Marta Grañó, profesora de ESADE y de la Universitat de Lleida, es una de las mayores expertas en iniciativa emprendedora y metodologías Agile. Antes del confinamiento tuvo un enorme éxito con varias conferencias en Venezuela. Su Blog que publica los domingos resulta imprescindible. Ha tenido la amabilidad de que hoy hiciéramos la entrada de nuestros blogs conjuntamente, sobre el Liderazgo Femenino. Una iniciativa que le agradezco mucho.
Éste es el inicio de Marta Grañó: “Las semanas pasan de un modo tan distinto… vivir en una situación de confinamiento es algo nuevo para tod@s, a la que nos hemos ido adaptando. Para mí, dos de las grandes lecciones de esta situación han sido, sin duda, cómo nos ha hecho conscientes de nuestra vulnerabilidad y de cómo necesitamos desarrollar nuestra capacidad de adaptación, algo en lo que trabajo habitualmente y de lo que soy consciente, pero que el momento actual ha destacado de un modo tremendo.
Un aspecto positivo del confinamiento es la posibilidad que nos da de dedicar tiempo a mejorar en algo, a aprender o a leer más. Esta semana he podido leer el último libro de Juan Carlos Cubeiro “El virus que reseteó el capitalismo”, maravilloso, de lectura imprescindible, una reflexión profunda y repleta de información valiosa de lo que sucede en los cambios de era -la próxima semana estará disponible en Amazon-. Y, tras leerlo, me atreví a pedirle de escribir un post conjunto esta semana, porque trabajar en equipo y cambiar es algo siempre necesario… Este es el post de esta semana, hoy escrito a cuatro manos”.
No estábamos preparados…
Resulta evidente que hemos llegado a una situación terrible, desconocida hasta ahora. Mientras vivimos la situación de confinamiento en nuestras casas gestionándola lo mejor que podemos, con nuevos hábitos, preocupados por la salud de nuestros familiares, viviendo pérdidas de seres queridos con inmenso dolor y sin poder despedirnos físicamente, hemos de poner la mirada en el futuro próximo, en lo que va a suceder en las próximas semanas y en los próximos meses. Estamos inmersos en una crisis sanitaria y en el inicio de una crisis económica de impacto desconocido por ahora. Caídas del PIB en Europa de entre el 5 y el 10%, la pérdida de empleos en Estados Unidos durante el último mes equivalente a los creados en los pasados diez años. Una recesión que puede convertirse en depresión.
En realidad, ningún país estaba completamente preparado para gestionar este cataclismo sanitario que, ahora lo sabemos, no fue un “cisne negro” imprevisible sino un “rinoceronte gris” que venía hacia nosotros por la crisis medioambiental y la globalización 4.0. El análisis del Índice de Seguridad de Salud Global (GHS) no encontró ningún país completamente preparado para hacer frente a epidemias o pandemias, por mucho que personas tan autorizadas como Bill Gates nos previniera hace cinco años (TED, 2015). La preparación internacional es débil y su puntuación media es un suspenso (40,2 sobre 100). El 75% de los países muestra escasa capacidad de seguridad sanitaria para reaccionar ante brotes de enfermedades infecciosas como el COVID19 y las que puedan venir. Y pretendemos resolver la crisis económica inundando de liquidez los mercados, en una era (el Talentismo) en la que el talento es más escaso que el capital.
La necesidad de un nuevo Liderazgo
En esta situación se impone la necesidad de que emerja un nuevo Liderazgo, un Liderazgo firme y compasivo. El mundo sufre de una crisis sin precedentes desde la gran depresión y las guerras mundiales. Un problema colectivo, que requiere de gobernanza global, que cada país trata de resolver a su manera, como si pudiera aislarse de los demás. Actitudes soberbias, negacionistas, de avestruz, de resignación. En este test de Liderazgo, una puntuación muy deficiente.
Más nos vale fijarnos en los buenos ejemplos. Taiwán, 6 fallecidos por coronavirus; Islandia, 8 fallecidos; Neuva Zelanda, 9 fallecidos; Finlandia, 59 fallecidos; Noruega, 134 fallecidos; Alemania, 3.194 fallecidos. Dinamarca, considerado el país más feliz y el menos corrupto de la Tierra, 336 fallecidos. Entre Estados Unidos, Italia, España, Francia y el Reino Unido, más de 120.000.
¿Qué tienen en común los siete países que mejor han gestionado la crisis del Covid 19? Que los lideran mujeres. Países con la madurez democrática como para apostar por el Liderazgo Femenino.
Entre Taiwán y la China Popular distan 130 kms. La presidenta Tsai.Ing Wen estableció rápidamente 124 medidas y salvó la situación. La Sra. Merkel apostó por el conocimiento, por los test rápidos (más de 1.300.000), la trazabilidad (la octava parte de fallecidos que en Italia o España) y el ejemplo personal (Doña Ángela comprando en el supermercado como una ciudadana más). El resultado: la octava parte de fallecidos que en Italia o España. En Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, activista medioambiental, fue férrea en el confinamiento (nivel 4 en el sistema de alerta) desde el 26 de marzo: estrategia de eliminación del virus. En Noruega, la primera ministra Erna Soldberg, ha logrado implantar la app Smittestopp, sólo ha habido un caso de ciudadano multado; ejemplo de madurez tecnológica. En Islandia con Katrin Jakobsdottir han pasado los test el 5% de la población y hay datos médicos de la mitad de la isla. En la Finlandia de Sanna Marin (que ha llegado al poder con 34 años) y en la Dinamarca de Mette Frederiksen, actuaciones similares.
Ventajas del Liderazgo Femenino
Según el modelo de Zenger y Folkman (2011), de 16 competencias de Liderazgo las mujeres destacaban en 12, especialmente en tomar la iniciativa, integridad, promover la obtención de resultados, inspirar y desarrollar a otros. Sólo en perspectiva estratégica los hombres salían ligeramente mejor puntuados. Para McKinsey, las mujeres líderes sobresalen en cinco de los comportamientos esenciales: desarrollo de personas, expectativas, ejemplo, inspiración y toma de decisiones participativa. Silvia Damiano ha demostrado con el modelo i4 de About My Brain que las mujeres son más inspiradoras, más integradoras del equipo, más imaginativas y más dotadas para la intuición femenina.
Parece, pues, que el éxito en los casos de liderazgo femenino no llega por casualidad, sino que muy probablemente correlaciona con el hecho de que determinadas habilidades femeninas -empatía, trabajo en equipo, desarrollo de personas, …- hoy se precisan más que nunca. “Hay situaciones que requieren avanzar de un modo distinto, y tenemos la responsabilidad de mejorar en aquello en lo que hemos fallado.
Tenemos la responsabilidad de mejorar el mundo y, para ello, debemos recurrir a nuestras mejores armas. El Talento no conoce de género; el cerebro, sí. La configuración del cerebro de machos y hembras no difiere más que en ciertos detalles. Sin embargo, el liderazgo femenino es más efectivo que el de los jefes “macho alfa”, sean populistas o ultranacionalistas, porque está más dotado de inspiración y comunicación, de empatía y generosidad, de creatividad y curiosidad, de altruismo e influencia honesta. De firmeza compasiva, en definitiva.
Es hora, tal vez, de mirar las cosas de un modo distinto, de medir de un modo diferente -los indicadores que han servido durante una época pueden ya no ser válidos-… debemos ser capaces de cambiar de perspectiva. Tal vez salvar el mundo tenga menos que ver con indicadores económicos y más con las personas… y ahí es imprescindible el liderazgo femenino.
El sexo es biología; el género es cultura. Nuestro cerebro es neuroplástico. Y tod@s, mujeres y hombres, podemos entrenarnos en las cualidades del liderazgo femenino.
Mejorar el mundo… es nuestra responsabilidad.
La canción de hoy, ‘Close your eyes’ por Michael Bublé. “Because you’re one of a kind”.
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