Jornada entre Madrid y Sevilla. Por la tarde, AVE a la capital hispalense para atender a los medios. Mañana participo en la jornada de la Cámara de Comercio sobre el Futuro del Empleo. Aportaremos datos sobre la creación de empleo en Andalucía en los próximos 8 años y conectaremos las principales conclusiones del Foro de Davos (CIRIA, para no “armar el cirio”) con las cinco tendencias del Futuro del Empleo: Magnet, Experience, Leadership, Ecosystem y Learning (MELEL).
He estado leyendo ‘Amor, valor y sonrisas. Mi proceso personal contra el cáncer’, de Leyre Contreras. Leyre nació en Madrid en 1976. Licenciada en ADE, trabaja en una multinacional. En enero de 2015 le diagnosticaron un cáncer de mama, cuando sus hijos tenían 9 y 8 años. Finalizado el tratamiento, ha compartido sus lecciones de vida en colaboración con la ONG ‘Deporte para la Educación y la Salud’ y con la Fundación Aladina. Desde 2017, además de seguir en la empresa en la que se incorporó con 22 años, estudia Psicología por la UNED.
“La vida es un regalo; he aprendido a vivirla y disfrutarla como si fuera el último”, nos enseña Leyre. Me siento muy involucrado con la lucha contra el cáncer, por motivos familiares y de amigos que lo han sufrido o están luchando contra esta lacra.
Leyre Contreras comienza con una cita de José Antonio Marina: “El amor puede ser la gran energía que impulsa a superar las dificultades, pero para convivir se necesita una especial inteligencia (…) el amor es esencialmente activo”. O, como dicen nuestros amigos de Ilunion, “no eres lo que logras; eres lo que superas”.
Al contar su historia, Leyre nos presenta a los co-protagonistas: sus hijos (Lucas y Javier), a quienes dedica el libro; su pareja, los oncólogos, la doctora en medicina natural, la docena de cirujanos, enfermeras, recepcionistas, peluqueros, fisioterapeuta; amigas que han superado el cáncer (Lola y Carmen), compañeros de trabajo, jefe, etc. El ecosistema, la comunidad humana en torno a Leyre. Prologan el libro la psicóloga Ruth Naranjo y Paloma Abad, que cita a Khalil Gibran, un canto de esperanza: “En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche vive una aurora sonriente”.
La autora nos narra el primer susto, las primeras noticias (“tranquila, no es nada”), la elección del centro médico (Zeus), el grupo de WhatsApp de las Pink Friends (32 amigas), la gran preocupación por sus hijos (“yo tengo claro dónde quiero estar, a tu lado”, le dijo su pareja, José Mª), la elección de tratamiento (visualizaba ‘Indiana Jones y el templo maldito’), la “gymkana” (la amistad fue un apoyo esencial), la dieta (el valor de la determinación), el nuevo look (con la ayuda de Pedro, su peluquero), las terapias diferentes (constelaciones familiares, reiki, masaje metamórfico), las “casi vacaciones” (con el segundo ciclo terminado), el sí o no de la metástasis, el abanico de opciones, la cirugía (“¿por qué somos capaces de perdonar al prójimo y no somos capaces de perdonarnos a nosotr@s mism@s?”), las vacaciones de verano, la fisioterapia (el trabajo de curarse, cuidarse y recuperarse), la quimio y la radio, el premio de una escapada a la nieve, la duda de si volver a empezar (“nunca se sabe lo que puede ocurrir”), el despertar de la consciencia de los demás y el final de la gymkana. “Quiero disfrutar de la vida y lo estoy consiguiendo”.
Un relato conmovedor, ilusionante, escrito a modo de diario, que demuestra que frente al cáncer el GRIT (la determinación: pasión y perseverancia) personal y la ayuda de las personas que te quieren son determinantes.
Mi gratitud a Leyre por compartir valientemente su historia; a su editor, mi buen amigo Pedro Molino, por cuidar la obra; a Macarena Bravo por las ilustraciones y a Jaime por regalármelo (el libro va en tercera edición, todo un éxito).
Para luchar contra este conjunto de enfermedades, para superarla, hace falta valor, poner en marcha mucho amor y despertar las sonrisas (una terapia insustituible).
La canción de hoy, ‘Colgado en tus manos’ de Carlos Baute con Marta Sánchez.
“Tal vez esto lo hizo el destino”.
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