Sant Jordi, Día Internacional del Libro (y de la Rosa) en recuerdo de Cervantes y Shakespeare, que tanto nos han aportado. Día de Aragón (San Jorge) y de Castilla y León (homenaje a los comuneros). Como nos recuerda el Panóptico de José Antonio Marina, “ponga un libro en su día”.
Dos jornadas en Alicante. Ayer, con Brandty y la coach Liliana Brando, preparando el Pulse Up que comienza el viernes de la semana que viene, con dos enormes formadores, Fernando Botella y Fabián Villena. Un programa en el que estamos a participante y medio del aforo completo. Y hoy, almuerzo en la Finca Santa Lucía (San Juan) con otra propuesta muy interesante de Desarrollo del Liderazgo. Mi agradecimiento a los creadores de estas plataformas, más orientadas a profesionales individuales (al parecer, más interesad@s en el desarrollo de su talento) que a empresas, muchas de las cuales se encuentran paralizadas, sin un modelo innovador de negocio, a la espera de “ayudas” europeas.
He estado leyendo ‘Por qué es tan difícil aprender de nuestros errores’ del Dr. George Everly, profesor de la ya famosa universidad Johns Hopkins. La teoría nos indica que deberíamos aprender de nuestros errores (de un error se aprende, el fracaso te hunde). Sin embargo, no suele ser el caso.
El Dr. Everly nos recuerda el “principio de efecto” de Thorndike, enunciada en 1898. Según esta ley de la psicología, tendemos a repetir las acciones que nos resultan gratificantes, satisfactorias, y evitamos las que nos causan dolor. ¿Por qué entonces somos “el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra”, o podemos repetir los mismos errores una y otra vez? Básicamente, por dos motivos:
- Lo que a primera vista nos parece dañino, en el fondo (inconscientemente) nos puede resultar gratificante, o así lo creemos aunque no lo digamos (el victimismo, por ejemplo).
- Ciertas decisiones bajo extremas condiciones de estrés activan nuestro cerebro del reptil (hipotálamo y amígdala) que de manera natural se resisten al cambio.
Sí, algunos errores pueden ser para nosotr@s autotélicos, gratificantes en sí mismos, aunque no sea muy racional el planteamiento (o precisamente por ello). Nuestra personalidad, nuestras creencias, nuestra mentalidad, influye en la interpretación del error, en que aprendamos o lo repitamos. Tal es el poder de nuestro modelo mental y emocional.
Y además, recordemos que poseemos simultáneamente tres cerebros: el visceral o reptiliano, el emocional o sistema límbico y el intelectual o neocórtex. La resistencia al cambio, mayoritariamente visceral y emocional, se suele manifestar en nuestros actos; no en nuestras palabras, activadas desde el cerebro racional. Por ello, ante una transformación la resistencia real (personal u organizativa) suele ser “ni una mala palabra, ni una buena acción”, como dice mi amigo y compañero en el Club de Excelencia en Gestión Adolfo Ramírez, autor del best-seller ‘Digitalízate o desaparece’ y colega en la lucha por la dignidad del Talento Senior y contras las empresas “silverofóbicas”.
Las amenazas generan mecanismos de defensa y reacciones como irritabilidad, impulso de abandono (tirar la toalla) o parálisis (la respuesta “frozen” tan común en profesionales y organizaciones en estos momentos).
Everly y J. M. Lating publicaron en 2019 una interesante guía clínica sobre la respuesta del ser humano al estrés, muy valiosa en estos tiempos TCV (Tras el CoronaVirus). La adrenalina, hormona del estrés, provoca que desde la neuroplasticidad reforcemos en las conexiones neuronales. O como dijo el Dr. Donald Hebb en frase feliz, “las neuronas que se encienden juntas (fire together) se conectan (wire together). Es nuestra respuesta automática a un estímulo, por experiencias anteriores. Por ejemplo, ese dañino “piensa mal y acertarás”. El enfado, la frialdad, la impulsividad, la violencia (verbal o física) se repiten una y otra vez.
La clave para cambiar esta situación poco deseable es el “overwriting”, la reescritura. Se trata de cambiar de vías para generar nuevos hábitos. Desde el coaching, ayudamos a que esto ocurra desde la reflexión (el paso de una persona inconscientemente incompetente en algo a conscientemente incompetente) y el descubrimiento (de la humildad de quien se sabe conscientemente incompetente al método para lograr ser conscientemente competente).
Evidentemente, el aprendizaje a partir de los errores es mucho menos difícil con el acompañamiento de un/a coach profesional que tratándolo de hacer sol@. Tal es el poder del tándem como unidad mínima de Liderazgo.
Mi gratitud al Dr. George S. Everly, autor de ‘Stronger’ y gran experto en el concepto de Liderazgo Resiliente.
Ayer tuve una sesión en IL3 (Universitat de Barcelona) sobre NeuroLiderazgo y Liderazgo Digital que fue una pueba de resiliencia frente a la tecnología adversa. Mi gratitud a Cristina y Patricia por su liderazgo. La próxima será sobre Learnability (Aprendibilidad). No te la pierdas.
La canción de hoy, ‘Stronger’, (Más fuerte), de Kanye West. Son tiempos para salir fortalecid@s y aprender de los errores.
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