La enfermedad como camino. En ocasiones, el deterioro de la salud está mandando un poderoso mensaje de falta de equilibrio entre las emociones y la raconalidad.
Cuando alguien a quien se supone que quieres te hace daño, aunque fuera involuntariamente, podemos escoger entre dos caminos: aferrarnos a nuestro enfado, al rencor, o elegir el perdón y seguir adelante. Éste suele ser el menos transitado, el de las personas generosas.
Perdonar puede significar distintas cosas para cada uno de nosotros. Sin embargo, siempre tiene el denominador común de evitar el resentimiento (la segregación de cortisol, tan dañino cuando es innecesario). El perdón conecta con la Paz y con la Esperanza, contribuye a la salud física, mental, emocional y espiritual. Más concretamente, el perdón suele conllevar:
- Relaciones más sanas
- Menos ansiedad, estrés, y hostilidad
- Presión arterial más baja
- Menores síntomas de depresión
- Un sistema inmunitario más fuerte
- Mejor salud cardíaca
- Mayor autoestima
Creo que funciona en ambas direcciones: si nos sentimos peor, nos cuesta más perdonar. Al ser herid@ por alguien en quien confiabas, el resentimiento (volver a “vivirlo” una y otra vez) provoca que la situación se enraíce y perdure. El sentimiento de injusticia deviene en amargura, tanto para quien no perdona como para quien no se siente perdonado. Por eso el perdón es un gran acto de generosidad.
Cuando es uno el que necesita ser perdonado, la honestidad es fundamental. Se trata de pedir disculpas desde el corazón y tratar de evitar el exceso de severidad, si eso es posible. No podemos forzar a nadie a que nos perdone, porque se trata de un proceso similar al duelo. Tal vez no ocurra nunca.
En la cultura japonesa hay tres formas de pedir perdón. El eshaku es una reverencia brevede quien asume un error. El keirei añade la voluntad de no repetirlo nunca más, con una inclinación de 30 grados. El saikeirei es una reverencia profunda de 45grados, empleada cuando el daño causado es personal. La duración y frecuencia de cada reverencia indican el grado de arrepentimiento de quien se humilla para ser perdonado. Sólo así se podrá pasar página. Cuando uno quiere ser perdonado de verdad, debe llamar a la otra persona, escuchar cómo se siente de dolida, tratar de reparar el daño y no esperar a que nos perdone tan pronto como nos disculpemos, porque los sentimientos están ahí.
Perdonar es una de las doce actividades deliberadas para la Felicidad, según la gran experta, Sonja Lyubomirsky. Es una acción muy poderosa, porque si dejamos que lo negativo mande en nuestra vida tendremos una vida negativa. Cuando perdonas, no quieres el mal del otro sino su bien, porque pesan otras cosas. El perdón no significa necesariamente reconciliación, ni condonación (tolerar el daño), ni excusas ni olvido. Sólo perdón.
“Como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden…” “Entonces se le acercó Pedro, y le dijo: Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí que yo haya de perdonarlo? ¿Hasta siete veces? Jesús le dijo: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Mateo 18-22
‘Please forgive me’, de Bryan Adams
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