Ayer disfrutamos de una maravillosa cena en el restaurante JIMENA de Albacete. Mi gratitud a Toñi y Marcos, Rosa y Santos por una velada divertidísima entre amigos.
He estado leyendo ‘EL COACH DE SILICON VALLEY’, por Eric Schmidt (CEO de Google de 2001 a 2018), Jonathan Rosenberg (en Google de 2002 a 2011) y Alan Eagle (director de Google desde 2007, fue redactor de discursos de Schmidt y Rosenberg). Se trata de las lecciones de Liderazgo de Bill Campbell, extraordinario coach, que es el secreto mejor guardado del Silicon Valley.
El libro empieza con el funeral de Bill Campbell (abril de 2016). Allí estaban Larry Page, Sergey Brin, Mark Zuckerberg, Sheryl Sandberg, Tim Cook, Jeff Bezos, Mary Meeker, John Doerr, Ruth Porat, Scott Cook, Brad Smith, Ben Horowitz y Marc Andreesen. Los pioneros de la industria tecnológica, el poder del Valle. Bill Campbell fue una estrella del fútbol americano, un gran entrenador (su talón de Aquiles es que tenía “demasiada compasión”) y llegó a California como coach empresarial con más de 40 años. Primero, con Walter Thomson, apoyando a Kraft y a Kodak. Después con Apple, Intuit y Google, entre otros. Un coach que equilibraba la tensión competitiva y la sana ambición, que convertía a un grupo humano en una comunidad (equipo) y desarrollaba líderes-coaches. “No puede ser un gran directivo si no actúas como un coach”.
Lecciones del secreto mejor guardado del Silicon Valley:
- Tu puesto te convierte en directivo; tu gente, en líder. Porque “se trata de la gente”: la humildad de cualquier directiv@ se convierte en el bienestar y el éxito de su equipo. Comienza hablando de viajes: para propiciar el entendimiento y mejorar las relaciones entre los miembros de un equipo, comienza las reuniones hablando de viajes o de otros temas personales que no tengan que ver con la empresa.
- El trono de la mesa redonda. La labor de un buen directivo es liderar un proceso de toma de decisiones que garantice que todas las perspectivas se escuchan y se consideran y, si es necesario, debe poner fin a los empates y tomar la decisión. Lidiar con el genio aberrante: los genios aberrantes (miembros de un equipo de alto rendimiento difíciles de tratar) deberán ser tolerados e incluso protegidos, siempre y cuando su comportamiento no sea inmoral ni abusivo y su valor sobrepase los estragos que sus acciones provocan a sus colegas, a la dirección y a los equipos. El dinero no tiene que ver con el dinero: remunerar bien a la gente es una muestra de cariño y respeto y lo vincula con fuerza a los objetivos de la empresa. La innovación está donde los locos son alguien: el propósito de una empresa es tomar la idea y darle vida. Todos los demás componentes están al servicio del producto. Con la frente bien alta: cuando tengas que despedir a alguien, sé generoso, trátalo con respeto y celebra sus logros. El CEO es quien dirige los Consejos de Administración, no al revés.
- Construye una capa de confianza. Entrena sólo a quien desea ser entrenado (es estrictamente voluntario): los rasgos de una persona dispuesta a recibir Coaching son honestidad y humildad, disposición a perseverar y trabajar con ahínco y apertura constante al aprendizaje. Practica la escucha libre: escucha al otro con una atención integral y total – no pienses en lo que vas a decir a continuación- y haz preguntas para llegar al núcleo del problema. No puede haber brecha entre las declaraciones y los hechos: sé honesto y franco, aúna los comentarios negativos con la empatía, da tu valoración lo antes posible y, si es negativa, hazlo en privado. No le digas a la gente lo que tiene que hacer: no impongas tus ideas, cuenta historias y guía al otro para que tome las mejores decisiones por ti mismo. Sé el evangelista de la valentía: cree en los demás más de lo que ellos creen en sí mismos. Identidad completa ante todo: cuando podemos ser nosotros mismos en el trabajo (autenticidad) somos más eficientes.
- El equipo es lo primero. Trabaja en el equipo y luego trabaja en el problema: cuando te enfrentes a un problema o una oportunidad, el primer paso es asegurarte de que está implicado el equipo correcto y de que está trabajando en el asunto. Elige a los jugadores correctos: las principales características que debes buscar son capacidad de aprender rápido, disposición a trabajar duro, integridad, perseverancia, empatía y una actitud en la que el equipo sea lo primero. Empareja a la gente: las relaciones entre colegas son fundamentales pero se pasan por alto con frecuencia. Busca oportunidades para emparejar a la gente y hacerlas trabajar juntos en proyectos o decisiones. Siéntate a la mesa: ganar depende del mejor equipo, y los mejores equipos cuentan con más mujeres. Resuelve el mayor problema: identifica el problema mayor, “el elefante blanco en la habitación”, ponlo delante o en el centro y atácalo lo primero de todo. No permitas que las puñeteras sesiones se alarguen: ventila todos los aspectos negativos pero no te obsesiones con ellos. Sigue avanzando lo más rápido posible. Gana como es debido: esfuérzate por ganar, pero siempre gana correctamente, con compromiso, trabajo en equipo y honestidad. Los líderes lideran: cuando las cosas salen mal los equipos necesitan aún más lealtad, firmeza y compromiso por parte de sus líderes. Llena los huecos entre la gente: escucha, observa y llena los huecos de comunicación y entendimiento entre la gente. Permiso para ser empático: cuando conoces a la gente y cuidas de ella guiar equipos es mucho más agradable y los equipos son más eficientes.
- El poder del amor. Un reinicio agradable: para que la gente te importe, tiene que importarte la gente. Pregunta sobre su vida fuera de la oficina, entiende qué pasa con su familia y, cuando las cosas se ponen difíciles, corre a su lado. Aplauso sonoro: celebra a la gente y sus logros con gestos evidentes. Construye comunidades: crea comunidades dentro y fuera del trabajo. Un lugar se fortalece si la gente se relaciona. Ayuda a la gente: sé generoso con tu tiempo, con tus contactos y con otros recursos. Para ir más allá, sé creativ@, no actúes como un amateur, encuentra gente vital, aprovecha tu talento y no pierdas el tiempo preocupándote por el futuro: es imposible predecir o controlar los puntos de inflexión de la vida.
Prólogo de Adam Grant, en el que destaca las cinco claves del manual de Bill Campbell: equipos con seguridad psicológica, objetivos claros, cada puesto es importante, dignos de confianza y con una misión del equipo que marca la diferencia. Porque los equipos de alto rendimiento consiguen resultados extraordinarios.
Un libro lleno de sentido común, Cuando se convierte en práctica común, en hábitos, los resultados son muy especiales. Contrasta el éxito de esta zona tan emprendedora con este país nuestro de pícaros, de la calidad de vida, en general tan poco interesado en la educación y el aprendizaje.
La canción de hoy, ’90 minutos’ y ‘Arráncame’ por Vanessa Martin
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