Segundo lunes de octubre, entre Madrid, Bilbao y Logroño. Esta semana me llevará, además, a Badajoz, Barcelona y Vigo.
El pasado 25 de septiembre, con motivo de la presentación del Human Age Institute, mi admirado José Antonio Marina me comentó que le había entrevistado Risto Mejide para su programa ‘Viajando con Chester’. Una conversación capacitadora (à la coaching) entre Risto y el profesor Marina es algo que un@ no debe perderse. Pues bien, ayer se emitió el programa y efectivamente era digno del mayor interés.
José Antonio Marina también nos comentó, el martes pasado, sobre el número de octubre de Harvard Business Review y especialmente acerca del artículo ‘Auge (y presumible caída) de la Gestión del Talento, de Roger L. Martin. El decano (desde 1998 a 2013) de la Rotman School de la Universidad de Toronto y autor del formidable ‘Playing to Win: How Strategy Really Works’, con A. G. Lafley, critica la dinámica que enriquece a los ejecutivos y financieros a costa de todos los demás.
Martin nos recuerda que hace apenas 50 años el 72% de las 50 mayores compañías de EE UU por capitalización de mercado explotaban recursos naturales (carbón, hierro, hidrocarburos). En 1960, solo el 16% de los profesionales eran “clase creativa” (por utilizar un término de mi amigo Richard Florida, profesor de Rotman). Hoy son más del doble, el 33%. Ahora, más de la mitad de las Top 50 están basadas en el talento; entre ellas, tres de las cuatro primeras: Apple, Microsoft y Google (la otra es ExxonMobile). Solo un (paretiano) 20% controla recursos. Tal es la revolución en la Gestión del Talento.
¿Consecuencias? En los 70, los CEOs ganaban menos de 1 M $. Michael Jensen y William Meckling publicaron el artículo ‘Teoría de la firma: Comportamiento Gerencial, Costes de Agencia y Estructura de la Propiedad’, que justificaba un cambio salarial. Como consecuencia, desde mediados de los 80 (economía de la oferta) el 1% de los mejor pagados se ha llevado el 30% del incremento de PIB. “Nuestro sistema actual de recompensar el talento no solo no crea valor para el total de la sociedad, sino que ha hecho la economía más volátil” (la V de VUCA). Los que más han crecido son los “hedge funds”. Es pasar de “crear valor” a “intercambiar valor”. “La diferencia de ingresos entre el talento intensivo en creatividad y el trabajo intensivo en rutina es mala para la cohesión social. El paso de crear valor a intercambiarlo es malo para el crecimiento y el rendimiento económico. El crecimiento de volatilidad en la bolsa es malo para los fondos de pensiones. Si bien la proporción de clase creativa se ha triplicado en un siglo, y la economía se ha enriquecido con el talento, este talento se ha canalizado hacia actividades improductivas y comportamientos egoístas”.
Estamos a tiempo. Roger Martin propone que los inversores prioricen la creación de valor sobre el mero intercambio, los gobiernos intervengan antes y los ejecutivos muestren su Liderazgo con una mejor combinación de recompensas al capital, al trabajo y al talento.
Eso es, precisamente, lo que diferencia a las compañías “Human Age” de las neotayloristas, me permito añadir.
Por lo demás, en la HBR de octubre también podemos disfrutar de reflexiones sobre “poner lo comercial en el centro de la Estrategia” (Frank Cespedes), los espacios colaborativos y el equilibrio entre transparencia y privacidad, la creación de valor (“la innovación no vale mucho si no te pagan por ello”) y recuperarse en la carrera profesional. Otro número muy fructífero.