Ayer, en la librería Lello & Irmao, considerada por Enrique-Vila Matas, The Guardian y Lonely Planet la más bella de Europa, una de las mayores atracciones turísticas de Oporto (un millón de visitantes antes de la pandemia, que gustosamente pagamos 5 euros por entrar y a unos pocos se nos descuenta porque compramos allí libros, que es su propósito), adquirí ¡Amor de perdición’, de Camilo Castelo Brando, en una cuidada edición de la propia librería.
Se considera que ‘Amor de perdición’ es la obra que mejor representa el romanticismo portugués. El argumento es el siguiente: El joven hidalgo Simón Botelho y la rica heredera Teresa de Alburquerque viven una apasionada historia de amor- Un amor imposible, a causa de las rencillas familiares motivadas por antiguas disputas (un clásico de la literatura, a lo Capuleto y Montesco). Simón posee un carácter impulsivo y, favoreciendo su insano orgullo, acaba con el hombre con quien el padre de Teresa había decidido casarla en matrimonio de conveniencia. Simón es encarcelado y su familia se aleja de él, abandonándolo a su triste suerte en prisión. Mientras, a la desdichada Teresa,, que sigue enamorada de Simón, la ingresan en un convento. Una historia de Amor, de Honor y de tragedia, en una novela con una provocadora crítica social: la búsqueda de un absoluto, de un todo, que rescate a las personas de la fragmentación individualista para restituirles la unidad perdida (la “media naranja” platónica, el tándem como unidad mínima de Liderazzgo).. Escrita en 1861 por Camilo Castelo Branco (1825-1890), uno de los mejores literatos lusos, la novela supone la culminación del amor fatal, con todos los ingredientes del puro ideal romántico: el autocastigo impuesto por los mismos protagonistas, que sienten que no merecen la dicha, y la muerte como fin único y absoluto de la existencia. Una preciosidad este Amor de Perdiçao‘.
Por la tarde, en la sesión de las 7 pm (en Portugal hay toque de queda), reservamos en ‘La Casa del Fado’ para escuchar allí a la deliciosa fadista Sandra Cristina (Sandra Cristina Fernandes Mauricio), con Miguel (Luis Miguel Martins Lobo) a la guitarra de Coimbra y Carlos a la guitarra española. Por primera vez tras la pandemia, aforo completo. Más de una hora de fados, degustando vino de Oporto, que finalizaron con la canción ‘Uma casa portuguesa’, himno al hogar que cantaba mi padre. Ésta es la versión de la gran Amália Rodrigues. “Uma promessa de beijos,/ Dois braços à minha esperaÉ/ uma casa portuguesa, com certeza/ É com certeza uma casa portuguesa!”.
El fado, cuya palabra viene del latín “fatum” (el destino, no pocas veces trágico), es la música portuguesa por excelencia. Como bien sabes, el fado trata del amor, del dolor, de la pérdida y de la injusticia social. De los sentimientos y las emociones que generan “saudade”: la añoranza, la melancolía la nostalgia.
Dicen que esta melodía, calificada como lúgubre, encaja con la personalidad de nuestros hermanos portugueses, muy profunda y romántica. El fado apareció por primera vez en las calles de Lisboa, en los barrios de Alfama, de Mouraria y Bairro Alto, a principios del siglo XIX. Pronto pasó a Coimbra, donde se encuentra la Universidad más antigua de Portugal, donde lo cantaban los estudiantes (el Coimbra Fado lo cantan exclusivamente los hombres; el lisboeta, hombres y mujeres; el fado conimbricense utiliza exclusivamente la guitarra de Coimbra, que culmina en una lágrima, en tanto que el de Lsboa se toca con la guitarra de Coimbra o la lisboeta).
Más de una hora de intimista “concierto entre amigos” de nacionalidades francesa, alemana, austriaca, italiana, española… Mi gratitud a Sandra Cristina, Miguel y Ricardo por momentos tan emotivos.
Considerado “Patrimonio de la Humanidad” por la UNESCO, te recomiendo los fados actuales de Mariza, Carlos do Carme o Dulce Pontes, como esta “Cançao do Mar’.
Amor de perdición. Tanto la novela romántica como los fados en directo me han recordado a las “empresas que enamoran”, ese esfuerzo de las empresas punteras de llevar a la “Marca Empleadora” (Employer Branding) los conocimientos y los esfuerzos de la Marca Comercial. Dada la notoria escasez de talento, más le vale a los departamentos de RR HH tratar a l@s candidat@s como clientes (clientes internos). Es más, como clientes VIP. Atraerles (Talent Magnet) mediante una TVP (Propuesta de Valor al Talento, basada en un propósito corporativo diferencial), detectar sus intereses (los “pains”) y llevarles por un viaje (“journmey”) de aventura y descubrimiento.
Todo esto, ¿para qué? En la revista Forbes, la coach ejecutiva de bienestar Baz Beheshti nos aportaba diez claves de conexión entre el “engagement” de los empleados (su enganche, su involucración, su implicación, su compromiso) y los resultados empresariales:
- El compromiso de l@s profesionales genera un 21% mayor de rentabilidad (Gallup) por reducción del absentismo (41%) y de la rotación no deseada (59%)
- El 89% de los DRH (nueve de cada diez) considera que el reconocimiento horizontal (feedback entre pares) y los chequeos periódicos son clave para hacer equipo.
- L@s emplead@s que se sienten escchad@s multiplican por 4,6 veces su empoderamiento y la posibilidad de dar su mejor versión en el trabajo (informe de Salesforce).
- El 96% de los empleados están convencidos de que la empatía es una excelente vía para la fidelización del talento. ¿Te imagen el sangrante coste de oportunidad de aquellos directivos que creen que esto de la empatía es “cosa del àsadp”?
- La falta de Compromiso en los empleados cuesta en EE UU unos 550.000 M $ anuales (informe de The Engagement Institute. conjuntamente con The Conference Board, Sirota-Mercer, Deloitte, ROI, The Culture Works y Consulting LLP). Lo mismo, proporcionalmente, en el resto de los países. Un desperdicio para la eficiencia.
- El 61% de l@s emplead@s están en estos momentos “quemad@s” (burned out) con su trabajo (informe de CareerBuilder). Condiciones indeseables; un virus que se contagia.
- El 89% de l@s profesionales involucrad@s en iniciativas de bienestar recomendarían a sus amig@s y conocid@s su empresa como lugar para trabajar. Cuando falta un buen nivel de Liderazgo, ese porcentaje cae al 17%.
- Siete de cada diez empresas está promovoendo en sus trabajadores comportamientos saludables (al menos, en Estados Unidos). según la investigación de Willis Towers Watson.
- El 61% de los profesionales afirman que su estilo de vida es más saludable ahora gracias a las iniciativas de su empresa.
- El 87% de l@s profesionales esperan que su empresa les apoye activamente en el equilibrio de vida personal y profesional. Parece que, de momento, en la gran mayoría de las organizaciones está sucediendo precisamente lo contrario.
Dos extremos: a l@s profesionales que llevan décadas en una empresa les cuesta un mundo cambiar de compañías, como aquellas personas mal tratadas por su pareja que se niegan a dar el paso precisamente por la asfixiante presión de su entorno, del “qué dirán”. Del oro lado, l@s milenials y centenials que practican y practicarán el “job hopping”: saltar de compañía porque la actual -en concreto, su jefe- ni le iinspira, ni le integra, ni favorece su “aprendibilidad” para seguir creciendo y desarrollándose como profesional y como persona. Las empresas sin líderes-entrenadores perderán a l@s más valios@s.
¿Qué pasa una vez que el/la candidat@ se incorpora a la empresa? Que esa atracción puede ser un espejismo si toda la compañía, más allá del departamento de selección, no está a la altura. Y sobre todo si, tras el Employer Branding de vanguardia, se esconde una jefatura “de toda la vida”. L@s profesionales se sienten atrapados, con un amor no correspondido, como l@s protagonistas de los fados.
Dos opciones: seguirse lamentando (‘Perdóname’ de Pablo Alborán con Carminho)
o salir de la jaula emocional, tan agotadora (‘Me voy’ de Julieta Venegas).
La entrada El (en)fado en la empresa: amores no correspondidos se publicó primero en HABLEMOS DE TECNO TALENTO.