Viernes entre Madrid y Zaragoza. Esta tarde he tenido el honor de participar en la presentación del PSLICE, Programa de Liderazgo Innovador y Coaching Estratégico de ESIC en la capital aragonesa. He hablado de Talentismo, Liderazgo y Neurociencia, y en la segunda parte de los conceptos aristotélicos que aprovechamos todavía hoy en el Coaching.
Mi coach preferido a lo largo de la historia, como probablemente sepas, es Aristóteles de Estagira (384 a.C. – 322 a.C.). Nacido cerca del Monte Athos, en la península calcídica (región de Macedonia de la actual Grecia), su padre fue el médico de Amintas III. Cuando murió (367 a.C.), Aristóteles contaba con 17 años y fue enviado a Atenas, para estudiar en la Academia junto a Platón. Allí estuvo veinte años, hasta el fallecimiento de su maestro. Parecía el sucesor natural de Platón, pero no fue así. Desde el 347 a.C. y durante cuatro años, marchó a Aso (Hermias, el gobernador, era compañero de la Academia) y después a Mitilene, en la isla de Lesbos. A petición de Filipo II de Macedonia, se hizo cargo de la educación de su hijo Alejandro, que tenía 13 años. A los 19, Alejandro Magno había conquistado el 90% de la tierra conocida.
Aristóteles compartió con su pupilo a lo largo de seis años montones de enseñanzas (el Estagirita escribió unos 200 tratados, de los que sólo nos han llegado 31). Entre ellas, he querido destacar seis:
- La Areté o Potencial. En palabras cervantinas, “ama, no lo que eres, sino aquello en lo que te puedes llegar a convertir”. L@s coaches, l@s líderes-coaches, saben apreciar no lo que sus pupil@s son hoy, sino lo que pueden alcanzar. He puesto como ejemplo el Óscar al Mejor Actor de Leonardo DiCaprio, tras cuatro nominaciones anteriores. En la película de Iñárritu, Leo ha tenido tres coaches para superarse a sí mismo (entre ellos Larry Moss, de quien DiCaprio ha escrito: “Su compromiso por el oficio, conocimiento enciclopédico por este arte y sincero entusiasmo por la actuación hace que el proceso sea excitante, inspirador y verdaderamente transformador”.
- La Eudaimonia o Reto. La Felicidad, enseñaba Aristóteles, es tanto placer como sentido, significado. El Reto es la clave de la Fluidez (Csikzentmihalyi), cuando elevas tus capacidades a la altura de ese reto a través del compromiso. Por eso la pregunta de l@s coaches (como la de Olivia Pope, la protagonista de la serie Scandal, es “So What do you want?”, “¿Qué es realmente lo que quieres?”.
- Ergón o Vocación. Para pasar de la potencia al acto (movimiento, porque el talento que no se aprecia se deprecia) es imprescindible partir del disfrute, de la vocación, de nuestra función vital. La energía (capacidad de hacer un trabajo) activa el proceso; la entelequia (de “telos”, fin, y “echein”, poseer) es el acto realizado, el logro. “La vocación es la espina dorsal de la vida” (Nietzsche).
- El Mesotés o Término Medio. Tan malo es pasarse como no llegar. Aristoteles propugnaba en sus pupilos: la Valentía, entre la cobardía y la temeridad; la Templanza, entre la desidia y el desenfreno; la Generosidad, entre la avaricia y la prodigalidad; la Magnificencia, entre la pusilanimidad y la vanidad; la Mansedumbre, entre el defecto y la irascibilidad; la Sinceridad, entre la ironía y la arrogancia; la Afabilidad, entre la dejadez y el polemismo; el Buen humor, entre ser arisco y ser chistoso; el Pudor, entre la continencia y el descaro. De la virtud aristotélica a la dialéctica hegeliana (tesis-antítesis-síntesis) para mejorar continuamente. He puesto como ejemplo empresarial los valores de Éveris: Libertad responsable, Generosidad exigente, Energía creativa, Coherencia y Transparencia.
- Sophrosyne o Serenidad. Es el estado mental de templanza, moderación o autocontrol. Se consigue respondiendo con calma, respirando, meditando, etc. “Enfadarse no acaba con los problemas de mañana, sino con la paz de hoy”. Es conocer el papel del sistema límbico (emociones) y también el del neocórtex (lo racional).
- Hexis o Hábitos. “Somos lo que hacemos repetidamente, de modo que la Excelencia no es un acto sino un hábito”. De hexis, hábito, proviene la ética, “la forma más inteligente de vivir” (José Antonio Marina). Los hábitos se construyen en los ganglios basales del cerebro (no se pueden destruir, sino contraponer) mediante la repetición. Son la segunda naturaleza que acaba con la primera (Pascal). Como decía Aristóteles, no elegimos nuestra primera naturaleza, pero sí la segunda.
Un buen proceso de coaching debe ayudar al pupilo a advertir de su potencial, marcar sus retos, descubrir la vocación, optar por el justo medio, desarrollar la serenidad y fomentar nuevos y mejores hábitos. En tiempos de Aristóteles y Alejandro como en los nuestros.
Mi gratitud a los organizadores del PSLICE de ESIC Zaragoza y a l@s antigu@s alumn@s (much@s de ell@s, coaches estupend@s).