He empezado el domingo con una meditación guiada matinal de 10 minutos (Easy Zen) que te recomiendo encarecidamente.
y después, mientras escribía esta entrada, de Mozart Relaxing, la música más relajada de Amadeus.
Mucho mejor practicar este hábito de relajación y mindfulness que sufrir de infoxicación: datos cada vez más alarmantes sin análisis de la validez de las medidas anteriores, cierre de negocios, culpabilización a la propia sociedad…
Afortunadamente, hay textos que apelan a nuestra Responsabilidad y nuestra libertad, como es el recién publicado ‘Decálogo del buen ciudadano. Cómo ser mejores personas en un mundo narcisista’. El oscense Víctor Lapuente es profesor del Instituto de Calidad de Gobierno en la Universidad de Goteborg. Doctor en Ciencia Política por la Universidad de Oxford, ha publicado anteriormente ‘El retorno de los chamanes’ (2015) y ‘Organizando el Leviatán’ (2018).
El propósito del Dr. Lapuente es presentarnos una ética del siglo XXI a través de las enseñanzas de la antigüedad, de Sócrates a Nietzsche. Porque hay dos formas de entender el mundo: la del chamán, siempre indignado, y la de la exploradora, que considera la vida (personal y social) como una aventura. Víctor nos recuerda que la emociones surgen del choque de dos pilares: instintos primarios (intereses egoístas) e instintos sociales (cooperación). Dos monstruos, uno de ellos el individualista. Para Ross Douhat, el pico de la civilización llegó el 20 de julio de 1969, cuando el ser humano llegó a la Luna. Desde entonces, “borrachera de narcisismo”. Porque “la derecha ha matado a Dios y la izquierda a la patria, desatando ambas al Narciso que llevamos dentro”. “Al matar a la patria, hemos perdido la capacidad de entregarnos a proyectos que sean más grandes que nuestra persona. Al matar a Dios, somos nosotros quienes nos hemos endiosado”. Un empoderamiento mal entendido, que no está al servicio de los demás sino de nuestro egoísmo. De la Biblia al Señor de los Anillos, pasando por Homero, Shakespeare o Cervantes, el poder posee un lado siniestro e invisible. “Carecemos de un propósito que nos trascienda” (Primero de los hábitos del #LiderazgoBrainFriendly). Lapuente cita a Viktor Frankl (El hombre en busca de sentido) y a Hannah Arendt (Los orígenes del totalitarismo): todos los fanáticos nazis compartían la soledad y el vacío espiritual… tan comunes en nuestro tiempo.
Para ser mejores personas y mejores ciudadanos, para llevar una vida virtuosa, Víctor Lapuente nos propone diez reglas prácticas:
- Busca al enemigo dentro de ti. Como escribió Aleksander Solzhenitsin, “La línea que separa el bien del mal no pasa entre Estados, ni entre clases, ni entre ideologías, sino que atraviesa el corazón de cada ser humano.” Entre buenas y malas personas (Rosa Montero, La buena suerte). “La vida es algo más que la obtención de bienes y la obtención de satisfacciones”. ¿De qué le sirve a una persona ganar el mundo entero, si pierde su alma? (Mateo, 16, 26). La opulencia genera ansiedad; la desigualdad, desasosiego social, desencanto y crispación. Jeffrey Winters ha estudiado distintas civilizaciones y demostrado que cuando las élites concentran demasiada riqueza y poder la decadencia es inevitable: sangre y caos. El enemigo está dentro de nosotros, porque somos la generación más narcisista (un 30% más en los últimos 20 años), quejica e insolidaria. Hemos perdido la trascendencia y los políticos son básicamente oportunistas. “Cada uno de nosotros elige en libertad sus propios valores”. Antes de echarle la culpa al otro (en este “endiosamiento colectivo”), busca al enemigo dentro de ti.
2. No te mires al espejo. “El orgullo es la fuente de todas las enfermedades, porque es la fuente de todos los vicios” (San Agustín). En 2011, un chino de 17 años vendió uno de sus riñones para comprarse un iPhone y un iPad. Es esa absurda idea de que “todo tiene un precio” y que la codicia es buena. Gary Becker y otros redujeron los valores morales a la categoría de “gustos”. La bendición llegó de Milton Friedman en los 70: la única Responsabilidad Social de la empresa es ganar dinero. ¡Qué horror! Adiós a los sacrificios y obsesión por los derechos (una idea “arrogante y destructiva”, Paul Collier). Hoy la progresía está más identificada con los inmigrantes que con los problemas de pobreza y falta de educación de sus compatriotas. “Mira más a tu alrededor y no te mires al espejo“.
3. Agradece. Somos “Robinson en la Gran Vía”, en soledad. Víctor Lapuente nos recuerda que los neandertales eran más poderosos que los “homo sapiens”, pero socializaban peor (talento individual convertido en talento colectivo). Somos los únicos primates ultrasociales (o deberíamos serlo). “Nuestras mentes funcionan con coordenadas moralistas. No tiran al monte, sino al grupo” (esbozo de código moral, según Jonathan Haidt). No sopesamos las razones para tomar una decisión, sino que primero decidimos y luego lo explicamos (no somos jinetes a lomos de un caballo, sino de un pesado elefante, el de nuestros instintos). Nuestra “lengua moral” también distingue cinco sabores: cuidado/daño, justicia/engaño, lealtad/traición, autoridad/subversión y pureza/degradación. Nos organizamos por el dominio (el garrote) o por el prestigio (la cruz). Los hilos de las obligaciones mutuas (familia, empresa, Estado) están en crisis existencial, tanto por la derecha como por la izquierda. Agradecer te hará libre (es el primer pilar de la Felicidad): En ese sentido (también), volvamos a los estoicos.
4, Ama a un dios por encima de todas las cosas. La presencia de Dios evita el endiosamiento de los humanos (Nassim Taleb). La humildad resulta imprescindible. ¿Somos parásitos sociales o bacterias simbióticas? Necesitamos narrativa moral. “La Fe no es creencia en un corpus doctrinal metafísico, sino confianza en los demás, en la comunidad”. Con el ejemplo de los países nórdicos, Lapuente nos explica que “el patriotismo es la religión de los pueblos secularizados que se mantienen cohesionados”. Una relación que no puede ser material (Michael Sandel). “No puedes comprar un amigo. Tampoco una patria”. Somos la única especie que le busca sentido a la vida (John Gray), “homo religiosus” (Ross Douthat). Por eso “ama a un Dios, o a una patria, por encima de todas las cosas”.
5. No adores a falsos dioses. Los tres “becerros de oro” son el individualismo, el nacionalpopulismo y el fundamentalismo religioso. Volviendo a Haidt, el éxito inicial de Obama se basó en recuperar el sentimiento patriótico (“Yes, we can”). Cuanto mayor es el Estado, menos dispuestos a sacrificarnos por él (Michael Sandel). El hiperindividualismo de nuestra época nos ha dejado huérfanos e inseguros. Un mundo digital de gratificación instantánea, en el que nos hemos cansado de la élite política. La religión populista, en los dos extremos (George Orwell, 1984) y el fundamentalismo religioso amenazan la convivencia. “Un patriota se puede transformar en nacionalista y un devoto en fundamentalista antes de que cante el gallo tres veces. Así que vigila, y no adores a falsos dioses.”
6. Da a Dios lo que es de Dios, y al César lo que es del César. Estamos en “la depresión del liberal”, porque no damos “al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” (Mateo, 22, 21). ¿Eres más de Platón, idealista, o de Aristóteles, pragmático? Ambos son complementarios. Platón es la esfera de Dios y Aristóteles la del César. “La buena política no se parece a la religión, sino a la fontanería”, porque es escéptica, no dogmática. La ideología de la avaricia (Bernie Madoff, nuestras Cajas de Ahorros) se ha impuesto. Víctor propone la “esperanza danesa” de Mette Frederiksen (una de las 7 líderes que mejor ha gestionado la crisis sanitaria): Amor platónico y matrimonio aristotélico.
7. Cultiva las siete virtudes capitales: Coraje, Templanza, Prudencia, Justicia, Fe, Esperanza y Amor. “Ningún legado es tan rico como la Honestidad” (William Shakespeare). Lapuente nos recuerda la historia de El Rey Lear: los dioses vuelven loco a quien acumula demasiado poder. Hybris: si el poder fuera un medicamento, debería advertir de sus efectos secundarios (Dag Hessen). Un mundo movido por los impulsos y por el placer es peligroso. Atributos: aceptación, alegría, amistad, asertividad, autenticidad, autoconciencia, autocontrol, autonomía, autorreflexión, confianza, cooperación, compasión, compromiso, creatividad, cuidado, decisión, talante democrático, dignidad, empatía, entusiasmo, flexibilidad (se supone que mental), justicia, lealtad, limpieza, optimismo, paciencia, persistencia, precaución, resiliencia, resistencia, respeto, responsabilidad, sentido del humor, valentía… “Si todo es virtud, nada es virtud”. David Brooks distingue entre “virtudes curriculares” y “virtudes elogiosas”. Las elogiosas son siete: Coraje (o Fortaleza), Templanza, Prudencia, Justicia, Fe, Esperanza y Amor. En tiempos de Tinder (o de redes sociales privadas), el amor ya no es lo que era. Ross Douthat nos advierte de que la decadencia se ha producido porque lo hemos hecho muy bien: somos víctimas de nuestro propio éxito. “Artística, cultural y políticamente nos hemos vuelto repetitivos”. Más Séneca (estoicismo) y menos ansiolíticos: “cuando capturas un placer intenso, te conviertes en su cautivo”. Lo mismo opinaba Nietzsche, el Batman (Caballero Oscuro) de la Filosofía. Lo podemos aprender de Kant (el imperativo categórico) o de Bill Murray (el día de la marmota). Peterson: las cuatro virtudes cardinales + Marco Aurelio: las tres virtudes cristianas: Fe, Esperanza y Amor. Precisamente para que el universo no sea hobbesiano, de sufrimiento y soledad. Equilibrio virtuoso y compromiso (“cada vez tenemos más colectivos que viven sin jugarse la piel”). Privatización de beneficios y socialización de las pérdidas. El miedo, como emoción más primaria, permea nuestras vidas. La sensación de miedo es el principal aliado de los políticos totalitarios. Su anverso es la esperanza. “Frente a lo desconocido, podemos tener miedo o esperanza. Nosotros elegimos”. La esperanza ha sido el secreto de sociedades como la de EE UU en tiempos de Tocqueville o de España en tiempos de Isabel I (la Gramática de Nebrija, la unificación de los reinos, el descubrimiento de América): la Fe en la Providencia. Audita y cultiva.
8. Ponte en la cabeza de tu adversario. ¿De derechas o de izquierdas? Ambos se maravillan ante el David de Miguel Ángel, pero el de derechas se avergüenza de que se le vean los genitales (Jonathan Haidt). Los empresarios suelen ser de derechas y los emprendedores, de izquierdas. Una sociedad vigorosa necesita tanto de libertadores como de disciplinadores (Bertrand Russell). Lo que pasa es que hoy en día el orden y el caos están demasiado alejados. Roger Ailes (Fox News) provocó la “religiosización” de la política, de Nixon a Trump. “El problema de nuestro tiempo no es la falta de información (nos sobra) ni de educación (nunca ha habido tanta gente que haya pasado por la universidad), sino de moral.” Sí, es un problema ético. El éxito de Barcelona 92 sería imposible en el presente. Los políticos, para sobrevivir, no necesitan eficacia en la gestión sino pureza ideológica. Polarización creciente que es un peligro para la democracia (Levitsky & Ziblatt). De la transición a la “generación Iniesta” (tras su gol en Stamford Bridge en mayo de 2009 nacieron en las comarcas catalanas un 16% más de niños). Las democracias se recuperan con el “poder de la perspectiva” (desde Marco Aurelio a Adam Smith). Necesitamos más caridad, no necesariamente más empatía. “Ponte en la cabeza de tu adversario, no en su corazón”.
9. No te sientas víctima. Epícteto es “el cojo que nos enseña a caminar”. El estoicismo supera al optimismo naíf (todo va bien si sonríes) y a la cultura de la queja (victimismo infantil). Ahora a la víctima se la considera un héroe (Daniele Giglioli). Si se miman las mentes de los estudiantes (Jonathan Haidt, Greg Lukianoff) se les convierte en “prevíctimas”. La meta es la dignidad, no una cultura de victimización. “Cuando todos somos víctimas, nadie puede ser considerado culpable de nada.” Es la “aniquilación de la vergüenza” (Bret Stephens). Cuidado con la “responsabilidad líquida”. Hemos de asumir nuestra Responsabilidad.
10. Abraza la incertidumbre. Shakespeare sufrió varias pestes a lo largo de su vida y dejó escritas algunas de las mejores páginas de la Humanidad. “Entender que la vida es inherentemente incierta, que estamos aquí de prestado, nos da fuerzas.” Abrazar la incertidumbre nos quita un peso de encima y nos hace valientes (Brené Brown). Volvamos al “si Dios quiere” y a la plegaria de la serenidad de Reinhold Niebuhr: «Señor, concédeme serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar, fortaleza para cambiar lo que soy capaz de cambiar y sabiduría para entender la diferencia». Admiramos a los disruptivos y estamos obsesionados con la linealidad. Mejor que Tiger Woods (sólo golf, desde niño), Roger Federer (que practicó todo tipo de deportes, aunque su madre era profesora de tenis). La vida va en zigzag y los intereses te escogen a ti. Ya no levantamos obeliscos, pirámides, catedrales (lo hemos hecho de Stonehenge a la Sagrada Familia). Los hemos sustituido por jerarquías sociales, por pirámides virtuales. “El mensaje central de este libro es: aspira a algo trascendental (un dios o una patria) en lo personal, pero actúa de forma pragmática (al César lo que es del César) y no te dejes llevar por fundamentalismos. Nuestros objetivos deben ser trascendentales. Nuestros instrumentos, pragmáticos.” Del servicio militar a las tesis de Piketty (120.000 € a cada joven cuando cumpla los 25 años).
Aterriza los miedos. 10 reglas que son 10 dudas: ¿De verdad el enemigo está dentro de mí? ¿Por qué tengo que agradecer y no sentirme víctima? ¿Debería ponerme en la piel de un independentista catalán si soy votante de Vox, y viceversa? ¿Para qué sirven el amor, la fe y la esperanza? ¿Necesito cultivar el coraje y la justicia enfrentándome a un racista que insulta a un inmigrante delante de mí, en lugar de hacer la vista gorda y prevenir males mayores, como una pelea? Dudar es saludable; el miedo es el principal impedimento para actuar. Y utiliza el método 10-10-10: cuáles serán las consecuencias de lo que decidimos a 10 minutos, 10 meses y 10 años. La perspectiva ayuda. Con el covid-19, deberíamos mirar a la muerte de otra manera. “Si le quitamos la incertidumbre a la vida, nos quedaremos sin creatividad, sin pasión y sin valentía.” En las autocracias no se inventa nada. Paz ante la Tempestad.
Diez maneras que acabar con el individualismo desintegrador que dio al traste con el capitalismo salvaje. Afortunadamente, el Talento ha de ser generoso, firme y compasivo. Es el Liderazgo neuro-saludable que exigen los nuevos tiempos.
Víctor Lapuente reconoce haberse basado en Karen Armstrong, Joseph Henrich, Nassim Nicholas Taleb, David Sloan Smith, Jonathan Haidt, Sam Harris, Jonathan Aldred, Jordan Peterson, Deirdre McCloskey, John Gray, John Dewey, Hannah Arendt, William James, Michael Sandel, Richard Rorty, David Miller, Amitai Etzioni, Roger Eatwell, Matthew Goodwin, Paul Collier, David Brooks, J. D. Vance, Martha Nussbaum o Thomas Frank. Aprender de los mejores, que diría Paco Alcaide.
Gran libro. Mi enhorabuena y gratitud al profesor Víctor Lapuente por sus reflexiones platónicas y su practicidad aristotélica.
De Ed Sheeran y Justin Bieber, ‘I don’t care’. “I can deal with the bad guys when I’m with my baby, yeah”.
La entrada Decálogo para ser buenos ciudadanos se publicó primero en HABLEMOS DE TECNO TALENTO.