Primera de las dos jornadas en Galicia, hoy en A Coruña y mañana en Vigo. He estado en la oficina, en Madrid, hasta las 10, y después a Barajas a tomar el vuelo de las 11,35 a “la ciudad en la que nadie es forastero”. Reuniones con clientes y una de las mejores tortillas de patata del mundo, la de Marisol, en casa de Mar.
Durante el vuelo y en el aeropuerto he estado leyendo sobre el primer debate para el 20D entre el SG del PSOE, Pedro Sánchez, el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera y el líder de Podemos, Pablo Iglesias, el primero en internet. El presidente del gobierno y del PP, Mariano Rajoy, que también estaba invitado, no compareció por problemas de agenda. A diferencia de lo que han opinado algunos expertos, no creo que esto ni le quite ni le dé votos respecto a los comicios de dentro de 20 días. Simplemente no aprovechó esta oportunidad.
Más allá de cómo comunica cada candidato (creo que hay especialistas como Fran Carrillo que lo explican maravillosamente bien), a un servidor le interesa más, porque es mi campo, el liderazgo que muestran.
Como bien sabes, las tres claves del Liderazgo son marcar la pauta (un futuro ilusionante, una visión estimulante), hacer equipo e infundir energía (desde el optimismo inteligente).
En el bloque del yihadismo, Pablo Iglesias pretendió desmarcarse con el “no a la guerra”, identificó a Rivera con Aznar y desmarcó a Sánchez de ZP.
En el económico, Rivera propuso el contrato único. Sánchez respondió que “el contrato único de la derecha de Albert Rivera supone precarizar más el mercado de trabajo”. Además, el líder de C’s propuso el complemento salarial, la reforma del régimen de los autónomos, la rebaja del IRPF y el cambio de modelo laboral. Podemos, la lucha contra el fraude fiscal, la bajada del IVA, impuestos a transacciones financieras y la renovación del modelo productivo, con energías renovables. El PSOE, la derogación de la reforma laboral y la protección de los desempleados sin prestaciones.
Rivera reprochó a Sánchez las “puertas giratorias”; Iglesias dijo que “Rivera no e de derechas; es de lo que haga falta”.
Respecto a la política territorial, Ciudadanos propone la idea de España aplicando la ley; PSOE, la reforma constitucional y Podemos, el referéndum para Cataluña. Y en la regeneración democrática, Rivera propuso el fin de los aforamientos y las listas abiertas. Podemos atacó a C’s por apoyar al PP en Madrid.
En el “minuto de oro” final, Albert Rivera apeló “al orgullo de ser español”; Pablo Iglesias pidió a los electores que se leyeran los programas y distinguieran entre inmovilismo y cambio; Pedro Sánchez reivindicó los “avances logrados por gobiernos socialistas”.
Como líderes, los tres están bastante lejos de lo que pueden llegar a ser. En la revista Cambio 16 de esta semana, podemos leer sendas entrevistas a estos candidatos (y a Alberto Garzón, de IU). En la entrevista de Juan Emilio Ballesteros a Pedro Sánchez, el SG del PSOE manifiesra que “el partido ha sido grande, no cuando ha tenido un líder fuerte, sino cuando tuvo un conjunto de grandes personalidades que le acompañaban”. Excusatio non petita. Si los socialistas quedan como el tercer partido, con los peores resultados electores de su historia, le va a faltar tiempo a Susana Díaz para venir a Madrid. María Jesús Hernández entrevista a Albert Rivera: “No voy a estar de ministro ni de VP de ningún gobierno. O gobernamos o estaremos en la oposición”. E Íñigo Adúriz entrevista a Pablo Iglesias: “Las nociones de izquierda y derecha, fundamentales para entender la política, son metáforas que tienen que ver con los valores”.
Volviendo al Liderazgo, los líderes de los partidos emergentes corren el riesgo de sobre-exposición, de que se les vea hasta en la sopa. Pedro Sánchez, de falta de credibilidad (apelar al legado de su partido no es que ilusione mucho) y Mariano Rajoy de que muestre cansancio por las tareas de gobierno.
El filósofo Gustavo Bueno, siempre provocador, a sus más de 90 años se ha despachado a gusto con los “candidatos del cambio”. En una entrevista en ‘El Español’ (www.elespanol.com/saberes/20151128/82741757_0.html), ha llamado a Pedro Sánchez “sicofante” (“impostor, calumniador” según el DRAE), “un hombre cuyo único objetivo es ganar las elecciones”. Pablo Iglesias, según Gustavo Bueno, es “un anarquista y un demagogo que cree que se puede partir de cero”. Albert Rivera es “un chico simpático cuya sabiduría es la de un ajedrecista de la política, sin ninguna idea abstracta”. Y Mariano Rajoy, “un político en el sentido tradicional de la expresión. Conoce las consecuencias de sus actos y tiene inteligencia”.
Con todo, lo mejor de la entrevista es cuando a GB le preguntan por la cultura. “Hoy la cultura en España es lo que Platón llamaba la teatrocracia. Te hacen una serie de Isabel la Católica, de Carlos V; la de Carlos V es una vergüenza. El guionista tuvo la audacia de decir que Carlos V no estaba solo, hay que poner a Hernán Cortes, y para establecer la relación entre ambos reducen la idea del imperio a una cuestión de ambición. Y a la mínima oportunidad una escena de cama. Y consideran que eso es acercar al público la humanidad de Carlos V, cuando lo que están mostrando es a un Carlos V zoológico. Además, vaya descubrimiento. Para mandar siempre necesitas un grupo en el que tiene que haber gente de látigo porque si no es imposible. Claro, ahora eso lo dices y te llaman fascista. ¡Pues llámeme usted lo que quiera, hombre! Si al poder ejecutivo le quitas la Policía, la Guardia Civil y el Ejército se acabó el poder ejecutivo.”
Mi gratitud a Mar, Quique, Santi, María y Paloma.