Preciosa mañana preprimaveral. Desayuno en el Café Comercial de la Glorieta de Bilbao, paseo por la calle Fuencarral, con visita a la Casa del Libro para nutrirme de novedades, hasta la plaza de Quevedo y comida en un delicioso restaurante italiano, la Premiata Forneria Ballaró, de especialidades sicilianas y de Cerdeña.
Allí se puede degustar el menú del comisario Montalbano, personaje de ficción del escritor Andrea Camilleri. Hace cinco años el chef palermitano Angelo Marino (creador de La Taverna Siciliana) y Rafa Vega (ex directivo del mundo del marketing y fundador de otro mítico italiano, Più di Prima) se aliaron como socios cuando Angelo ya regentaba su Mercato Ballarò, considerado uno de los grandes restaurantes italianos en Madrid.
He estado leyendo LA FELICIDAD DE LOS ESPAÑOLES, libro coordinado por los profesores Julio Iglesias de Ussiel y Rebeca de Juan.
En la introducción, el catedrático Julio Iglesias de Ussel (UCM), de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, explica que España es uno de los países más felices del mundo, que la Felicidad “está de moda” (tiene su propio Día Internacional, el 20 de marzo, desde que la ONU lo declaró en 2012) y que nuestro país presenta un Pauta Moderna de Felicidad (PMF), si bien incompleta, porque no hay diferencias de género, pero sí de edad.
Desde la Sociología, la Felicidad se estudia desde Émile Durkheim (1858.1917) y su obra Sobre el suicidio, donde escriibió: “llevamos con nosotros nuestra felicidad”. Por el desarrollo económico y el cambio cultural, la Felicidad como concepto se ha vuelto central, si bien se ha individualizado y convertido en utilitarista, con el PIB como indicador. En palabras de Robert Kennedy (1968): “El PNB lo mide todo, menos lo que da más valor a la vida”. Actualmente, “la publicidad favorece la homogeneidad de los sueños y aspiraciones de la población” y esto afecta a nuestra idea de Felicidad. En la sociedad del hiperconsumo, tal como la llama Gilles Lipovetsky, la Felicidad se ha “mediatizado”.
En 2009, cuando una encuesta preguntó a los españoles qué nos faltaba, un 35% respondió “dinero”, un 26% “tiempo”, un 19% “salud” y un 7% “cariño”. Parece que el dinero puede comprar la Felicidad… hasta un punto (es la paradoja de Easterlin, 1974). En términos comparativos, según el Happy Planet Index, España es el país nº 15; en el Gallup Happuiness Poll, el 55; en el Índice de Desarrollo Humano, el 26 y en el World Happiness Report de la ONU, el 37.
El profesor Mariano Rojas, de FLACSO México, presenta el capítulo sobre EL ESTUDIO CIENTÍFICO. La Felicidad es importante y presenta tradiciones no científicas. Científicamente, la Felicidad es una vivencia humana, “está en la condición humana experimentar felicidad”. Hay experiencias esenciales, con la satisfacción con la vida como síntesis. Para medirla, podemos utilizar la Encuesta Nacional de Metroscopia (2014)., que señala que un 70’6% de los españoles opina que se acerca el ideal de sus vidas. En otro capítulo de este libro, el profesor Rojas conecta la Felicidad con la situación económica. Las personas con mayores ingresos tienden a ser más felices… hasta cierto punto. Las de mayores ingresos tienden a disfrutar de experiencias de bienestar más positivas. Los ingresos son comparativos y un marcador de estatus, si bien resulta imposible predecir el nivel de felicidad de una persona a partir de sus ingresos.
La profesora Gayle Allard (IE Business School) analiza la Felicidad de España en perspectiva comparada. Una posición 29ª, con un 20% de españoles que se sienten muy felices.
Felicidad y Estructura Social es el capítulo escrito por los profesores Jesús M. de Miguel (Universidad de Barcelona) y Julio Iglesias de Ussel (UCM). Podemos comprobar que existen diversos umbrales de Felicidad, que el género cobra cada vez menos importancia y que hay una “pauta premoderna” (diferenciada) por edad. La Educación genera satisfacción vital y no tener empleo genera problemas significativos: dos tercios de las personas desempleadas no confían en los demás. La falta de dinero provoca infelicidad. La salud es la mitad de la Felicidad y la religión no la garantiza. La ideología política no condiciona, si bien los extremos se parecen. La clase social genera diferencias del doble y del triple en relación a la Felicidad. Hay un “triángulo de las 3 S” (Satisfacción con la vida, Salud, clase Social). Los dos autores analizan en otro capítulo la importancia de la familia. Género y edad ya no son determinantes, el tamaño del hogar es importante, la religiosidad es importante para la familia. “Las personas más felices son las que viven en pareja sin estar casadas”.
Los profesores José Atilano Pena y José Manuel Sánchez Santos (ambos, por la Universidad de A Coruña) analizan la ocupación y el desempleo en relación con la Felicidad. El trabajo es determinante, hay correlación entre satisfacción vital y laboral (0,44) y si en la comunidad autónoma hay altos niveles de desempleo, la persona sin trabajo tiene un nivel menor de Felicidad.
Francisco Mochón y Rebeca de Juan, profesores de la UNED, se centran en el Capital Social. La Felicidad es un fenómeno social (las personas con relaciones sanas son más felices), las personas con mayor confianza en los demás son más felices y sienten mayor satisfacción con la vida. La Confianza es un bien escaso (sólo el 44% de los españoles la practican).
El profesor Jorge Guardiola (Universidad de Granada) analiza la Felicidad en las personas con escasos ingresos. ¿Son de verdad los pobres infelices? Si lo fueran, sería en función de sus relaciones sociales. Casi la mitad de los hogares con menos ingresos son más felices que la media. La capacidad de adaptación resulta esencial.
Finalmente, la profesora Elena Cachón (UNED) se pregunta si se puede ser feliz en tiempo de crisis. El impacto de las crisis económicas es notorio. Un 40% estaba menos satisfecho en 2014 que en 2008.
Un texto interesante, pleno de datos y que reta muchas de las creencias generalizadas sobre la Felicidad en España. Un libro que nos aporta, en términos generales, los Ocho principios de la Felicidad de los españoles, para conocernos mejor.
- España es en términos científicos uno de los países más felices del mundo, con una Pauta Moderna de Felicidad que no distingue de género, pero sí de edades (va disminuyendo con los años). Los españoles echan a faltar en sus vidas, por este orden, dinero, tiempo, salud y, en mucha menor medida, cariño (la quinta parte que dinero).
- La Felicidad, como vivencia humana, tiene que con la Satisfacción con la vida. Las personas con mayores ingresos suelen vivir experiencias más gratificantes, si bien no se puede predecir la Felicidad de nadie por su economía. Un 70’6% de los españoles se sienten en su Felicidad cercanos al ideal.
- En términos comparativos, España se sitúa en el puesto nº 29 del mundo en Felicidad. Uno de cada cinco españoles se califica a sí mismo como una persona muy feliz.
- La Educación genera satisfacción con la vida, y por tanto Felicidad. La Salud determina la mitad de la Felicidad, la religión no la garantiza ni la ideología política la condiciona. La Clase Social sí es importante para la Felicidad, porque marca enormes diferencias. El grupo de personas más felices es el de españoles en pareja sin estar casadas (¿efecto “luna de miel”?).
- El Empleo es determinante para la Felicidad, porque las personas desempleadas se sienten más infelices. En las Comunidades Autónomas con mayor tasa de paro hay menor Felicidad. La correlación entre satisfacción vital y satisfacción laboral es nada menos que del 0,44.
- Como la Felicidad depende de las relaciones sociales, el Capital Social de un país marca su Felicidad. La Confianza es un bien escaso (sólo un 44% de los españoles confían plenamente en los demás) y como determina las relaciones sociales, predice la satisfacción con la vida y con ella la Felicidad.
- La pobreza no determina la Felicidad. Sólo si genera desconfianza en el sistema y reduce las relaciones sociales. Casi la mitad de los españoles con escasos ingresos son más felices que la media de nuestro país. La capacidad de adaptación (resiliencia) de las personas es esencial en su Felicidad, por encima de la renta y la riqueza.
- Las crisis económicas suelen reducir la Felicidad, probablemente por el estado de ánimo que generan. Un 40% de los españoles se sentían menos felices en 2014, tras la Gran Recesión, que en 2008, antes de la misma.
Desde el Liderazgo, hemos de practicar que la Felicidad como vivencia depende de la Satisfacción con la vida (que es interpretable), de la Confianza (y por tanto, de la calidad de nuestras relaciones), de emplear nuestro Talento, de tener suficientes recursos (libertad financiera), tiempo, salud y cariño. Mucho por hacer para ser más felices y hacer felices a l@s demás.
Para cuando nos desconfinen de una manera u otra, recordemos que asistir a espectáculos deportivos y culturales (algo que practicamos en menor medida) nos aporta más felicidad que ver la tele o ir de compras.
La canción de hoy, de la Electric Light Orchestra (ELO): ‘I need her love’
La entrada Análisis científico de la Felicidad de los españoles se publicó primero en HABLEMOS DE TECNO TALENTO.