Ya sabes que me apasiona el Liderazgo. Considero -y creo que no me ciega la pasión- que, en este mundo megaVUCA, el Liderazgo (con mayúscula, el de verdad) es más necesario que nunca y que si sufrimos de escasez de Talento (la inteligencia que elige bien las metas, maneja la información, gestiona las emociones y practica las virtudes de la acción, según nos ha enseñado el maestro Marina), mayor es aún la escasez de Liderazgo. El Liderazgo marca la diferencia en las personas, las organizaciones y los países. Sin autoridad moral, sin influencia honesta, sin credibilidad, sin predicar con el ejemplo, todo se va al traste. Estamos a tiempo.
Esta mañana he tenido el honor y el gran placer de participar en las jornadas de aprendizaje (y por tanto, estratégicas) de la Fundación Trilema, con la gran Carmen Pellicer a la cabeza. ¿Qué sería de la Educación en España sin est@s Quijotes del Ethos-Pathos-Logos? Su esencia, la Excelencia Educativa para los más vulnerables de la sociedad. Nada menos. Si no te apuntas de corazón a causa tan noble, es que tu alma está deteriorada o perdida.
Ayer el equipo trabajó duramente el diagnóstico de la situación y los logros durante la pandemia (la Fundación Trilema ha demostrado ser la pionera en gran parte de las medidas adoptadas y por ello Ashoka la ha reconocido como una de las principales iniciativas emprendedoras del mundo), incluyendo el aprendizaje de otras iniciativas educativas interesantes y valiosas. Hoy tocaba el turno de los Retos, partiendo precisamente de lo que nos está enseñando esta pandemia (luces cortas, luces largas), lo queramos aprender o no. De nosotr@s depende.
Me encanta la profesión de profesores (valga la redundancia). Etimológicamente, del latín “profiteri” (declararse públicamente) y éste de “fateri” (confesar). ¿Hay algo más generoso que esa expresión pública para compartir conocimientos? El “fatum”, el destino. Porque los buenos profesores cambian el desatino de sus alumnos. Son los “profiteroles” (gratificaciones, del francés del siglo XVI) de nuestra alma.
Sin embargo, con la fatiga pandémica, más que heroicos profesores. gente decidida y valiente, estamos viendo a muchos “plofesores”. De “plof”, la etimología de las personas cansadas, tristes, agotadas.
Cuestión de motivación. Siguiendo a Daniel Pink y su magnífico libro “Drive” (aquí traducido con acierto por Roger Domingo y su equipo como “La sorprendente VERDAD sobre qué nos motiva”), el palo y la zanahoria no funciona, la motivación extrínseca es un mito, y lo sabemos científicamente desde hace épocas. Sin embargo, seguimos funcionando con ese paradigma, con ese modelo mental erróneo. Nadie “motiva” a nadie, aunque la capacidad de desmotivar de las personas tóxicas (jefes capataces, malos políticos, medios de comunicación perversos) sea muy elevada. Así estamos, con el compromiso por los suelos cuando más lo necesitamos.
Recurramos en la práctica a la motivación intrínseca, a nuestra propia responsabilidad (como líderes de nuestra vida personal y profesional). Para ello, tres claves: el Propósito o “Para qué”. De ahí parten nuestra Pasión, nuestra Vocación, nuestra Misión, nuestra alegría de vivir. Formemos parte de ecosistemas de talento que sean PDO (en inglés, Organizaciones Guiadas por un Propósito), que alimenten nuestros sueños. Y sobre todo, vivamos el Propósito, sirvámonos de él (en palabras de Teresa de Calcuta, “quien no vive para servir, no sirve para vivir”).
Segundo elemento automotivador: la Autonomía. Hablamos mucho de “empoderamiento” y sin embargo lo practicamos poco. Sabemos científicamente que el cuello de botella para el crecimiento de cualquier organización es la capacidad real de delegación de sus líderes. Hemos visto que el éxito en la gestión de la pandemia en Nueva Zelanda con su primera ministra Jacinda Ardern se ha basado en su capacidad de apelar a la responsabilidad -y a la libertad- de sus compatriotas; donde se nos ha tratado como súbditos de los que no te puedes fiar, las cosas han ido mucho peor sanitaria y económicamente.
Y el tercer elemento de la propia motivación es lo que Daniel Pink llama “maestría”. Nuestro propio aprendizaje, nuestro crecimiento. Esta sociedad del espectáculo nos tienta para que seamos como los humanos de ‘Wall-E’, el apocalipsis de la Inteligencia Artificial (si nos creemos esa insensatez de que “decidirá por nosotr@s”). Me parece una magnífica noticia que la práctica totalidad de nuestros grandes pensadores hayan publicado libro TCV, que hayan aprovechado el tiempo para reflexionar y plasmarlo en un texto. No tanto que el 80% paretiano de la población se haya adocenado.
Las implicaciones de la Motivación para el Liderazgo Transformador son notables. Necesitamos SER líderes inspiradoras, integradoras, imaginativas e intuitivas (el modelo i4 de Silvia Damiano) y vencer las resistencias desde una Visión compartida y un plan de acción tan ambicioso como realista.
A partir de las 9 pm hora española, encuentro virtual con PwC Venezuela para hablar de ‘Liderazgo Brain-Friendly’. Mi gratitud a Pedro Pacheco, líder humanista, y su equipo. Pero eso te lo cuento mañana.
La canción de hoy, ‘Teach me tonight’ por James Taylor. “Since this is the perfect spot to learn…”
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