Comienza una semana activa, con varias iniciativas que me apetece mucho acometer.
En su último Holograma, el maestro José Antonio Marina se refería a la “inteligencia perezosa“. Denuncia el aumento de la censura y la reducción, si no eliminación, del pensamiento crítico. “El afán soberanista fomenta el pensamiento tribal, y acepta el autoritarismo. Los sociólogos de la red piensan que la sociedad es un sistema de comunicación sin sujetos humanos. La cultura twitter impide la argumentación. Nos cuesta leer textos largos. Se cree que toda opinión es respetable y que la emoción proporciona conocimiento. Aumentan las democracias no liberales.” La pauta parece muy clara.
JAM lo llama “hedonismo de la inteligencia perezosa” o “confort del pensamiento inerte”. Parte de las “vacaciones morales” de William James, el padre de la psicología, similar al “turismo de borrachera” de algunas de nuestras costas e islas. Como pensar cuesta (es un gasto enorme de oxígeno y glucosa para el cerebro), que nos lo den hecho. Mi padre parafraseaba en ocasiones a Campoamor, diciendo: “Si quieres pasar días felices, no analices, muchacho, no analices”. Como te puedes imaginar, a mí ese reto me ponía aún más crítico, por lo que le estoy muy agradecido.
Frente a la inteligencia perezosa, la diligente. La capacidad y voluntad de pensar críticamente. Marina considera que la inteligencia perezosa es hedonista porque no es tanto falta de preparación sino comodidad. Y cita las investigaciones de Betsy Sparrow (Universidad de Columbia), Jenni Liu (Wisconsin) y Daniel M. Wegner (Harvard) de julio de 2011 sobre el “efecto Google”. Cuando tienes toda la información al alcance de los dedos, para qué te vas a complicar la vida.
El profesor Marina nos ofrece un listado de lo que está pasando, a nuestro pesar.
- Sentencias sin motivación de la sentencia, “muerte social” sin opción a defensa.
- Defensa de la ilustración (Steven Pinker), porque no se verifican los argumentos.
- Exaltación de la emoción como modo certero de tomar decisiones.
- Culto a la opinión personal que empaña la libertad y la democracia.
- Nuevas tecnologías que favorecen, incluso imponen, la pereza intelectual.
- “Estado de red” como “estado de rebaño” (Jaron Lanier). Falsa creencia en la inteligencia colectiva como aborregamiento.
- La tecnología digital es eficiente y divertida, si bien genera dependencia. La atención escasea.
- Cedemos a las redes buena parte de nuestra intimidad.
- Exclusión de los debates, como señalan Haidt (‘La transformación de la mente moderna’), David Runciman (‘Cómo mueren las democracias’), Arias Maldonado (‘Nostalgia del soberano’) o Mozorov (‘La locura del solucionismo tecnológico’).
- Desinterés por la libertad en beneficio del confort. ¿Le está ganando la partida la armonía confucionista a la libertad occidental?
José Antonio Marina pone, de forma admirable, las cartas sobre la mesa. Y sabe muy bien que el Talento es tanto Capacidad (Aptitud y Actitud) como Compromiso: la energía que le ponemos al proyecto. Sin esfuerzo, el pretendido talento queda incompleto, camina muy difícilmente.
Mi profunda gratitud al maestro Marina por señalar los males de esta “inteligencia perezosa”. La pereza es un pecado capital que se considera engendradora de todos los vicios y que se combate con virtudes (valores vividos) como la Constancia, el AutoControl, la Valentía, la Decisión, la Diligencia, el Esfuerzo, la Firmeza, el Hábito, la Justicia, la Madurez, el Orden, la Perseverancia, la Responsabilidad o la Voluntad. Manos a la obra.
La canción de hoy, ‘Lawrence de Arabia’, de los Hombres G. Una inteligencia valiente y diligencia. “Yo soy Lawrence de Arabia,/ no tengo miedo/ de las trampas”.
La entrada Inteligencia perezosa o el fracaso del talento se publicó primero en HABLEMOS DE TECNO TALENTO.