Tomás Chamorro- Premúzic es una autoridad mundial en perfiles psicológicos y talento. Chief Talent Scientist de ManpowerGroup, es autor de nueve libros y 140 artículos científicos.
Ayer, Tomás publicó un artículo en Psychology Today, ‘Are leaders smarter than the rest?’ (¿Por qué no elegimos líderes inteligentes?) con las siguientes afirmaciones:
- ¿Prefiere la gente ser dirigida por inteligentes o por tontos? La interconexión entre la Inteligencia y el Liderazgo es apenas del 4%, con una correlación del 0,21. Una conexión meramente anecdótica. “Muchas personas inteligentes nunca llegan a puestos de liderazgo” (y viceversa). Tomás muestra excepciones como Marco Aurelio, el estoico; Catalina la Grande, que fundó ‘Ermitage; Angela Merkel, doctora en química, o (humorísitcamente) Donald Trump, que presumía de tener el cociente intelectual más alto.
- La inteligencia superior suele generar distancia en los demás, como el caso de Amos Tversky, premio Nobel junto a Daniel Kahneman. “uanto más rápido te des cuenta de que Tversky es más inteligente que tú, más inteligente serás”.
- En términos de apareamiento, cuenta el Dr. Chamorro-Premúzic, solemos elegir personas tan inteligente como nosotr@s, aunque no midamos su CI.
- Entonces, el problema no es que no sepamos detectar la inteligencia ajena (aunque la ignorancia es muy atrevida), sino que elegimos líderes por otros criterios: belleza, capacidad de seducción, etc. “La personalidad es dos veces más predictiva del Liderazgo que la inteligencia”. El narcisismo, la psicopatía, el mal llamado “exceso de confianza” (complejo de superioridad) elevan la probabilidad de convertirse en líder.
- ¿Autenticidad? “Los estudios metanalíticos sugieren que el manejo de impresiones y “fingir bien” son los ingredientes centrales de la inteligencia emocional o IE. Esto tiene sentido: la IE se trata de tener una cara de póquer, controlar las emociones y administrar la reputación de manera proactiva para influir en los demás; en otras palabras, lo opuesto a “ser uno mismo”.
- Es más: “La codicia despiadada puede triunfar sobre la inteligencia: aunque tendemos a equiparar el liderazgo con resultados positivos, la mayoría de los líderes no son particularmente competentes. La razón es que demasiadas personas malas pueden llegar a la cima de las organizaciones (y naciones) porque estamos fascinados y seducidos por ellos.”
Mi gratitud a Tomás Chamorro-Premñuzic por este artículo tan didáctico. Hemos convertido las democracias en “partitocracias” y en los partidos políticos no siempre se apuntan o llegan al poder l@s mejores. El mérito,, el de verdad, se diluye.
Sin embargo, quiero pensar que llega una nueva etapa, la de la “Auténticocracia”, el dominio de la autenticidad. Una nueva era del talento en la que las buenas personas, inteligentes, llegarán más lejos. Permanece atent@javier-ayuso
‘Millones’, de Camilo. Para elegir bien.
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