Hago un alto en el camino esta semana para pasar el día, almuerzo incluido, con mi gran amigo Jorge Carretero, que fuera durante 18 años portavoz de la Real Federación de Fútbol, con quien acabo de terminar de escribir el capítulo sobre directores deportivos y gestión de los clubes para un libro conjunto que coordina un prestigioso headhunter. Con Jorge publiqué en 2014 ‘Atrévete a motivarte’, un manual de (auto)motivación que sigue de plena actualidad -y utilidad, espero-. Gracias, Jorge, por tu profunda amistad de tantos años.
He estado leyendo ‘El DÍA DESPUÉS de las GRANDES EPIDEMIAS, De la peste bubónica al coronavirus’, del profesor José Enrique Ruiz-Doménec (Granada, 1948), catedrático de Historia Medieval de la Universidad Autónoma de Barcelona y autor de ensayos como ‘El reto del historiador’ (premio Ciudad de Barcelona) y ‘Europa. Las claves de su historia’ (finalista del Prix du Livre Européen).
Sí, las epidemias (enfermedades contagiosas que afectan a mucha gente; cuando es a una civilización, entonces se habla de “pandemias) son las protagonistas de la Historia, entendida como el equilibrio entre el desafío y la respuesta (Arnold Toynbee, La civilización puesta a prueba). Por ello, repasa cinco de las mayores epidemias de la Historia:
1.Una plaga en tiempos de Justiniano y Teodora. La plaga del año 542, contada por Procopio, historiador de cabecera de los reyes. 25 millones de fallecidos. El colapso del Imperio Bizantino que supuso el paso de la Antigüedad tardía a la Edad Media. La sociedad supo reaccionar: desecación de pantanos, limpieza de los bosques, futuro prometedor para los europeos… y para el Islam.
2.Tras la peste negra (1347-1353), pintada por Andrea Orcagna (El triunfo de la muerte) y contada por el notario Gabrielle de Mussis y por Bocaccio (El decamerón). Millones de fallecidos, “un tercio de la población”. ¿Guerra biológica? “Los tártaros explotaron la pestilencia con oscuras intenciones” (De Mussis). Surge El Renacimiento, con el modelo de gobernanza férrea (La Monarquía, de Dante) y de “via empinada” (Petrarca). Propuesta de higiene pública en las ciudades (desde Ragusa, hoy Dubrovnik, a Marsella, pasando por las principales ciudades italianas), sentido del negocio, ética del bien social. Nuevo modelo de enseñanza ligado a las Humanidades (Pier Paolo Vergelio). El Estado como obra de arte (estatuas de Marco Aurelio) y El príncipe de Maquiavelo.
3. Espiral de contagios en América, desde la llegada de Cristóbal Colón en 1492 hasta la disolución del Imperio azteca en 1521: gripe, sarampión, tifus, fiebre amarilla, viruela. Una catástrofe con más de 50 millones de muertos. Humanismo erasmista con las ideas de Francisco de Vitoria (el padre del “derecho de gentes”). Hospitales (en Lima, una cama cada 100 habitantes). Dignidad (el Inca Garcilaso de la Vega), mestizaje, hemanamiento (Virgen de Guadalupe en Extremadura y en el cerro de Tepeyac, Ciudad de México).
3.Pestilencias en el siglo XVII, “el siglo maldito” (Geoffrey Parker). De 1628 a 1665, sucesivas epidemias de tifus, viruela y peste. ‘La Virgen se aparece a las víctimas de la peste’, de Antonio Zanchi )1666); ‘Diario del año de la peste’ de Daniel Defoe. Máscaras de pico para acercarse a los apestados. Decisiones posteriores: la Sanidad es un deber de Estado, modificación de la vida doméstica (derribo del viejo orden familiar), adopción del espíritu de la revolución (la Gloriosa de 1688 en Inglaterra, las Trece Colonias en 1776, el 14 de julio de 1789), la Ilustración como forma idónea para el saber científico (Hume, Newton, La Enciclopedia, los avances médicos). ¡La ciencia será la gran fuerza redentora!
4.La devastadora gripe A (mal llamada “gripe española” de 1918). Más de 50 M de fallecidos, más que la I Guerra Mundial (9 millones de soldados y 7 millones de civiles). El primer brote, en Kansas. Por exceso de vanidad, los soldados eran los contagiadores. “España se sitúa en el candelero siempre que hace algo mal. Y la primavera de 1918 lo hizo rematadamente mal”: Gobierno de concentración de Antonio Maura (con Cambó como ministro de Fomento), dictadura de Primo de Rivera en 1923, II República en 1931, Guerra Civil en 1936. Tras la gripe española, tres decisiones: el espíritu de innovación (Einstein, Freud, Heisenberg, Proust), avance en la investigación médica (vacunas y antibióticos), aplicación de la razón práctica a la vida (Estado del Bienestar).
“Y entonces llegó el 2020. Una nueva gran pandemia. La de la Covid-19. Y la historia volvió a empezar. ¡Qué persistente es la naturaleza cuando se siente amenazada”.
José Enrique Ruiz.Domènec nos ofrece siete brillantes propuestas para afrontar el siglo XXI (que empieza ahora, con los locos años 20). Se superará la situación creada por el coronavirus…
- llevando a cabo un cambio morfológico de la sociedad. Principio de Responsabilidad. “Debemos reflexonar sobre las ruinas gloriosas del pasado” (Percy B. Shelley). “La educación creará un individuo crítico, inventivo, creador, capaz tanto de decir la verdad como de hacer frente a la complejidad”.
- con complicidades con la inteligencia sintiente (la raison sensible de Edgar Morin). “Decide cuál es tu modelo de gobernanza para el siglo XXI y te diré qué esperas del futuro”.
- teniendo una visión correcta del futuro basado en el sentido que le confiere la Historia. Comparto el optimismo inteligente del profesor Ruiz-Domènec sobre la necesidad de estimular el espíritu crítico, “que es el único inventivo e innovador, Hay que evitar la tentación de permanecer inactivos ante el peso de una máquina que aliena a la gente”. “El cambio es una necesidad colectiva”.
- recuperando, desde la imaginación moral, dos principios clave: sinceridad y autenticidad. Lo llamamos “Liderazgo del bueno”, el de unas élites estudiosas que confronten ideas. “¿Inteligencia o intereses creados? Hay que escoger.”
- defendiendo de nuevo el espacio de la comunicación. El “cuarto poder” está hecho unos zorros. Libertad de expresión, ante el peligro de desgaste de la conciencia cívica. Revisemos los beneficios económicos de la mentira.
- mediante una redefinición del valor de la cultura. Hablar sin decir nada se ha convertido en tendencia. Hay que elegir entre mantenerse en lo que hay o rasgar el velo.
- entendiendo el poder de la Naturaleza, que sigue siendo “el aterrador molino de la muerte” (Novalis). “Lo que es conocido en general, precisamente porque nos resulta conocido, no es conocido. Es la manera más corriente de engañarsey de engañar a los demás presuponer que algo es conocido y conformarse con ello” (Hegel). Debemos fijar unos límites morales en la investigación científica.
El coronavirus representa el desafío de la naturaleza en su extremo más amenazante y peligroso y un golpe (¿definitivo?) a una clase política cortoplacista, ignorante de la Historia. Venzamos la incertidumbre y los fantasmas que la sostienen por ignorancia, negligencia o maldad. Lo que importa, nos enseña Ruiz-Domènec, es volver a vivir con libertad y con dignidad.
Excelente libro, que nos ilumina sobre las pandemias, protagonistas de la Historia, sobre los avances de la humanidad tras ellas y sobre cómo deberíamos liderar la salida a la del coronavirus. Gracias, profesor Ruiz-Doménec, por su sabiduría y su alegato inteligentemente optimista.
La canción de hoy, ‘The day afer’ (El día después) de Badfinger (1971). Hace medio siglo.
La entrada El día después de las grandes epidemias (de ésta, también) se publicó primero en HABLEMOS DE TECNO TALENTO.