Magia, de Rosanna. “Magia es verte sonreír”.
La Magia es una forma especial de comunicación, de acción en común. Este fin de semana he tenido el placer de comprobarlo en todo su esplendor. Ayer por la mañana, visitando en el Ilustre Colegio de Notarios de Valencia (sede de Alicante) la Biblioteca de los Libros Felices. En esta maravillosa biblioteca, “los libros no se tocan, se acarician“.
Estábamos cenando el viernes en ‘El Canalla’ (Plaza de Gabriel Miró) al aire libre cuando apareció el Dr. Manuel Desantes, catedrático de Derecho Internacional Privado de la Universidad de Alicante, a saludar a la Senadora Sánchez Zaplana. Nos habló de esta Biblioteca y le pedí que nos hiciera un “discurso del ascensor”. En apenas un minuto, Manuel nos enganchó. Nos habló de los libros como seres vivos, que se sienten felices o tristes, que necesitan de caricias y de la impresionante biblioteca (única) que se había abierto en la ciudad apenas unos meses antes. No dudamos en quedar al día siguiente (ayer, sábado) para visitarla. Pensábamos que estaríamos unos minutos y, tras más de dos horas y media de visita, se nos había hecho corta.
Imagínate una Biblioteca con 16 incunables (libros escritos entre la Biblia de Gutenberg de 1455 y la Pascua de 1501) y 4.200 volúmenes de los siglos XV al XIX. Imagínate que el Dr. Desantes, que fue VP de la Oficina Europea de Patentes de 2001 a 2008, te explica la belleza de la ‘Institutio Oratoriae’ de Quintiliano en la edición de 1481, la propia Biblia de Gutenberg, los textos de Cicerón, la ‘Divina Comedia’ en una edición de 1481, la ‘Física’ de Aristóteles en la edición de 1496 por el veneciano Girolamo Scoto… El tiempo se detiene ante los libros que han cambiado el mundo, como el Atlas, el compendio de la fauna y flora de América que encargó Felipe II o el Cosmos de Humboldt.
‘Don Biblio’ es el protagonista de este espacio tan hermoso. Un personaje (que encontró Manuel en el sur de Alemania), ávido lector: ¿biblioaficionado bibliófilo, biblioadicto. bibliópata? Él y su hija Aurora aseguran que los libros antiguos, aunque sean frágiles, no se sientan tristes. Porque son acariciados.
Un homenaje a los editores, “que son los que realmente han transformado el mundo”. 400 metros cuadrados que son Esperanza para la Humanidad. Mi gratitud a Manuel y a Mario, Quijote y Sancho de esta aventura, mi reconocimiento a Don Biblio y mi Fe en que la cultura salvará nuestro futuro. “Estás vivo siempre que te recuerden”.
Caricias. Me recordó la historia de Federico II Hohenstaufen (1194-12250), emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y nieto del famoso Federico II Barbarroja, fue llamado en su tiempo «stupor mundi» (el pasmo del mundo), un monarca excéntrico que para saber cuál era la lengua de Dios (¿el arameo, el hebreo, el latín, el griego?) dejó a un grupo de 30 recién nacidos alimentados y convenientemente vestidos pero sin poder ser tocados. Ante la falta de caricias, todos murieron antes de los tres años. Así las necesitamos los seres vivos. El psicoanalista austriaco René Spitz (1887-1974) demostró que la privación de vínculos emocionales genera “depresión anaclítica” (síndrome de hospitalismo, 1945).
Te animo a ver el TED ‘The power of touch’ de Tzipi Strauss (2016)
La canción de hoy, ‘Acaríciame’ por María Conchita Alonso.
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