Domingo caraqueño, último día de esta “gira” de dos semanas por Colombia, Panamá y Venezuela. Mañana de vuelta a Madrid con Iberia, vía Santo Domingo. Muchos aprendizajes y grandes amigos en este viaje.
Anoche, tras el taller con los “ciudadanos Fénix” (magnífica la realidad del Grupo Fénix durante los últimos 12 años y el ilusionante proyecto de Ciudad de la Salud; mi gratitud a Óscar, Rómulo, Jaira, Vincenzo y todo el gran equipo), fuimos a ver en el Teatro Teresa Carreño la obra ‘HAMLET, la experiencia’ en versión caribeña, adaptado y dirigido por José Manuel Suárez..
Cuarenta actrices sobre el escenario (i¡un elenco totalmente femenino), música en vivo (arias como “Nessun Dorma”, temas de Carmen o La Traviata) con la Orquesta Sinfónica Gran Mariscal de Ayacucho bajo la batuta de la maestra Elisa Vargas y la producción de Claudia Salazar Gómez. Espléndidas Daniela Alvarado. Elba Escobar, Nohely Arteaga, Carmen Julia Álvarez, Claudia La Gatta, Adriana Romero, Grecia Augusta Rodriguez, Varinia Arraiz, Stephanie Cardone, Marianery Amín, Nella Martínez, Raquel Zapata y Carito Delgado, además de 25 cantantes y bailarinas. “Hamlet es un homenaje a la mujer, a su fuerza, su entereza, lo que significan en el mundo y yo traté de rodearme de las mejores mujeres que tenía en el entorno. Tiene que ver mucho con la presencia femenina y el respeto que infiere en mí… Los personajes siguen siendo masculinos, siguen teniendo su esencia solo que están interpretados por mujeres sin pantomimas de hacer de hombre. La idea era trabajar cómo se acerca la mujer a lo masculino, trabajamos mucho sobre los gestos y la femineidad, las formas de expresarse. Fue un reto, porque todas son muy coquetas“, ha declarado José Manuel Suárez.
La historia del príncipe de Dinamarca es una de las más icónicas de Shakespeare. Su padre ha muero y él, melancólico, cree que ha sido un plan de su tío Claudio para usurpar el trono y casarse con su madre, Gertrudis. Pero no actúa inmediatamente. Su “procrastinación” (un retraso excesivo de lo que debe hacer) se lleva por delante las vidas de la mayor parte de las personas de su entorno. Ese “ser o no ser” convierte la situación en tragedia.
En 2009, un servidor publicó ‘Shakespeare y el desarrollo del Liderazgo. El misterio de la naturaleza humana’, como un taller para directivos de 9 sesiones mensuales en las que se analizaban desde la perspectiva del Liderazgo 18 de las 37 obras del Bardo. Entre ellas Hamlet, por supuesto, porque la duda hamletiana siempre me ha interesado mucho. De hecho, una de mis frases favoritas de WS es: “Nuestras dudas son traidoras, porque nos hacen perder aquello que pudimos ganar, por miedo a intentarlo”. La traición de la duda y su coste de oportunidad. “Algo huele a podrido en Dinamarca”.
En el retraso de sus decisiones, Hamlet pierde a Ofelia, su amor; a su madre; a Polonio, Claudio, Laertes, Rosencrantz y Guildenstern. A su propia vida. El daño realizado es mucho mayor que la justicia que pretendía reparar. Toda una lección, porque “no es lo que somos, es lo que podemos llegar a ser”.
Borja Vilaseca nos explica que la duda hamletiana se corresponde con el eneatipo 6, el de la persona que tiene miedo a tomar decisiones. “Son personas que no confían en sí mismas. De ahí que tiendan a ser inseguras, miedosas y ansiosas. Su aprendizaje pasa por transformar su cobardía en coraje, cultivando la autoconfianza necesaria para tomar sus propias decisiones.” Sus patrones de conducta inconscientes del ego son:
- A menudo le invade el miedo y la ansiedad por los potenciales problemas futuros; vive en un permanente estado de alerta para no ser cogido desprevenido.
- Al sentirse inseguro por dentro, se preocupa obsesivamente con tomar aquellas decisiones que le garanticen la seguridad y la certeza de que todo irá bien.
- Suele estar lleno de contradicciones y dudas, y puede llegar a padecer fuertes tormentos mentales. Utiliza mucho las expresiones «¿y sí…?» y «no sé».
- Cuando tiene que tomar una decisión importante suele explorar todas las opciones y hacer todo tipo de encuestas a sus personas de máxima confianza.
- Duda entre seguir a figuras de autoridad, haciendo lo que se supone que tiene que hacer –lo cual le da seguridad– y rebelarse, atreviéndose a seguir su intuición, lo cual le aterra.
Borja considera que este tipo de personas “asocia su infancia con el temor de no contar con el apoyo de sus padres para orientarse en la vida. E incluso recuerda haber aprendido que, para sentirse seguro y confiado, debía seguir el camino marcado por la autoridad, ante la que, de tanto en tanto, se rebelaba. Así, poco a poco interiorizó que no estaba bien confiar en sí misma”. Evidentemente, esto les afecta en el amor, en sus relaciones, en la carrera profesional.
¿Qué acaba triunfando, el miedo o el amor? Sólo se puede salvar quien quiere. Si las personas con duda hamletiana encuentran en su vida a un narcisista que se aprovecha de la situación, apaga y vámonos.
Para fomentar el coraje necesario, se recomienda:
- Relajar la mente desde la meditación, el yoga, la música o cualquier otra actividad de gestión del estrés. “Todos los pensamientos que te hacen sentir miedo, inseguridad o pesimismo proceden del ego. Así que no los tengas en cuenta. ¡Cuestiónalos! Es importante que observes tu mente y que no te creas nada de lo que te cuente, especialmente cuando empieza a bombardearte con “¿y sí?”.
- Tomar decisiones de verdad, siendo consecuente con los resultados, sean los que sean. Porque no tomar decisiones es una (pésima) decisión. “Deja de buscar apoyo y orientación en figuras de autoridad. Nadie sabe mejor que tú qué hacer con tu vida. Paralelamente, haz un listado de tus valores; es decir, aquello verdaderamente importante para ti. Tus valores son la brújula interior que te permite tomar decisiones alineadas con tu verdadera esencia. Es importante que tarde o temprano te emancipes de guías externos para convertirte en tu propio referente.”
- Confiar en la vida, junto con las personas cercanas que auténticamente te quieren. “Deja de buscar la seguridad absoluta y pensar constantemente en lo peor que puede pasarte. Por más que te preocupes, es imposible saber qué nos deparará en el futuro. Lo peor que puede sucederte es que aprendas una valiosa lección de la vida. Y es que no suele pasar lo que quieres, pero siempre sucede lo que necesitas para crecer y evolucionar, convirtiéndote en el ser humano que puedes llegar a ser. Confiar en la vida es el mejor antídoto contra la ansiedad crónica que suele acompañarte cuando desconfías de ti mismo y de todo lo demás.”
Gracias, Borja, por estos sabios consejos.
“Duda que ardan las estrellas, duda que se mueva el sol, duda que haya verdad, mas no dudes de mi amor“, le escribe Hamlet a Ofelia, aunque luego no aplique lo que predica.
Hoy celebraremos el final de estas dos semanas en CasaPakea, en el Ávila. Cocina vasca de primer nivel. Gracias una vez más, querido Nelson. La perspectiva de estos días me ha ayudado mucho.
Contraste. “Teneste la promessa, addio del passato”. Aria de La Traviata, de Verdi.
y “Mira la vida” de Dani Martín.
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