Ayer disfruté del webinar ‘Grandes Autores Contemporáneos’ organizado por PwC Venezuela, en el que hablé durante hora y media (con sesión de preguntas) de ‘Liderazgo Brain-Friendly’, el libro coescrito con la fundadora y CEO mundial de About My Brain, Silvia Damiano. En tiempos de pandemia, más de un año después, con olas y cepas, necesitamos más salud mental que nunca para nuestro Liderazgo y para dirigir una organización RICA (Rendimiento, Innovación, Colaboración y Agilidad) en talento. Mi gratitud a mi amigo Pedro Pacheco (presidente de PwC), a Manuel Briceño (socio de la firma y perfecto maestro de ceremonia) y al más de medio millar de profesionales inscritos. Adoro Venezuela y espero volver pronto allí.
He estado leyendo ‘Caos, virus, calma’ de Núria Perpinyà. Premio Málaga de Ensayo. La profesora Perpinyà imparte Teoría Literaria en la Universidad de Lleida. Ha publicado media docena de ensayos, tres novelas y varias obras de teatro.
Núria Perpinyà nos muestra que el caos está más organizado de lo que pensamos, porque el caos no es lo mismo que la anarquía. La Teoría del Caos, en la física, sigue unas determinadas reglas: irregularidad, extrañeza, multiplicidad y velocidad, entre muchas otras. Reglas que encontramos en la Naturaleza y que la autora aplica al arte experimental, a la postverdad y a los cataclismos sociales. De la Ciencia (la física), a las Humanidades.
Orden, Desorden, Semiorden y Balance.
Orden: “Las obras literarias se asemejan a los organismos vivos porque unos y otros están presididos por el principio de unidad” (Aristóteles). Dios como geómetra. Orden unicista, simetría, orden binario, orden triangular (Brahmá, Visnú y Shiva). Espirales (las conchas que pueblan los mares). Polígonos: la tabla de Mendeleiev, las clasificaciones de especies de Mendel y Darwin.
Desorden. “Si existe algo desordenado en el universo, no lo conocemos”.
Caos tradicional, desde el Génesis. ‘Teología del caos’ de Sjoerd Bonting. Origen físico (Big Bang) y biológico del universo. Caos apocalíptico (El jucio final de Van Eyck, El estudiante de Salamanca de Espronceda, El paraíso perdido de Milton). Lo diabólico: Diario del año de la peste de Daniel Defoe. La mujer (Eva, Pandora, Kali) y la barbarie como causantes del caos. Lo torcido y lo pintoresco. Las tinieblas. La suciedad (en el Sars, en el Covid-19). La confusión entre el bien y el mal. Las contradicciones. El mal.
Caos moderno. “Racionalizamos lo que nos es imposible de entender” (Nietzsche). Atractores extraños como Yago en el Otelo de Shakespeare, las fotografías de Coplans, los altibajos bursátiles, la presidencia de Trump, los forasteros en las epidemias. Enlaces inesperados: puntos de bifurcación en psicología (William James), en la posverdad (que Núria prefiere denominar “postfalsedad”), en las pandemias (bioterrorismo, uso exponencial de internet). Sorpresa, Espontaneidad. Exageración, Contradicción (“mientras unos mueren, otros se enriquecen”), Rebeldía, Expresión violenta, Nihilismo (“pensar es un desastre”, Maurice Blanchot), Entropía del tiempo (“El tornado de la Covid-19 comenzó de muy arriba, fue muy violento y se propagó a gran velocidad”). Las propiedades del Caos son Autoorganización (“la muerte es desorganización y hay que organizarse para sobrevivir”, José Saramago, Ensayo sobre la ceguera), Imprecisión formal (como la ópera aperta de Umberto Eco), Polimorfismo (en la pandemia, el Big Data), Estructura disipativa (imprevisibilidad, provisionalidad), Fragmentación (“nuestro credo es lo fragmentario”, como en la música contemporánea de Piérre Boulez, en El vizconde demediado de Italo Calvino, en Santa Cecilia ascendiendo al Cielo, de Dalí), Irregularidad (“El orden es esencialmente equilibrio, simetría y constancia; el caos puede ser también simétrico y constante en su desequilibrio”), Simultaneidad (como en el teatro vanguardista), Fealdad mostruosa excitante (Sade, David Lynch), Efecto mariposa (la impredictibilidad de los sistemas no lineales, de Lorenz), Efecto tornado (velocidad, “un crescendo que acumula y que roza lo titánico”; Parque Jurásico de Michael Chricton, el mencionado Ensayo sobre la ceguera de Saramago, el “efecto catarata” de Ilya Prigogine, Anna Karenina, Molly Bloom, La peste de Albert Camus), Irreversibilidad (Arcadia, de Tom Stoppard; en la posverdad, las calmunias son irrversibles). “Aunque la posfalsedad es hija ilegítima de la incredulidad y del relativismo, sus maneras son opuestas”.
Semiorden, “El exceso de orden nos mata. Y el de caos. Veamos qué ocurren cuando ambos se combinan”. La montaña mágica, de Thomas Mann. El corazón humano, según Briggs y Peat. La síntesis es “un caos ordenado y un orden desordenado”: François Jacob compara la evolución humana al bricolaje. Marais, Corelli y sus folías barrocas. Paul Auster y su crítica social. El arte como equilibrio entre un objeto limitado y su infinita sugerencia. Voltaire como “caos de ideas claras”. Alan Turing y sus máquinas “conectadas al azar” como las redes neuronales, el cerebro según Dante Chialvo. “Las construcciones son lentas; las destrucciones, rapidísimas”.
Paradojas culturales (o las dos cosas a la vez, por lo menos). Rimbaud y el “desorden en todos los sentidos”. El Monólogo de Molly Bloom (homenaje a Anna Karenina en el Ulyses de Joyce. La Sagrada Familia de Gaudí (gótico, iglesias rusas). “La paradoja se asienta en la simulatenidad”. Un cielo en el infierno… y viceversa. Las 12 variaciones sobre un tema de Mozart, de Beethoven (Opus 66): mujer y niña a la vez, clasicismo y romanticismo. Paradojas físicas y biológicas como la de Julio Cortázar en Rayuela (el dolor), la muerte y creación de las células (Crick), “los sistemas caóticos son localmente impredecibles pero globalmente estables” (Gleick). Max Plancj sobre la unión y la desunión de la materia: “aunque los cuantos de energía son como paquetes fragmentados que no parecen unidos entre sí, existe una misteriosa totalidad flotante entre ellos que los mantiene más o menos unidos”. La tercera vía como “ni una cosa ni otra” (China emerge entre dos viejos enemigos, EE UU y Rusia). Las ruinas como precursoras de lo fragmentario moderno y de la fealdad vanguardista (“lo feo es hermoso”, de Víctor Hugo). El pliegue adorable (la godelización matemática). El éxito del fracaso (la metáfora del “coche fúnebre” de Tennesee Williams, 1947); “el fiasco nos humaniza”, Charles Pépin. “La verdad no quedsa ratificada por una votación, ni por el pragmatismo” (Hannah Arendt). La medida flexible del tiempo (Bergson, James, Proust), la falta de simetría (el cuarteto op. 131 de Beethoven, según Milán Kundera). La anomalía: el wabi sabi en la cultura japonesa, como orden superfluo y tangencial.
El Balance. El perspectivismo nos hizo muy lúcidos pero no muy desgraciados. En la nietzschiana ciudad de Basilea, el artista argelino Kader Attia presentó unos cristales cosidos con grapas. “En el mundo domina la estúpida posfalsedad, en parte por culpa de los que nos hemos pasado de listos”.
Núria Perpinyà concluye con una imagen de Italo Calvino (huellas de skies en una montaña nevada, un revoltijo de marcas. ¿Puede un hombre distinguir las de su amada esquiadora?), una imagen de Mattias Haken (Una cama de musgo) y Números y constelaciones enamorados de una mujer (Joan Miró, 1941; en plena IIGM, el pintor mira en Mallorca la belleza, el amor y su oficio). Ante la tempestad, calma… pero hagamos lo que hemos de hacer.
Le regalaré este libro sobre caos a mi sobrina Cristina, que anteayer se convirtió en mayor de edad. Será una matemática notable, y ya ha escrito “papers” sobre la proporción aurea y la teoría del Caos. Gracias, profesora Perpinyá, por este regalo.
En el Liderazgo, la visión ejerce de “atracción extraño” y, tras el tornado, el caos se autoorganiza. Por eso hacen falta las “nuevas 4P”: Perspectiva, Paciencia, Presencia y Perseverancia.
La canción de hoy, de un venezolano (cómo no), Carlos Baute. “¿Quién te quiere como yo?”.
La entrada Del Caos a la Calma, pasando por el Virus se publicó primero en HABLEMOS DE TECNO TALENTO.