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El trabajo no tiene futuro; el empleo, más que nunca

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Domingo de elecciones europeas, locales y (en 12 comunidades de las 17 comunidades autónomas) autonómicas, por primer vez en 20 años. Desde que la guerra por el talento marca nuestras vidas.

Ayer, sábado placentero y soleado. Fuimos a ver el ‘Aladdin’ de Guy Ritchie, todo un espectáculo de ritmo y color, con un Will Smith inconmensurable y una Jasmine (Naomi Scott) líder feminista:su tema (I won’ go) Speechless, de los creadores de la BSO de ‘The greatest showman’:

I won’t be silent/ You can’t keep me quiet/ won’t temble and when you try it/ All I konw is I won’t go speechless.

Este ‘Aladdín’ de 2019 es muy entretenida, conserva el espíritu de la de dibujos de 1992 (con Robbin Williams como el genio) y está plenamente actualizada (Yaffar es del IsIs, el genio tiene criterio, Aladdín es un libertador, además del mencionado liderazgo de Jasmine y de su tándem, Dalia). Muy recomendable.

Cuando la hayas visto (que sucederá), te sugiero esta crítica de John Tones sobre los remakes en imagen real de los clásicos Disney. Da qué pensar sobre la creatividad y las imitaciones. El que da primero da todas las veces.

https://www.espinof.com/criticas/aladdin-resume-a-perfeccion-todo-que-falla-remakes-imagen-real-clasicos-disney

Ya en casa, en Netflix, he visto ‘A pesar de todo’ con Blanca Suárez, Amaia Salamanca, Belén Cuesta, Macarena García, Marisa Paredes, Juan Diego, Carlos Bardem, Emilio Gutiérrez Caba, Tito Valverde, Joaquín Climent y Rossy de Palma. Un reparto de lujo para una comedia muy agradable.

También ayer, en los kioskos junto a El País, la revista Retina. En portada, ‘El futuro del trabajo. La tecnología destruirá buena parte del empleo actual y cambiará las bases del contrato social. ¿Seremos capaces de utilizarla para crear otro mejor?’.

Virginia Lavín, su directora, habla de “Repensar el modelo” y pone como ejemplos prácticos a Carlota Pi por una energía más verde y más barata, Gil Shwed y su lucha contra el cibercrimen y Diego Isabel La Moneda en pos de la economía colaborativa.

En el artículo de portada, Miguel Ángel García Vega escribe: “La naturaleza del empleo está cambiando. La creciente automatización de tareas obliga a replantearse cómo organizar las relaciones laborales del siglo XXI. Robots y algoritmos son cada vez más capaces, y esto es sólo el principio. Mientras, la economía de las plataformas ya agita los cimientos de la concepción tradicional del trabajo. ¿Realmente debemos temer por nuestros puestos de trabajo? ¿Y nuestros hijos? ¿Qué respuesta podemos dar ante este innegable cambio de paradigma? ¿Es la renta básica universal una solución viable?

Miguel Ángel ilustra dos escenarios, que llama “optimista” y “pesimista”. “Los jóvenes no tienen que formarse para ser empleados sino para ser capaces de desarrollar en la sociedad sus mejores dotes creativas”. Nuevos modelos de empleo, plataformas, neosindicatos digitales (“debemos tener una conversación pública y privada sobre cómo queremos que sea nuestra sociedad del trabajo”) y un nuevo contrato social.

Desigualdad, por Andrés Ortega (Real Instituto Elcano): “muchos de los empleos que se perderán son de clases medias”. Desarrollo, por el pionero del software libre Tim O’Reilly: “si utilizamos correctamente la tecnología podemos resolver los problemas y que todo el mundo trabaje”. Derechos, por Albert Cañigueral: “Vamos a un escenario de mayor intermitencia laboral”. Renta básica universal, por el economista Lluis Torrens: “para el 80% de la población su renta resultaría más alta y para el 20% más baja”. Ciencia, por Damià Tormo: “El presupuesto de I+D+i no sólo está bajando, sino que un gran porcentaje de él no se utiliza. En España no se toma la Ciencia en serio”. Economía verde, por Carlota Pi: “Nada sería mejor que Apple o Amazon se unieran a nuestra visión del mundo”. LA Nueva Vejez, por el sociólogo Enrique Gil Calvo: “Las personas mayores, mucho más formados y con mayor experiencia asociativa, no se dejarán discriminar pasivamente. Por el contrario, reivindicarán sus derechos a la igualdad con mucha mayor combatividad”. Juego Online, por el psicólogo Fernando Botana: “El jugador clásico, desmotivado, depresivo, necesita comprensión y acompañamiento, en tanto que con el jugador online, que ha entrado en conflicto consigo mismo, hay que trabajar para dominar esos impulsos”. Jaime García Cantero (del equipo de Retina) hace un paralelismo entre ‘Esperando a Godot’ de Samuel Beckett y “Esperando al Robot” (hace 25 años que Jeremy Rifkin escribió ‘El fin del trabajo’ y aquí seguimos). Manuel Alejandro Hidalgo (SG de Economía de la Junta de Andalucía y autor de ‘El empleo del futuro’) cree que no viviremos un “apocalipsis robot”, pero tampoco será inocuo. Mark Graham (Oxford) considera que “la automatización promueve la inequidad”.

¿Respuestas? Las cinco tendencias para entender el Futuro del Empleo, por ManpowerGroup, líder mundial en estrategia de talento. Para 2026, se crearán en España 2’6 millones de nuevos empleos, la mayoría de ellos técnicos. Uno de cada cuatro directivos en España reconoce que tiene dificultades para encontrar talento. Las cinco tendencias del Futuro del Empleo son, ya sabes, Talent Magnet, Talent Experience, Skills Revolution, Hybrid Talent Ecosystem y Digital Leader.

Mi agradecimiento a Virginia Lavín, Miguel Ánagel García Vega y todas las personas que han hecho posible esta publicación.

“Lo que nos pasa y es que no sabemos qué nos pasa y eso es precisamente lo que nos pasa” (D. José Ortega y Gasset). Metaignorancia, que en el caso del Futuro del Empleo precisamente parte de confundir empleo y trabajo, creer que son sinónimos cuando no lo son en absoluto.

Trabajo, que procede del latín “trepalium” (instrumento de tortura del Imperio Romano). El trabajo nunca nos hará libres. Es una tortura, es desmotivador, porque carece de las tres fuentes de motivación intrínseca (Daniel Pink): carece de propósito, carece de autonomía, carece de maestría.

Empleo, de “implicare” (implicarte, engancharte a un proyecto, comprometerte). Empleamos nuestro talento (inteligencia que elige bien las metas, maneja la información, gestiona las emociones y practica las virtudes de la acción, según José Antonio Marina).

La diferencia es notable. “Trabajar” lo han hecho los esclavos, los siervos, los proletarios… y ahora, los robots (como sabes, “robot” procede del checo, “trabajo pesado”; Karel Capec la utilizó por primera vez en 1921 en su obra teatral R.U.R. para designar a un esclavo autómata).

Quien confunde trabajo y empleo o lo hace inconscientemente (en inglés “work” y “job”) o está mezclando maquiavélicamente churras con merinas. Porque un empleo es siempre un trabajo decente, y entonces “trabajo” queda para los que no lo son.

La diferencia está en el concepto de “alienación” (de “alienare”, sacar fuera). El trabajo es alienante; el empleo no lo es en absoluto. El trabajo es un bien que se vende, extraño a nosotros. El empleo es parte del talento (que, si no se aprecia, se deprecia); el empleo es lo que se da para seguir creciendo. Pocos lo han contado mejor que el gurú del marketing Seth Godin en su libro ‘¿Eres imprescindible?’ (lo traté en este Blog el 19 de abril de 2010 y el 2 de mayo de 2016): “Vivimos en un mundo en el que la alegría y la rentabilidad ya no se encuentran en seguir las normas”. Su ecuación para ser un “linchpin” (un eje de transformación) es doble:

Conformidad + Docilidad + Obediencia = Rendición (Trabajo)

Dignidad + Humanidad + Generosidad = Imprescindibilidad (Empleo)

Según la Unión Europea, por cada dos “trabajos” que perdamos, se generarán cinco “empleos”.

Entonces, ¿dónde está el problema? En la “conjura de necios”. En directivos que no son líderes-coaches (ayudando a emplear el talento de sus colaboradores, de sus equipos, a través de la delegación y el empoderamiento) sino jefes-capataces, cuyo estilo casi exclusivo es el “ordeno y mando”. En los últimos diez años, la calidad directiva en España ha descendido 32 posiciones en el concierto internacional y los tiranos superan a l@s líderes en una proporción de 2’5 a 1. Para quien sólo sabe alienar, todo empleo es un trabajo.

En empresas que no se toman en serio el talento, que convierten sus estructuras en jerarquías rígidas, en burocracias que no tienen al cliente realmente en el centro de sus ocupaciones, con culturas inerciales.

En una sociedad del espectáculo en la que aprender no forma parte de su vida. Una sociedad que consume más de 4’5 horas de televisión diarias y cuya mayoría reconoce sin pudor que no lee ni un libro al año. La alienación está servida y la renta básica universal es un pobre paliativo.

En una educación arcaica, de transmisión de información y no de resolución de problemas, de temarios y no de problemas, que sigue pensando en la escuela como en una fábrica.

Con tan poderosos aliados, no es de extrañar que el talento sea escaso, y cada vez lo sea más en los próximos años. Por ello, el trabajo no tiene futuro (o no debería tenerlo) con la tecnología: los robots lo harán más baratos y sin quejas. El empleo tiene más futuro que nunca: personas creativas, intuitivas, emocionalmente inteligentes. Personas informadas, responsables y libres.

En un mundo híperVUCA de enormes amenazas y oportunidades, la elección es nuestra. Citando de nuevo a D. José Ortega y Gasset: “Sólo es posible avanzar cuando se mira lejos. Sólo cabe progresar cuando se piensa en grande”.

Tema musical: también del ‘Aladdín’ de 2019, el “A Whole New World” (Un mundo ideal) con Zayn y Zhavia Ward

A Whole World

A new fantastic point of view

No one to tell us no

Or where to go

Or say we’re only dreaming

La entrada El trabajo no tiene futuro; el empleo, más que nunca se publicó primero en HABLEMOS DE TALENTO.


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