Anoche, Viernes de Dolores, me acosté poco más tarde de las 22,30 tras más de cinco horas de clase de aula virtual (y, por la mañana de 9 a 3 los ocho episodios de la cuarta temporada de ‘La Casa de Papel’, tal como los ven los Milenials y Centenials). Y esta mañana, otras más de cinco horas de clase con 18 alumn@s por Zoom, a quienes agradezco especialmente, como a los organizadores, su paciencia, atención y concentración en estos momentos.
He estado leyendo ‘Las dos pandemias’, de Robert J. Shiller, premio Nobel de Economía 2013, profesor de Yale y autor de los libros ‘Exuberancia irracional’ (2000), ¡Animal Spirits’ (2009), ‘Finance and the good society’ (2012), ‘Phising for fools’ (2015) y ‘Narrative society’ (2019), de los que he ido hablando en este Blog a lo largo de los años.
De la segunda pandemia, además de la del Coronavirus, a la que se refiere el profesor Shiller es la pandemia de la ansiedad. Recordemos que según la Organización Mundial de la Salud una pandemia se refiere a la “propagación mundial de una NUEVA enfermedad”, en tanto que una epidemia es una enfermedad que se propaga durante algún tiempo en un país, por lo que la diferencia entre ambas estriba en la geografía (globalización) y en el ritmo de aumento (exponencial).
Ni que decir tiene que las dos pandemias, la emocional (la propagación del miedo) y la sanitaria están interrelacionadas y se alimentan la una de la otra. La clave está en el sistema inmunitario de los seres humanos y de la humanidad en su conjunto.
El Nobel Shiller se refiere a la “heurística de la afectividad”, de los profesores de la Universidad de Oregón Paul Slavic, Melissa Finucane, Ellen Peters y Donald G. Macgregor (2007). La heurística es, como sabes, el arte o ciencia del descubrimiento: “Eureka”. Referida a la afectividad, muestra la importancia del afecto en la toma de decisiones. Al experimentar una emoción o un estado de ánimo, que es algo más prolongado, las decisiones que las personas tomamos están tamizadas. Por ejemplo, la tristeza puede provocar perder amistades o incluso el amor.
Robert Shiller, William Goetzmann y Dason Kim analizaron el impacto de los terremotos cercanos en el crack del 29 y el hundimiento de la bolsa en 1987 (diciembre de 2017). Donde hubo terremotos a menos de 50 kilómetros, los resultados fueron aún peores. Heurísitca de la afectividad en acción.
En el caso de la pandemia actual, la falta de confianza se traslada a una menor contratación, menor consumo y a una espiral de decrecimiento de la economía. En 1918, la mal llamada “gripe española” (que no estuvo producida por españoles en absoluto), de la que fallecieron 50 millones de personas en el mundo no provocó el hundimiento de las bolsas, porque tras la Segunda Batalla del Marne de julio-agosto de 2018 se puso fin a la I Guerra Mundial. Una cosa “tapó” la otra.
John M. Barry, profesor de la Universidad de Tulane y autor de ‘La mayor gripe’ considera la paradoja de fomentar el aislamiento, el confinamiento, y a la vez la colaboración. Esa es la tarea del Liderazgo: apelar a la vez a la Responsabilidad y a la Unión.
Para que la pandemia de ansiedad se separe de la del coronavirus, en el momento actual l@s líderes deben tener la cabeza fría. Han de comportarse estoicamente, dar su corazón en la gratitud y en la empatía hacia la salud de los demás y sus familias y no mostrar miedo y menos contagiarlo.
De los cinco dominios de la Inteligencia Emocional que difundió con maestría Daniel Goleman, la clave actual está en la SERENIDAD. Autocontrol que parte de la Autoconfianza, la Seguridad en un@ mism@ (que por supuesto se entrena), lleva a la Superación (marcarse objetivos SMARTER -Rubén Turienzo- e irlos superando) y a la inteligencia interpersonal: Empatía e Influencia Honesta. La Serenidad es cuestión de percepción, de interpretación, de interpretativa y de acción.
Los estoicos lo llamaron “amor fati”, amor al destino. La consciencia del destino, la liberación que supone hacerlo lo mejor posible, centrándonos en lo que podemos hacer, en solidaridad con los demás.
Liderazgo consciente y coherente que, mal que nos pese, no estamos admirando en los gobernantes de casi ningún país del mundo. Agustín Valladolid ha publicado ‘Un análisis de la gestión del coronavirus que no le va a gustar a nadie‘ que le agradezco a Juan José Almagro, el gran humanista jienense, haber difundido. Tras el 11 M (2004), el entonces presidente Aznar gestionó pésimamente la crisis. No convocó a los líderes del resto de partidos, se encerró en su propia versión y el resultado fue la victoria de su rival José Luis Rodríguez Zapatero contra los pronósticos previos. Frente a la reacción unánime de los ciudadanos, en aquella barbarie y en la actual pandemia, la torpeza por falta de liderazgo de los partidos. Buscan rédito político, aparecen como “corderos degollados” en lugar de mostrar firmeza compasiva. Desprecio a la oposición y a los empresarios y autónomos por parte de los gobernantes (“quienes no han visto en su vida un balance y creen que una cuenta de resultados en números rojos es una maquinación de las élites contra la clase trabajadora”, escribe Agustín Valladolid), rivales en Babia, hibernación del Parlamento.
Liderazgo estoico que bebe de las fuentes de la “libertad, equidad y solidaridad” propias de la cultura europea. Firmeza desde la claridad de ideas, que no son otra cosa que sentido común. Libertad para aplicarlas desde la autonomía y la delegación, porque si no se da Confianza no podemos esperar recibirla. Y el Compromiso que genera la ecuanimidad (“tratamiento desigual de situaciones desiguales”, según Aristóteles) y la solidaridad (“dignidad es algo muy sencillo: humanizar”, Adela Cortina).
Por cierto, si no has tenido ocasión de leer la entrevista de José Antonio Marina a Adela Cortina, te la recomiendo para este fin de semana. Deliciosa.
https://ethic.es/entrevistas/adela-cortina-jose-antonio-marina/
Hoy, más que una canción me apetece un poema. Del gran Mario Benedetti.
La entrada Una pandemia de ansiedad y el Liderazgo para combatirla se publicó primero en HABLEMOS DE TECNO TALENTO.