Anoche estuve viendo, de nuevo, Perfectos Desconocidos (2017), una comedia de humor negro dirigida por Álex de la Iglesia que ha funcionado maravillosamente bien en taquilla (más de 20 M€). Basada en la cinta ‘Perfetti sconosciutti’ (2016), de Paolo Genovese, sus claves del éxito son un espléndido guión (de Filippo Bologna, Paolo Costella, el propio Paolo Genovese, Paola Mammini y Rolando Ravello, españolizado por Álex de la Iglesia con su socio Jorge Guerricaechevarría) y el casting: siete actrices/actores primorosamente elegid@s (por Margarita Rodríguez y Carmen Utrilla). Puro Talento.
Se trata de una cena una noche de “Luna Roja” entre siete amigos. Los anfitriones son el cirujano plástico Alfonso (Eduard Fernández) y su mujer, la psicóloga Eva (Belén Rueda). Junto a ellos, los abogados Alfonso (Ernesto Alterio) y Ana (Juana Acosta), en ese momento pareja en la vida real; el pizpireto taxista Eduardo (Eduardo Noriega) y su reciente esposa, la veterinaria Blanca (Dafne Fernández) y el profesor de gimnasia desempleado Pepe (Pepón Nieto), que iba a venir con su nueva pareja, Lucía, que no ha aparecido a la velada. Blanca, la nueva, propone que tod@s dejen ss móviles sobre la mesa y descubran juntos lo que les va llegando. Lo que parece un juego inocente adquiere tintes dramáticos, sobre romances extramatrimoniales, relaciones conyugales y orientaciones sexuales.
Es una película que me gusta mucho. Cuando te centras en los comportamientos de los siete personales, más allá de lo que dicen (que en muchas ocasiones son “fake news”, para protegerse de los demás), resulta muy interesante no sólo la relación en el interior de cada pareja (los abogados que no se soportan, la psicóloga y el cirujano plástico que prefieren ser atendidos por otros y educan de forma muy diferente a su hija de 17 años, la ingenua veterinaria que se ha casado con un depredador), sino entre ellos: de Eva, que quiere seguir sientiéndose joven y deseada, con Eduardo; entre Pepe y Alfonso, etc. Se trata de observar, por encima de lo obvio.
Mi gratitud a Álex, Jorge y los Paolos, Genovese y Vasile. Al CEO de Mediaset tuve ocasión de felicitarle personalmente en una reunión de DCH, el día de la fiesta por el enorme éxito de la película. “La simplicidad es la suprema sofisticación” (Leonardo da Vinci).
Hablando de observación, he estado leyendo ‘Arthur y Sherlock. Conan Doyle y la creación de Holmes’, del periodista Michael Sims. Una poderosa investigación sobre cómo se creó Sherlock Holmes y por qué se ha convertido en el detective más célebre de la literatura. Arthur Ignatius Conan Doyle (1859-1930), que firmaba A. Conan Doyle (Doyle es su apellido, y así están catalogadas sus obras tanto en la British Library como en la Biblioteca del Congreso de EE UU), nació en Edimburgo de familia católica irlandesa. Su abuelo y sus tíos fueron ilustradores. Su padre, Charles Doyle, fue un funcionario de obras públicas con gran afición al dibujo (ilustró la primera edición de ‘Estudio en Escarlata’, la primera novela con Sherlock Holmes ) que sufrió de alcoholismo y severas depresiones y hubo de ser internado en distintas instituciones sanitarias (“Arthur admiraba desde siempre el talento y la ambición de su padre, pero era dolorosamente consciente de que ese talento y esa ambición se desperdiciaban en secreto”). Su madre tuvo que acoger huéspedes, entre ellos el Dr. Bryan Walker, con quien al parecer tuvo un romance. Arthur estudió medicina, se embarcó en un buque por las costas de África, ejerció en Plymouth, se casó con Louise Hawkings (Touie), con quien tuvo dos hijos, y tras 20 años de amor platónico con una mujer llamada Anne Leckie, se casó con ella y tuvo tres hijos más. Murió a los 71 años después de haber publicado 56 relatos y 4 novelas sobre Sherlock Holmes, ademas de otras 30 obras de ficción, libros de historia, de ciencia paranormal, de viajes, de literatura, de teatro, de criminología, dos planfletos políticos, tres poemarios, un libro sobre la infancia y su autobiografía. Un escritor prolífico.
Leyendo el espléndido libro de Michael Sims sobre Arthur Conan Doyle y el cultivo de su talento, cuyo personaje cumbre como escritor es el célebre Sherlock Holmes, he estado pensando en la Empleabilidad (la de Doyle) y las cinco tendencias del “Future of Work” (Futuro del Empleo). Como sabes, son:
- Talent Magnet: “No hay nada más poderoso que una idea cuyo tiempo ha llegado” (Víctor Hugo). ¿Por qué se convierten en populares las novelas detectivescas? Cuando Conan Doyle creó a Holmes, la narrativa detectivesca ya era popular. Sims nos retrotrae al libro bíblico de Babel, al método de Zadig (Voltaire), a Alejandro Dumas padre (D’Artagnan como detective), a William Godwin (1794), a Edgar Buler-Lytton y por supuesto al bostoniano Edgar Allan Poe (1809-1849), de padres itinerantes que murieron siendo él muy niño. Contrajo deudas de juego, se enroló en el ejército y murió a los 40 años: “Dejó una herencia literaria que marcó las siguientes décadas con su seductor olor a depravación”. “Los crímenes de la calle Morgue” llevó al límite la necesidad de unidad de efecto en la ficción.
- Skills Revolution: Desde niño, Arthur Conan Doyle fue un gran lector. Se crió pobre entre muchachos pendencieros, pero sus tíos le ayudaron para que pudiera estudiar. A su madre, Mary, la adoraba e idolatraba. Ella le inculcó la pasión por la lectura, la estabilidad emocional, el amor al conocimiento: Flaubert, Gautier, Goncourt (la leía a su madre mientras cosía), Oliver Wendell Holmes (de ahí el apellido del detective). Ocho años de internado en la academia Newington de Edimburgo, visitó Estrasburgo, Basilea y París, entró en la Universidad de Edimburgo (la Atenas del norte) a los 17 años, donde destacó en golf, rugby y boxeo. “En Edimburgo se respiraba ambición y arte”. Leía todo lo que podía (‘Ivanhoe’, de Walter Scott, poesía marcial, el escritor USA de origen irlandés Mayne Reid… Tras el fracaso de su clínica en Plymouth, estudió oftalmología en Viena y abrió consulta en Londres.
- Talent Experience: “Debemos enseñar a los estudiantes a observar atentamente”, solía decir Joseph Bell, su profesor de medicina preferido en la Universidad de Edimburgo. Un hombrecillo de nariz aguileña, excelente cirujano, que impacto especialmente en Arthur. Bell daba lecciones, no invitaba al debate. Practicaba el método científico (la observación atenta y la deducción, que tanto nos fascinan en las novelas de Holmes), siguiendo los principios de Francis Bacon (el filósofo y científico que, según un servidor, está detrás del verdadero Shakespeare, como explicaba en ‘William Shakespeare y el Desarrollo del Liderazgo’). Bell había enviudado en 1874 (Arthur le conocería dos años después) y llevaba su dueño en silencio, con la crianza de sus hijos. “El arte en la sangre adopta las formas más extrañas” (Sherlock Holmes). También le influyeron a Arthur en la Universidad buenos profesores como Henry Littlejohn o Robert Christison. Bebió veneno (y sobrevivió contra todo pronóstico), se enroló en un barco ballenero (donde le impresionó el grado de embriaguez a bordo) y se convirtió en cirujano en 1882. Se estableció por su cuenta en Plymouth, con 23 años. Como no tenía pacientes, se dedicó a escribir, a jugar al fútbol y al criquet. En 1891 se trasladó a Londres como oftalmólogo: ya había escrito ‘Estudio en Escarlata’ (1887) y ‘El signo de los cuatro’ (1890). En Londres, ‘Las aventuras de Sherlock Holmes’ y ‘Memorias de Sherlock Holmes’, por entregas entre 1981 y 1892. Su mayor éxito, ‘El sabueso de los Baskerville’, no llegaría hasta 10 después, en 1901.
- Talent Hybrid Ecosystem: ¿Que había cambiado en la sociedad británica? En 1749, Henry Fielding (magistrado jefe de Londres y autor de ‘Tom Jones’) creó la figura de los “Bow Street Runners” (una policía metropolitana organizada). En 1829, el ministro del interior Robert Peel hizo aprobar la ley de policía metropolitana (los “bobbies” en Inglaterra y “peelers” en Irlanda). 18 años antes, Vidocq, un delincuente metido a policía, fundó la “Brigade de la Sûreté”, que Napoleón convirtió en policía nacional. Esto inspiró, entre otros, a Balzac y Víctor Hugo. La palabra “detective” (del latín “detectar”) apareció en 1830. Uno de los primeros fue Charles Field (jefe de la brigada en 1852), amigo de Charles Dickens. Dickens cantó las virtudes de los nuevos servidores públicos y se basó en la realidad para crear ficción. El francés Emile Gaboriau creó a un detective, Lecoq, y se hizo popularísimo (dividía sus novelas en dos partes; una trama detectivesca y un drama familiar gótico). Y e escocés Robert Louis Stevenson (1850-1894) y Mark Twain (1835-1910) profundizaron en las novelas de aventuras.
- Digital Leader: ¿Qué tenía Arthur Conan Doyle para liderar el movimiento? Empezó a escribir a los cinco años, James Payn (el editor de narrativa breve más prestigioso de Gran Bretaña) aceptó una obra suya en el verano de 1883 (se publicó en enero del 84). Tras la boda con Touie, aceptó la herencia de ella como parte de los ingresos de la casa y “empezó a imaginarse cómo una mente similar a la del Dr. Joseph Bell brillaría si se dedicara a resolver crímenes”. Hemos visto que Holmes proviene de Oliver Wendell Holmes, el pensador americano. Sherlock (inicialmente Sherrinford), probablemente por William Sherlock, investigador jefe de Edimburgo cuando él estudiaba allí. Watson era el medico de cabecera de la reina Victoria (particularmente, me parece una genialidad que sea Watson el que relate las aventuras, lo que ensalza a Holmes). En cuanto al domicilio de su héroe, el 221B de Baker Street, era una calle llena de historia y allí abrió Madame Tussaud en 1835. A los 27 años, Arthur Conan Doyle había creado un personaje inolvidable. Holmes superó a Dupin (el detective de Poe) y a Lecoq porque mostraba su talento (lo explicaba) y no simplemente lo proclamaba. Lo que llamaríamos “evidencias de comportamiento”. Watson le dice a su colega: “Has llevado la investigación detectivesca tan cerca de una ciencia exacta como nunca volverá a estarlo”. Y añade: “Mi compañero se puso rojo de placer al oír mis palabras y la firmeza con las que las dije. Yo ya había observado que era tan sensible al halago de su arte como cualquier moza lo es al de su belleza”. Lo que le faltaba era un agente literario, A. P. Watt, que también llevaba a un joven Rudyard Kipling. En 1894 Kipling le invitó a la cena de Acción de Gracias en su casa; a cambio, Conan Doyle le dio lecciones de golf.
“Todos los escritores empiezan imitando. Creo que es una regla general, aunque a veces se inspiran en modelos que nos son fáciles de descubrir”. “Ningún escritor es absolutamente original. Siempre entronca en algún punto con ese viejo árbol del que él es una rama” (Arthur Conan Doyle, ‘Memorias y aventuras’).
¿Cómo ha llegado a nuestros días un personaje como Holmes, creado en 1887? No sólo a través de la novela, y el teatro (Conan Doyle escribió la versión dramatúrgica de ‘Estudio en Escarlata’) sino del cine y la televisión. La primera película (norteamericana) de ‘El sabueso de los Baskerville’ es de 1939. Hay más de 26 versiones de la misma. Recientemente, las películas de Guy Ritchie con Robert Downey Jr. y Jude Law (2009 y 2011), la serie británica de la BBC con Benedict Cumberbatch (desde 2010), Elementary (serie norteamericana desde 2012, cinco temporadas) y, en la gran pantalla, Mr. Holmes (2015) con Sir Ian McKellen. Es inevitable ver a Holmes en el Dr. House (serie de TV desde 2004); Garcia hizo en cine ‘Holes & Watson, Madrid days’, buscando a Jack el Destripador en la capital de de España. Zoe y yo hemos visitado en LOndres el “Museo de Sherlock Holmes”, en el 221 de Baker Street. El mito sigue vivo.
Podemos ver a Sherlock Holmes con otros ojos, los de la Empleabilidad. Mi gratitud a Michael Sims y a Arthur Conan Doyle. La dedicatoria de ‘Las aventuras de Sherlock Holmes’ reza: “A mi viejo maestro, Joseph Bell, Doctor en Medicina”.
La canción de hoy, ‘Sherlock’, de la boy-band surcoreana SHINee:
“I’m so curious, yeah”.
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