En ‘Del Capitalismo al Talentismo’ comentaba la decadencia de tres instituciones clave en la era anterior que no están sabiendo, salvo muy honrosas excepciones, adaptarse a los nuevos tiempos. Me refiero a los medios de comunicación, las universidades y los partidos políticos.
Hoy no habrá colegio, ni instituto, ni universidad, en buena parte de nuestro país. Ni presencial ni virtual. Así está el panorama educativo. Una tragedia de cuya magnitud la mayor parte de la ciudadanía no se da cuenta. La Educación es clave para un país, es su único activo (el Talento es consecuencia de la Educación, como no puede ser de otra manera). La “lotería del nacimiento” (John Rawls, en su libro ‘Una teoría de la justicia’) no es tanto el nivel de renta de los padres, sino la importancia que éstos conceden a la educación y que transmiten inconscientemente a sus hijos. Imagina que un niño de siete años ve a su madre apasionarse porque está preparando las clases que va a impartir o un libro que va a publicar; la transmisión de esa pasión transformará la vida del peque. El gran predictor de las puntuaciones de PISA son los libros que los padres tienen en casa, pura y simplemente. A todo esto, Hamish Burrell, el corresponsal de políticas públicas de The Economist, ha escrito en ‘El Mundo en 2021’ que “la edad dorada de las universidades llega a su fin y que algunas van a desaparecer”.
Medios de comunicación. La Universidad de Oxford y su Instituto Reuters para el estudio del periodismo han publicado su Digital News Report 2020, firmado por Nic Newman con Richard Fletcher, Anne Schulz,
Simge Andı y Rasmus Kleis Nielsen. Un Informe muy riguroso que destaca que en la pandemia ha aumentado el consumo de medios generalistas, de redes sociales y medios online, de la polarización política y de la desconfianza (“fake news”). La Confianza en los medios ha caído por debajo del 40%; la Autenticidad se echa de menos.
El Informe analiza específicamente doce países: Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, Francia, España, Italia, Irlanda, Dinamarca, Finlandia, Brasil, Japón y Australia. Los españoles son los que más interés demuestran por las noticias, un 85%, y los que salen peor parados. Sólo uno de cada tres españoles (un 34%) se fía de lo que le cuentan los medios, muy lejos de la confianza en Finlandia (68 %), Brasil (62 %), Alemania (60 %), Dinamarca (57 %), Reino Unido (51 %), Irlanda (48 %), Japón (46 %), Australia (39 %), Francia (38 %) e Italia (35 %). Sólo queda por debajo de España en ese análisis los Estados Unidos, con un 32 %. En lo que se refiere a los medios que consulta habitualmente, los norteamericanos se fían “de los suyos” en un 56%; los españoles, por debajo del 50%: 46%.
Sí, Spain is different. Con una penetración de internet del 93%, los españoles se informan por Antena 3, La Sexta, TVE, Telecinco y Cuatro. Por El País, El Mundo, 20 minutos, El Diario y El Confidencial. 79% onñine, 63% por TV, 34% por prensa escrita. Sólo el 12% paga por las noticias. El 44% se informa por Facebook, Whatsapp, YouTube, Twitter o Instagram. No olvidemos que, según la Federación de Gremios de Editores de España, el 37’8% de los españoles confiesa abiertamente y sin pudor no leer ni un sólo libro al año.
Y la Política. En su panóptico nº 19, el maestro José Antonio Marina inicia un “Diccionario político de palabras confusas” con la palabra Autodeterminación. Se usa en dos contextos: político y de género.
Me gusta mucho la palabra Determinación, “decidir hacer algo”. En inglés, GRIT. Angela Duckworth, la gran divulgadora del concepto, la ha definido como la sabia combinación de Pasión y Perseverancia. La Determinación (que suele estar sustentada por la Fe, por la propia Confianza) mueve montañas.
Auto-determinación es un acto de decisión que recae sobre el propio agente, sobre la persona. Como muy bien advierte -y nos advierte- José Antonio Marina, la voluntad es individual, no colectiva (no “de un pueblo”), por lo que no cabe la autodeterminación como fórmula política.
El derecho a la autodeterminación de género, reconocido por ocho leyes de Comunidades Autónomas, es individual. El profesor Marina nos recuerda que el “sexo” es biología y el “género” es cultura (imprescindible para no caer en trampas absurdas respecto a la ventaja del Liderazgo Femenino).
Marina vuelve a la autodeterminación política, tan confusa, citando al catedrático Javier Pérez Royo: “Justamente porque la voluntad es lo determinante, es por lo que los derechos colectivos no pueden existir. La voluntad es patrimonio exclusivo del individuo”. El concepto de soberanía (voluntad del pueblo) ha ido dominando a lo largo de la Historia, y dictadores como Robespierre o Hitler han encarnado la voluntad de la nación; el Comunismo ha preferido situar al Partido como institución interpuesta entre el pueblo y sus dirigentes. En fin, esta ficción del “derecho de autodeterminación de los pueblos” caló nada menos que en el Presidente Wilson (1918) y en Naciones Unidas (1966). JAM nos deja una pequeña ventana de esperanza: “hay la posibilidad de un nacionalismo virtuoso: el que se basa en el derecho de autodeterminación política considerado como derecho individual, sometido a los límites que tienen todos los derechos individuales.”
Anoche comencé a ver en Movistar + la nueva serie del periodista Jon Sistiaga, ‘Estados Desunidos’, grabado in situ en California, Arizona, Minnesota o Wisconsin poco antes de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre. Un país roto en dos por la polarización política (patriotas contra integradores), religiosa (evangélicos y cristianos renacidos frente al resto de confesiones) y racial (WASP frente a minorías).Un clima de guerra civil con más armas que habitantes (la proporción respecto a la UE es de 8 a uno).
Mi gratitud al maesro José Antonio Marina, a Jon Sistiaga, a los investigadores del Instituto Reuters, a Hamish Burrell y The Economist, a Álex de la Iglesia, cuyo ’30 monedas’ me está encantando. En una entretenida historia de Anticristos, nos muestra el alma colectiva de nuestro país en los vecinos de Pedraza. Unos cuantos héroes (la veterinaria, el alcalde, el guardia civil y por supuesto el cura) junto a conciudadanos sin capacidad de discernir, de analizar, que hablan sin pensar. ¡Qué bien nos conoces, Álex!
Sí, aprovechar para el estudio.
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