Disfruté mucho ayer de la clase con Blanquerna sobre Liderazgo Trasnformador. Mi gratitud a Joan, Kathy y las alumnas del Programa.
En Psychology Today, un interesante artículo sobre ‘El teatro de la mente’, por Antonio Zadra (Universidad de Montréal) y Robert Stickgold (Harvard Medical School). ¿Qué son los sueños? ¿Ensayos de vestuario de la vida real, deseos gratificantes, terapia nocturna? Tal vez todo ello a la vez.
Los profesores Zadra y Stickgold han escrito el libro ‘Cuando los cerebros sueñan’, donde se recoge lo último de la Neurociencia sobre el tema. Su modelo, NEXTUP (en inglés. Exploración de Redes para Entender Posibilidades), describe el acto de soñar como una forma especial de procesamiento de memoria. Los sueños nos permiten descubrir y fortalecer asociaciones no exploradas entre recuerdos formados previamente. Por tanto, no ocurren por azar.
El 80-90% de los adultos son conscientes de que sueñan. Y recuerdan los sueños o pesadillas que han tenido en los momentos previos a levantarse, aunque han estado soñando toda la noche. Casi todos los sueños tienen una estructura narrativa y quien sueña es el protagonista (o así lo vive). Los otros personajes suelen ser reconocibles. Los sueños de las mujeres suelen incluir tantos varones como féminas, en tanto que los de los chicos incluyen el doble de hombres que de mujeres. Las agresiones físicas suelen ser más comunes en los sueños masculinos, y la víctima suele ser la protagonista en los femeninos. Los sueños suelen representar un problema, y las pesadillas son siete veces más numerosas que los sueños plácidos. Algunas se repiten a lo largo de la vida.
Sólo cuatro de los 15 temas de sueños más frecuentes tienen una prevalencia del 70%.
¿Para qué sirven los sueños? Freud creía que eran la expresión de deseos sexuales reprimidos (La interpretación de los sueños) y Jung que servían para el desarrollo de la personalidad. En 1977, Hobson y McCartney presentaron un modelo de sueño basado en la neurobiología del REM (movimiento rápido de ojos): neuronas gigantes que estimulan el córtex visual. Por tanto, podían ser casuales. En 2000, el filósofo y neurocientífico finlandés Antti Revonsuo propuso que el sueño refleja un mecanismo de estimulación de amenazas y de respuestas que funcionan a las mismas. En 2016, Revonsuo y su equipo replanteó su teoría: los sueños estimulan y foratalecen “los vínculos sociales que tenemos en nuestras vidas”. Por tanto, el sueño es una regulación emocional.
El modelo que se presenta en este artículo es el del sueño como “emotional damper” (eliminador emocional). Como suele decir la madre de Stickgold, gracias a esas pesadillas “las cosas se ven mejor por la mañana”. Los sueños, especialmente las pesadillas, serían una especie de “terapia nocturna”, según Ernest Hartmann,profesor de la Tufts University. Los eventos traumáticos se convierten en pesadillas para ser “eliminados” a través de la seguridad que proporciona el sueño. Así se conectan los recuerdos con los temores, y se eliminan. Los sueños permiten, hacen posible, que la memoria evolucione y deje miedos atrás. No es una actividad trivial en absoluto, sino muy valiosa.
En ocasiones, las pesadillas dramatizan lo que nos preocupa y así nos libera. Es como si fuéramos al cine o al teatro, pero en nuestras mentes, a asistir a una representación. Por eso nuestros sueños, nuestras pesadillas, son tan universales como únicas.
Mi gratitud a los Dres. Zadra y Stickgold por sus investigaciones en un tema tan apasionante.
La canción de hoy, ‘Dream a little dream of me’, por Doris Day.
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