Esta mañana he estado trabajando en una localidad junto a Barcelona con el Comité de Dirección de una empresa biotecnológica de crecimiento espectacular (un crecimiento anual mayor que el de Apple Computer). Hemos trabajado el Liderazgo Innovador en una era en la que el Talento es más escaso que el Capital (ellos lo saben muy bien) y la necesidad de que el Comité de Dirección se convierta en un Equipo de Alto Rendimiento. Para ello la formación (en Intangibles, en el/la líder como coach, en las seis claves de un equipo de VERDAD) es condición necesaria, pero no suficiente. El desarrollo proviene de un cambio de comportamientos y la generación de nuevos hábitos, acordes con los nuevos tiempos.
En este curioso verano de juicios y fichajes, he estado pensando en el precio (“todo necio confunde valor y precio”, Machado) de dos futbolistas: Gonzalo Higuaín y Asier Illarramendi. Al parecer, el todavía jugador de la Real Sociedad, que pretende el Real Madrid, cuesta 30 M €; al delantero argentino, que desea salir del club blanco, lo ha tasado el Arsenal por 27 M €.
¿Cómo es esto posible? El franco-argentino Gonzalo Higuain lleva desde 2006 en el Real Madrid (costó 12 M €), donde ha ganado tres Ligas, una Copa del Rey y una supercopa de España. En la 2012-23 ha marcado 18 goles, 8 menos que en la temporada anterior. Asier Illarramendi Andonegi, nacido en Mutriku (un abrazo para mi buen amigo Joxe Mari y para su hijo, fantástico coach), ha debutado en primera división en junio de 2010. Se incorporó a la primera plantilla en la 2011-2012. Ha cuajado una gran campaña y ha sido campeón de Europa sub21 con la selección (Israel, verano de 2013).
Estamos en el talentismo, en la era conceptual, y por eso “el conceto es el conceto”. Illarra se concibe como “el nuevo Xabi Alonso” y por eso lo desea el Madrid. El Pipita ha dejado de ser un concepto poderoso: tiene 25 años, pero lleva 7 en el club blanco. Illara es el futuro (vale 30 kilos, pero se espera que valga más, como Isco, como Carvajal, como Thiago, como Deulofeu, como Jesé) y Higuaín me temo que podría ser el pasado (dicho con todos los respetos; le deseo una exitosa carrera en la Premier y con su selección).
¿Illarra o Higuaín? ¿Hablamos de futuro o hablamos de pasado? No ha más que repasar las noticias de la prensa y de la tele: el caso Bárcenas, los EREs de Andalucía, José Bretón, el autobús siniestrado en Ávila… ¿Dónde está el futuro?
Desgraciadamente, somos un país que mira al pasado (a las corrupciones, a los sucesos) y no al futuro. Y esa es precisamente la definición de “viejo”: una persona (una empresa, un país) cuyas añoranzas superan a sus sueños. ¿Dónde está nuestro “Cuadro de Mando Integral”, nuestra “Estrategia de Océano Azul” para la Marca España, nuestro tapiz (canvas) para generar un nuevo modelo de negocio?
Y además somos un país de “Zidanes y Pavones” (el titular de Florentino Pérez que dio lugar a la era galáctica; hoy Zidane es el “directivo” de confianza de Florentino y Pavón, que llegó libre al Zaragoza en 2007 y jugó pocos partidos, abandonó profesionalmente el fútbol en 2011). Adiós a la clase media, con el austericidio y la generación de crecientes desigualdades. El presidente Rajoy confía (creo que mal asesorado) en que en verano de 2015 el PIB haya subido, la crisis haya pasado y vuelva a ganar las elecciones generales, que de eso se trata. Por mucho que mejoren las exportaciones, si el desempleo continúa tan elevado, va a ser una catástrofe (eso, si su extesorero no se lleva a su gobierno por delante).
La añoranza es un error; el éxito pertenece a quienes asumen sus sueños para convertirlos en realidad.