado en su sumisión. La dominación se consuma cuando la libertad y la disciplina se aúnan. Byung Chul-Han presenta un contraste entre la tienda de Apple en NYC y la Kaaba de La Meca, un cubo transparente frente a otro opaco. El dataísmo presenta rasgos totalitarios: el medio es el dominio. Parafraseando a Carl Schmitt, “soberano es quien manda sobre la información en la red”.
- La infocracia en sí. La diversión determina la transmisión de los contenidos políticos y socava la realidad. La televisión fragmenta el discurso, la noticia es la unidad básica de información. Byung contrasta 1984, que controla a los humanos a través del dolor, con Un mundo feliz, que controla a través del placer. En una sociedad paliativa, el dolor está mal visto. El cortoplacismo no ayuda a la democracia, porque la racionalidad necesita tiempo. Trump troceaba su política con tuits. El oportunismo se extiende y el discurso se sustituye por un show para el público. “Realmente hemos elegido a un meme como presidente” (Chicago Tribune, respecto a Trump). La infodemia es resistente a la verdad.
- El fin de la acción comunicativa. Los followers, ganado consumista, han sido despolitizada. El discurso requiere separar la opinión propia de la identidad propia. La crisis de la democracia es ante todo crisis de escucha. Atomización y narcisificación de la sociedad que es pérdida de empatía. culto al yo, guerra de identidades. La democracia como comunidad de oyentes.
- La racionalidad digital. La esfera pública que Arendt y Habermas presentan como ideal hoy ni siquiera existe. El discurso palidece ante la realidad divina del big data. Los dataístas imaginan una sociedad que prescinde de la política. El ser humano se diluye en un triste registro de datos.
- La crisis de la verdad. Se extiende un nuevo nihilismo. La verdad se deconstruye y se reconstruye. La noticias falsas no son mentiras; atacan a la propia facticidad. Desfactican la realidad. Estamos en la sociedad de la desconfianza.
La canción que te propongo, ‘En el límite del bien` de La Frontera
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