Ayer tuve el honor y el privilegio de visitar el Museo Picasso de Málaga, algo que no había realizado hasta la fecha desde su creación en 2003. Además, guiados por Cristina, gran experta en el pintor malagueño y en las 120 obras que se exponen actualmente (y así será hasta 2023), recorrimos el Palacio de Buenavista en lo que se ha llamado Diálogos con Picasso. Mi profunda gratitud a la coach Karina Salas, especialista en Liderazgo y Salud, y a Rosa Rodríguez Cano, Directora Gerente de la Fundación Campus Tecnológico de Algeciras, por esta maravillosa iniciativa. 44 pinturas, 49 dibujos, 40 obras gráficas, 10 esculturas, 11 esculturas, 17 cerámicas, 1 gran tapiz (el de las ‘Señoritas de Aviñón’) y 1 plancha de linóleo de entre las más de 400 obras de la que dispone la Fundación. Según Pepe Karmel, comisario asociado que ha conceptualizado la exposición, se trata de mostrar la “unidad en la diversidad” (lema de la Unión Europea) de Picasso, desde el drama y la ternura de sus periodos Azul y Rosa hasta el cubismo como experimentación, pasando por el nuevo realismo tras la I Guerra Mundial (un conflicto bélico que, como nos recordaba José Antonio Marina en la presentación de ‘Biografía de la Inhumanidad’ en Abante antes de ayer, nadie había previsto en la Belle Epoque y el kaiser trató de parar cuando ya era demasiado tarde), el surrealismo y las vanguardias tras la II Guerra Mundial con estilos a los que los historiadores del arte no le han puesto nombre.
A muchos nos fascina que Pablo Ruiz Picasso, además de ser el mejor pintor, escultor y grabador del siglo XX, inventara el marketing del arte (y por tanto, la Marca personal) tal como lo conocemos. Entre 1894 (Picasso tenía 13 años y ya destacaba en el dibujo, gracias al magisterio de su padre) hasta 1972 (un nonagenario a meses de morir por edema pulmonar), podemos conocer sus obras en seis bloques:
- Damas y caballeros, una serie con retratos del año 1894 hasta el 1906,
- Cubismo, con obras de 1906 a 1914.
- Cubismo: bodegones con trabajos de 1911 a 1922.
- Clasicismo moderno, de 1922 a 1923.
- Modelos, bañistas y mujeres desafiantes, con trabajos de 1927 a 1933.
- Metamorfosis y abstracción, del periodo de 1927 a 1932.
- El minotauro y otros monstruos, con una selección de obras de 1928 a 1938.
- Miradas implacables, con retratos realizados entre 1934 y 1939.
- La anatomía del terror, con obra de 1936 a 1948.
- Rostros de guerra y paz, con trabajos de los años 1944 a 1950. Bestiario, con representaciones de animales realizadas entre 1941 y 1960.
- Paisajes carnales de 1944 a 1971.
- Regreso al mediterráneo aúna obra de 1948 a 1960.
- Miradas familiares, con retratos realizados de 1962 a 1965.
- El niño sabio, con obras de 1970 a 1972, justo un año antes de su fallecimiento.
No puede entenderse la evolución de Picasso sin el networking (la red de influencias) que estableció a lo largo de su vida, especialmente en París, y sin las ocho mujeres a las que amó:
- Fernande Olvier, casada, con la que estuvo siete años (hasta 1912) y de quien se publicó ‘Amar a Picasso’ en 1988. Murió en 1966. Fue su musa en la etapa Rosa.
- Eva Gouel, la pasión de Picasso en su etapa cubista. Vivieron juntos desde 1911. La llamaba “ma jolie”. Murió joven, en 1915, probablemente de tuberculosis, y Picasso quedó devastado. Podemos ver lo que sentía el genio en “Amo a Eva” y “El infierno”.
- Olga Khokhlova, primera esposa y madre de su hijo Paulo. Bailarina de los ballets rusos de Diáguilev, se conocieron en 1917, año de la Revolución bolchevique. Ambos pertenecían a distintas clases sociales. Dejó la danza por una lesión persistente en el pie. Durante el periodo en que estuvieron juntos, Picasso pintó muchas madres y niños (entre ellos, retrató a Paulito, como puede verse en el Museo de Málaga). Cuando supo que la amante de Picasso estaba embarazada, se fue a vivir lejos de él, pero no se divorciaron por intereses económicos. Un principio dulce y un final amargo. Olga falleció en 1955, de cáncer.
- Marie-Therese Walter, madre de su hija Maya. Se conocieron cuando ella tenía 17 años y él 47 (su progenitora le dio permiso para posar). Fue la inspiración para la famosa “Suite Vollard”. (100 grabados) Al año de nacer Maya, Picasso tenía una nueva amante. Ella se suicidió a los tres años de la muerte de su amado. El nieto de ambos publicó ‘Picasso: historia de la Familia Real’.
- Dora Maar, fotógrafa, poeta y pintora, fue la que documentó el ‘Guernica’ (1937). La relación duró 8 años y Dora nunca superó la separación del malagueño, hasta su muerte con 89 años en 1995. “Un artista no está libre aunque a veces lo parezca. Sucedió lo mismo con los retratos que hice de Dora Maar. Jamás pude hacerle uno riendo. Porque para mí ella es la mujer que siempre llora. Durante años la pinté en formas torturadas, no mediante una influencia sádica ni tampoco con placer; simplemente obedecí a una visión que se me impuso por sí sola. Era la profunda y no superficial realidad (Pablo Picasso).
- Françoise Gilot, madre de sus hijos Claude y Paloma. Se conocieron cuando Picasso tenía 62 años y ella era una estudiante de 21. Françoise era artista: pintora y escritora, y muchos piensan que su carrera no progresó más precisamente por su amor por Picasso.
- Genevieve Laporte. Entrevistó a Picasso en 1943, para el periódico de la escuela con 17 años de edad y tuvieron una relación ocasional pero no fue hasta que tenía 24 que comenzó un romance con el artista mientras vivía con Françoise. Su amor fue secreto. Durante este período,Picasso tuvo lo que un “período de ternura”, ya que Genevieve fue la única mujer que retrató sonriendo. En 2005, con 79 años, subastó 20 obras de Picasso (muchas sobre sí misma) y con el dinero que consiguió, creó una fundación para la defensa de la naturaleza y los animales. Murió en 2012, a los 86 años de edad.
- Jacqueline Roque, su segunda esposa. El genio la conoció en 1953, cuando él tenía 71 años y Jacqueline 26. Fue la musa que inspiró más obras. Estuvieron juntos 20 años, hasta que Picasso murió en 1973. En 1986, Jacqueline se suicidó.
“El amor es el mejor tónico de la vida” Pablo Picasso.
En la librería del Museo Picasso de Málaga, he comprado ‘Vida con Picasso’ de Françoise Gilot, el retrato de unos años de networking parisino con Matisse, Braque, Miró, Chagall, Giacometti y Jean Cocteau, entre muchos otros por una observadora excepcional. Picasso se muestra como un ser tierno e impetuoso, ese Minotauro con impulsos contradictorios, capaz de absorber todo y de todos (aprendibilidad en estado puro), un creador supersticioso y un padre angustiado permanentemente. He disfrutado mucho leyéndolo en el AVE de vuelta a Madrid.
También ‘Picasso’, por Gertrude Stein (1874.1946), escritora, coleccionista de arte y amiga personal de Picasso. Llegada a París en 1903, mantuvo su tertulia sabatina hasta 1938, con nombres como Scott Fitzgerald, Pound, Matisse, Picabia, Derain o Apollinaire. Este breve texto (68 páginas), escrito en 1938, comienza así: “La pintura en el siglo XIX era cosa que se hacía en Francia y por franceses; en el siglo XX, siguió haciéndose en Francia pero pasó a ser cosa de españoles. Los españoles eran los que tenían que crear la pintura del siglo XX. y lo hicieron. Picasso lo hizo”. Stein relata una relación de casi cuatro décadas, desde la primera visita de Pablo Ruiz a la capital parisina en 1900 hasta el ‘Guernica’ en 1937.
Y la biografía de Patrick O’Brian, considerada por Kenneth Clark la mejor de Picasso con diferencia. Vecino de Picasso en la Costa Azul, O’Brian (1915-2000) es un novelista de profunda sensibilidad.
Por cierto, algunos piensan que el ‘Guernica’, más allá de mostrar el horror por el bombardeo nazi en la Guerra Civil española, esconde la biografía de Picasso (el toro) con sus cinco mujeres principales hasta la fecha.
La madre (1) es Marie Thérèse, su amante, con Maya, la hija de ambas (5). Una enfermedad la llevó al borde de la muerte (así lo pintó en ‘Le sauvatage’). Tiene la lengua afilada, como el toro y el caballo, por sus discusiones por Dora Maar. El toro (2) es el propio Picasso, que se opone al caballo; se sitúa como Velázquez y Goya en sus cuadros (‘Las meninas’ y ‘La familia de Carlos IV’) El pájaro (3) es precisamente Dora Maar, por entonces su amante oficial (y la que le ayudó con el cuadro). Tenía 29 años y no vivía con él por consejo de su abogado debido al proceso de divorcio. El caballo (4) es Olga, a quien dos años antes le había pedido el divorcio. Él le achacaba un carácter difícil (Picasso no se quedaba atrás); nunca obtuvo el divorcio. Maya Windmaier-Picasso (5) hoy tiene 85 años y dos hijos. El guerrero muerto (6) es su amigo del alma Carlos Casagemas, que lo llevó a París. Se suicidó por mal de amores (la espalda rota revela impotencia sexual). La mujer de la lámpara es su madre, María (7), que corre en la navidad de 1884 (Pablo tenía 3 años) por el terremoto de Málaga. Y el ángel con los brazos levantados, à la Goya o El Greco, en llamas (8) podría ser Conchita, su hermana pequeña. Mª de la Concepción Ruiz Picasso falleció a los 7 años (él tenía 13), “En 1895, Picasso veía como Conchita se deterioraba, pasando de ser la pequeña sonriente de rizos rubios a la que había pintado con tanta ternura a ser un fantasma de sí misma; veía cómo el doctor Ramón Pérez Costales, un amigo de José Ruiz Blasco -padre de Pablo-, entraba y salía de la casa familiar; veía a sus padres luchando por salvar la vida de la niña y contemplaba cómo la familia fingía ilusión y alegría durante la Navidad tratando de proteger a Conchita de cualquier tristeza sobre su inminente muerte…”. Así lo relata (Arianna Stassinopoulos, ‘Picasso: creador y destructor’).
Pablo Ruiz Picasso hizo en 1895 un “pacto con Dios”: si se cura su hermanita, dejará la pintura para siempre. El mismo día en que Conchita falleció, él acabó ‘La primera comunión’ (se nota que con muy poca luz). A los pocos días expuso sus primeras obras, en una tienda de muebles de La Coruña sita en el nº 20 de la calle Real. Este cuadro juvenil le acompañó a Picasso toda su vida. Está expuesto en el Museo de Málaga. Según los investigadores Ventureira y Pardo, el fallecimiento de su hermanita le marcó la relación con las mujeres (musas casi niñas) y el miedo a la muerte. Picasso creía que su hija Maya era la reencarnación de Conchita. Maya en realidad se llama Mª de la Concepción, pero como “Conchita” suena a “idiota” en francés y la niña balbuceaba “María” como “Maya”, se quedó con ese nombre. “Mi pintura a veces es profética. Creo que he pintado a personas que, en realidad, conocería más tarde”, reconoció el genio.
Picasso, forjador de su propia imagen pública a través del networking.
Un icono, genio y figura, amigo de Jaime Sabartés y Carles Casagemas en Els quatre gats (Barcelona), de Ricard Canals, Paul Gauguin, André Breton y Guillaume Apollinaire en sus primeros años parisinos, de Max Jacob, de Gertrude Stein (que impulsó su encuentro con Matisse) y su hermano Leo, de Georges Braque y Jean Cocteau, de Daguielev y Stravinsky, de Julio González y Paul Éluard, de Lacan, Sartre y Simone de Beauvoir, de Hemingway y Dominguín. Picasso retrató prácticamente a todos sus amigos.
Te animo a ver en National Geographic (Disney +) la serie ‘Genius’, segunda temporada, sobre Picasso (8 episodios de una hora), con Antonio Banderas. Maravilloso.
A Picasso al parecer no le gustaba la música clásica. Sí el flamenco y la música de ballet, así como ‘El sombrero de tres picos’ de Manuel de Falla.
La canción de hoy, ‘Pablo Picasso’, por David Bowie.
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