Acaba el año 2019, un año que ha tenido mayoritariamente momentos maravillosos. Mi profunda gratitud a todas las personas que lo habéis hecho posible.
Ayer estuve leyendo el libro ‘Devuélveme el poder. Por qué urge una refrma liberal en España’, de Miriam González Durántez. Nacida en Olmedo, Valladolid, en 1968, Miriam es abogada especializada en comercio internacional y reglamentación europea, VP de UBS Europe y fundadora de Spiring Girls. Además es esposa de Nick Clegg, quien fuera líder de los “Lib Dems” (Liberales Demócratas) y viceprimer ministro de UK de 2010 a 2015 (esa coalición de gobierno dejó después a su partido con 8 escaños). El resto es historia: mayoría absoluta para el conservador David Cameron y referéndum por el Brexit once meses después.
Comienza la autora el libro con fuerza: “No hay nada que defina mejor el liberalismo que poner el poder en manos de la persona individual. Ni nada que defina mejor el sistema político español que alejar el poder de la persona individual”. Ahí queda eso. Porque los datos son incontestables:
- Los partidos políticos lo pueden todo. La característica dominante del sistema español “no es la centralización ni la descentralización, el sesgo hacia la colectividad ni la individualidad, o la monarquía parlamentaria”. Es la partitocracia. “En España los partidos políticos tienen más poder que en los países vecinos y desde luego tienen muchísimo más poder que los ciudadanos”. Para un país de 46’530 M de habitantes, tendremos entre 300.000-400.000 políticos. Más del doble que científicos y cuatro veces más que miembros del Cuerpo Nacional de Policía. Alemania, con el doble de población, tiene menos políticos. El doble de políticos que en Italia o Francia. “El ingente poder que cedimos a la clase política durante la Transición se ha multiplicado”. Progresiva politización de nuestra sociedad a base de prácticas legales (sobreregulación económica) e ilegales (contratación pública opaca). En la Administración pública trabajan 2’578 M de personas, de las que 195.570 pertenecen a la Administración Central del Estado, 210.523 a las Comunidades Autónomas y 511.083 a los Ayuntamientos (en total, casi un millón de personas). Miriam denuncia la falta de independencia y de profesionalización: unas 20.000 personas de libre designación y en ciertas CC AA (datos de CSIF), hasta el 38% de las jefaturas de servicio. Prácticas de manipulación y clientelismo en la Administración a la luz del día. Con el relevo del presidente Rajoy, 437 asesores de Presidencia y 6.000 personas abandonaron sus cargos; con el de Susana Díaz al frente de la Junta de Andalucía, 2.137 funcionarios de libre designación. “Y nadie pone el grito en el cielo”. Unas 500 empresas y fundaciones públicas (la mitad estatales y la mitad autonómicas).Nada que ver las democracias nórdicas (en Dinamarca cada ministro puede nombrar un asesor) ni en el Reino Unido. En el resto de Europa Occidental los políticos no trabajan con “los suyos”. La autora se refiere a la manipulación indebida de la contratación pública (que supone el 10-20% del PIB español). Contratos opacos y “favor por favor”. Falta de supervisión y control, según ha constatado la CNMC. LA ley sigue permitiendo sobrecostes de hasta el 50% de las obras públicas (en la Ciudad de la Cultura de Santiago, del 178%; en la Ciudad de las Artes de Valencia, del 316%; en la T4 de Barajas, del 500%). “Es incomprensible que hayamos dejado caer la revisión de los sistemas de contratación pública y anticorrupción en la agenda política”. De 1970 a 2016, 41,336 leyes estatales (900 por año): la economía española está cinco veces más politizada que la siete veces mas que la francesa (que está el doble de politizada que la de EE UU y cuatro veces respecto a UK), según un informe de la Universidad de Columbia. Según The Wall Street Journal, España está la nº 57 en libertad económica, por debajo de países como Polonia, Bharein o Botswana. Muchas leyes sin rigor y sin esconderse. Un país como el nuestro sin lobbies profesionalizados, sin reglamentación al respecto. Una clase política poderosa y distante. “Los políticos son siempre el reflejo de la sociedad a la que representan” (actualización del dicho machadiano, “tenemos los gobernantes que nos merecemos”). Miriam pone como ejemplos del abismo la miopía de Rodríguez Zapatero respecto a la crisis, el atrincheramiento de Rajoy en su moción de censura o la rigidez de Theresa May con el Brexit: autoaislamiento del poder. Equipos que son “camarillas”, seguridad a su alrededor. Más de 5.000 coches oficiales (“el alcalde de Londres va en metro y no pasa nada”). Y dentro de los partidos, “el que se mueve no sale en la foto”.
- Coste de oportunidad. En la crisis de 2008, con una deuda del 75% del PIB los mercados dieron un respiro a UK pero no a España por la debilidad percibida del gobierno. Los impuestos son el 34’5% del PIB (15 impuestos a nivel estatal y unos 30 autonómicos y locales) y el gasto público el 41’3% del PIB (una deuda de unos 25.000 € por habitante). Estamos entre los países con mayor deuda. Los más adinerados (superan en más del 200% el salario medio) ya aportan el 41’4% de lo que se recauda en España, más del peso de la renta real que generan. En España la clase media es el 58% de la población y paga el 54’4% de los impuestos. De los 26.923 € de salario bruto, 10.634 € se van en impuestos. Brutal. “El dinero público no es de nadie, sino dinero de todos”. Tenemos un problema de desigualdad (datos de Oxfam: el 1% de la población concentra el 25% de la riqueza y el 50% más pobre sólo tiene el 10%) y de productividad (desde 1995, ha caído un 10’5%; la europea ha crecido un 4’5%). “Aumentar lo que producimos por hora trabajada y por unidad de capital invertido es la verdadera prioridad debate económico español”. Debemos conseguir que más personas trabajen y que cada trabajador sea más productivo. Escaso tamaño de las empresas (de media, 5 empleados), salarios bajos (en la 2ª década del siglo XXI, más bajos que en la 1ª), exceso de temporalidad (el doble que la media europea). Crecimiento del PIB a base de bajar salarios. Inversión en I+D que en 2011 era del 1’33% y ahora es del 1’19% (en UK el 1’69%, en Holanda el 2’09%, en Francia el 2’35% y en Alemania el 2’94%). Google invierte en innovación el doble que España y Huawei o Amazon más del triple. Talento: “la generación y retención de talento es precisamente uno de los puntos flacos de España”, escribe Miriam. Apenas 13 universidades en el Top 500 (ranking de Shanghai), un método caduco, el título universitario como mero requisito laboral. El 73’4% de los profesores españoles siguen dando clase donde leyeron sus tesis (anquilosamiento). Un sistema de gobierno caduco. “Si los españoles han logrado competir internacionalmente al nivel más alto con casi todo el sistema en contra, ¿se imaginan lo que lograríamos si el sistema estuviese a nuestro favor? Estoy convencida de que seríamos imbatibles.”
- Sin limites. El control del poder político por parte de la sociedad es consustancial al liberalismo. “El liberalismo no defiende la libertad como algo contrario al poder (es más, la libertad es una forma de poder) sino como lo contrario a la arbitrariedad del poder”. Aforamientos, politización de la justicia (Consejo General del Poder Judicial designado por los partidos, control del Tribunal Constitucional, del Tribunal Supremo y de los Tribunales Superiores de las CC AA). “Devolver el poder a los ciudadanos mediante la eliminación de la influencia política sobre los jueces es algo que no admite más demora”. Falta de suprareguladores eficaces, como la CNMC. Según Transparencia Internacional (2018), hay 40 países con menos corrupción que España (está por debajo de Emiratos, Catar, Chile o Polonia). No somos más corruptos, pero sí “más tolerantes con la corrupción y con el sistema que lo permite”. Libertad de prensa (la libertad de expresión como núcleo del liberalismo): falla la relación entre medios y poder político porque es asimétrica (éste financia a aquélla). Un poder político endiosado y unos medios en penuria. Miriam compara RTVE con la BBC. “La culpa de la falta de controles y límites en España no es sólo de los políticos, también es nuestra”.
- Cuestión de identidad. No sólo en el sector más reaccionario de la política, sino también entre los progresistas. Nacionalismo vasco y catalán, extremismos en Podemos y Vox. “Las luchas identitarias nunca las gana nadie”. Uno de los signos del liberalismo es anteponer la racionalidad, porque es hijo de la Ilustración. La construcción europea: “el gran problema no son tanto los enemigos de fuera (en la mente de todos) sino los que tenemos dentro. Miriam pronostica que el Brexit le costará a UK al menos una década de posible progreso. “España es el aliado natural de Francia y Alemania en el liderazgo natural de esta siguiente fase de la UE después del brexit”. Hace falta una reforma de orden político más que institucional; eurozona, mercado interior (“Por qué en Europa no tenemos un Bill Gates, un Elon Musk, un Mark Zuckerberg o un Jeff Bezos?”. Por imperativos culturales, financieros, económicos y políticos). En el orden internacional, estamos a las puertas de la “guerra fría” entre EE UU y China.
- En definitiva, EL PODER ESTÁ PARA USARLO. España está falta de Liberalismo. “Las reformas no van a salir del Parlamento, ni de los partidos, ni de sus líderes, ni de la Unión Europea, ni de nadie que no seamos nosotros mismos. La llave para recuperar el poder está en tu mano, porque la mejor manera de reivindicar el poder es usándolo”.
“Liberal” es como bien sabes una expresión que procede de España. Una creación de pensadores como Jovellanos, Floridablanca, Campomanes, una lucha de Mariana Pineda, el constitucionalismo de Muñoz Torrero en las Cortes de Cádiz. Una breve idea en el Partido Liberal de Pedro Schwartz y antes con Joaquín Garrigues Walker, fallecido en 1980. La autora nos recuerda que Adolfo Suárez fue, presidente de la Unión Internacional Liberal (como escribe Miriam, “las etiquetas no definen al político” porque el buscador de consensos y concordia sobre todo fue pragmático).
Libro importante para acabar el año. Mi gratitud a la abogada Miriam González Durántez: ideas claras y pluma eficaz. Un libro necesario, que entronca con “El fracaso de la revolución industrial en España” del catedrático de la Universitat de Barcelona Jordi Nadal. Cuando lo lees, no sólo entiendes por qué fallaron UCD, PL, UPyD o C’s como partidos liberales, sino también (porque es mi tema) por qué el talento, más allá de la retórica, se toma en general poco en serio en nuestro país. El talentismo, esta nueva era, funciona si las personas son conscientes de su propio poder y ponen límites a las instituciones. En caso contrario, lo que tenemos son vasallos obedientes, estómagos agradecidos. Será cuestión en 2020 de esforzarnos en separar el grano de la paja.
Respecto al liberalismo, creo que debe ir acompañado de un adjetivo. Como comenta Miriam, no puede ser sinónimo de “capitalismo salvaje” a lo Friedman. Ni la excusa para que las élites mantengan sus privilegios. Adam Smith de “La Riqueza de las Naciones” precedido de la “Teoría de los Sentimientos Morales”. Un servidor se considera Social-Liberal. Creo en las libertades y el poder de las personas (como herederos de la Ilustración y de la Revolución francesa) y un estado del bienestar equilibrado y eficaz. Educación como prioridad. Justicia para todos. Sanidad universal. Reducción de las desigualdades. Impuestos, los justos. Por eso creo en el Talento.
Las últimas canciones de 2019, con ‘Freedom’ en su interior. La mítica de Aretha Fraklin, ‘Think’ (BSo de The Blues Brothers)
El ‘Freedom’ de George Michael
Y la de ese talento que es Pharrell Williams: