Sábado absolutamente primaveral de sol, paseos, un poco de deporte, lecturas al aire libre y cocidito junto a casa…
He estado leyendo ‘La medida de los héroes. Un viaje iniciático a través de la mitología griega’ (‘La Misura Eróica’) de Andrea Marcolongo. Esta humanista italiana (Milán, 1987) es una viajera incansable que ahora reside en Sarajevo y ha publicado ‘La lengua de los dioses’, una declaración de amor al griego clásico.
Citando a Platón (El Banquete), “no hay nadie tan cobarde al que el Amor no logre infundir valor y transformarlo en héroe”.
Para Andrea, “el mar es una lengua antigua que nos habla”. No hay ningún tiempo perdido cuando se viaja. “Héroe” para los griegos era quien sabía escucharse, elegirse a sí mismo en el mundo y aceptar la prueba exigida en todo ser humano: la de no traicionarse nunca. Una palabra hoy decolorida porque hoy olvida que todos tenemos un potencial heroico. “El Amor es una chispa del heroísmo de cada vida en particular. pues sabe elevar hasta el cielo nuestra medida interior”.
La autora nos recuerda la cita de Pessoa: “Vivimos todos, en este mundo, a bordo de un navío zarpado de un puerto que desconocemos hacia un puerto que ignoramos; debemos tener los unos para con los otros una amabilidad de viaje”. Vivimos con metáforas (del griego “metá” y “feró”, “conducir a través”). “Los límites de nuestra forma de decir las cosas se vuelven cada vez más restringidos y nuestro mundo resulta cada vez más pequeño. Más enmudecido”.
Andrea nos relata el viaje del muchacho Jasón (hijo del gran Esón) en la nave Argo para capturar el vellocino de Oro junto con 50 héroes, entre ellos Cástor y Pólux, el poeta Orfeo y Hércules. Es hora de zarpar: “olvidarse de festejar los cambios de la vida supone traición o negligencia”. Ahora ante ti sólo está lo ignoto, lo no percibido, lo no observado. Ante esto, el “gnothi sautón”, el “conócete a ti mismo” del Oráculo de Delfos. ¿Tú qué sientes? ¿Cuánto te conoces? ¿Y cuánto de ti todavía desconoces?
¿Cómo se vive sin Amor? Como en la isla de Lemnos, llena de rocas y sin sentimientos. “La Felicidad o la infelicidad no son casi nunca una situación de hecho, un premio o una condena de la existencia, una condición inmutable de alegría o de desesperación”. “Feliz”, del latín “félix”, de la raíz “fe”, que está en “fecundo”, es decir, “productivo”. Fecundos son los campos de grano, las espigas, y también nosotros. Felicidad es acción (“dar saltos de alegría”) e infelicidad inacción (“venirse abajo”). Jasón acarició la mano de la reina Hipsípila y la tristeza devino en alegría. Al fin felices. Pero Hércules, como amigo, les recordó que debían zarpar. Porque la “amechanía” es lo que paraliza cualquier impulso hacia la vida. “Zarpar de tus seguridades finitas, despedirte de ellas agitando el pañuelo blanco y volver la mirada hacia la infinita sorpresa que es vivir, representan el gesto más antiguo y liberador de quien está plenamente vivo”.
En la travesía, viento y “todos juntos, como amigos” (xenía, la amistad). “El recuerdo es el arte del alma y también del corazón”. La memoria (“mimnesco”) es “tener en mente”. “Como en el amor, como el aprendizaje, la confianza (“fiducia”, tener fe) no se basa en flechazos destinados a seguir siendo eso y nada más, ni en abandono y dejadez”. Se construye como un puerto, el más seguro que existe.
Me ha gustado especialmente que en latín “meta” no significa objetivo, “dar en el blanco”, como en el juego de los dardos. “Cuando se viaja de verdad, vencer no importa nada”. La meta en el Imperio Romano era una columnita de piedras, una señal, colocada en el Circo en un punto tras el que los caballos no podían dar marcha atrás. La vida es ir “de meta en meta”. “Siempre que voy a Roma, voy a ver la meta del Circo Máximo”. “La sorpresa -y la liberación- es descubrir que el primer paso de toda elección no es alcanzar el objetivo, sino aceptar el cambio que comporta”. Lo que cuenta es tener un motivo, es tener una meta.
Medea. La historia de Jasón y Medea es de amor, de pasión. “Enamorarse” no tiene tiempo ni duración, ocurre “sin avisar y alegremente”. Las diosas que protegían el Argo eran la esposa de Zeus (Hera) y su hija (Atenea), la diosa del Amor. “Amnesia de cualquier pasado, ausencia de presente y deseo de cualquier futuro”. Sin avisar y alegremente, Medea se había enamorado y se convenció de que “no había en el mundo un hombre como él”. Jasón comprendió que el coraje podía venir sólo de la determinación de su ánimo. “Quiero tener un corazón grande y atrevido” (Medea). Libertad para amar, en toda su dignidad y con toda su plenitud.
Estos tiempos de exceso inmaduro e inmaduro terror los griegos lo llamarían de “anánké”, de extravío del heroísmo humano, la necesidad de tener que obedecer al primero que venga, a lo primero que pase, sin tener que elegir. Sólo desde dentro del laberinto se puede salir de él.
Jasón y Medea se citaron en el templo de Hécate. “Los griegos sabían que el amor exige fuerza para elegirlo, pero ternura para vivirlo”. Medea volvió a ser dueña de sí misma. Se habían convertido en pareja “con la alegría que sientes cuando te enamoras y que todo lo arrolla sin que sepas por qué”. Sus almas volaban por encima de las nubes.
“¿Quiénes somos gracias a nuestras palabras?”.
El vellocino de oro son todas nuestras metas. La nave Argo emprendió el viaje de regreso. “Medea estaba en la popa, abrazada a Jasón. Y contemplaba por primera vez el mar abierto”.
“Las Argonáuticas son nuestro bote salvavidas universal, ligero, síntesis que salva la vida”. Medea representa a todas las mujeres que habitan en nosotras. Los argonautas se llenaron de valor merced al Amor.
Andrea recuerda en el libro ‘Io che amo solo te’ de Sergio Endrigo (1962).
Todo amor es un viaje… y viceversa. Me ha encantado el libro de Andrea Marcolongo, porque “el Amor es la medida de los héroes”.
Muy distinta es la filosofía de Juego de Tronos, cuya última temporada está próxima. Se ha publicado el libro ‘El invierno se acerca. Lecciones de Juego de Tronos para la vida”. Entre las 175 lecciones,
“Todo aquel que no sea nosotros es nuestro enemigo” (Cercei Lannister).
“El hombre que dicta la sentencia debe blandir la espada” (Ned Stark).
“Nunca olvides lo que eres” (Tyrion Lannister).
“Nada es mejor o peor que nada. Nada es solamente nada” (Arya Stark).
“La voluntad es la fuerza que nos hace caer débiles y levantarnos invencibles” (Daenerys Targayen).
“A veces no hay una opción feliz, sólo una menos grave que las otras” (Jon Nieve).
“El caos no es un pozo, es una escalera” (Meñique).
“Cuando cae la nieve y soplan los blancos vientos, el lobo solitario muere, pero la manada sobrevive” (Sansa Stark).
Gracias, Esther Mucientes, por el resumen en El Mundo.
El poder sin amor es destrucción; con amor es todo un viaje.
Esta tarde hemos vuelto a ver en Netflix ‘Megamind’ (2010). Una historia muy didáctica sobre buenos y malos, villanos y héroes; una banda sonora espectacular. En ella, ‘Welcome to the jungle’ de Guns and Roses
La entrada La medida de los héroes griegos y las lecciones de Juego de Tronos se publicó primero en HABLEMOS DE TALENTO.