Esta mañana he visto ‘SOUL’. La nueva película de Pixar, en Disney+. En esta cinta, Pete Docter, que ya nos regaló en el comienzo de UP los cinco primeros minutos más maravillosos de la historia del cine (la vida entre el protagonista y su mujer) y nos explicó como nadie en ‘Inside Out’ (Del Revés) cómo funcionan las emociones a través de una preadolescente de 13 años, se plantea en esta nueva cinta qué sentido tiene la vida. Ni más ni menos.
Pixar, nacida en 1979 como división de Lucasfilm, se jugó el todo por el todo con ‘Toy Story’ (1999), primera película totalmente realizada por ordenador. Desde entonces, de las 23 películas que ha realizado, triunfó con las 15 primeras: Bichos, Monstruos, Buscando a Nemo, Los increíbles, Cars, Ratatouille, Wall-E. UP, Brave, Inside Out y las secuelas de Toy Story y Monsters University. Bajó el listón con ‘El viaje de Arlo’ (The Good Dinosaur) en 2015, probablemente por su integración en la maquinaria de Disney. Vivió de continuaciones (Buscando a Dory, Cars 3, Los increíbles 2, Toy Story 4) además de la maravillosa Coco, hasta llegar a 2020. En lugar de caer en la autocomplacencia, en la euforia, Pixar ha sido sanamente autocríticas con Onward (febrero de este año) y sobre todo con SOUL (diciembre). La fortuna ayuda a los valientes.
Joe (Jamie Foxx), un profesor afroamericano de música el instituto que sueña con convertirse en un pianista de jazz porque su padre le llevó a una sala y se despertó su vocación. Aunque su madre no deja de decirle que tiene que poner los pies en el suelo y encontrar un trabajo seguro, el protagonista sigue luchando hasta que un día le llega su gran oportunidad: integrarse en el cuarteto de la gran saxofonista Dorothea Williams (Angela Bassett). Sin embargo, con toda la emoción del momento, Joe se despista, cae por una alcantarilla abierta y su alma (representada como un ser azul celeste) se prepara para cruzar al Más Allá. Pero él se resiste y acaba en un limbo donde se forman las personalidades humanas antes de aterrizar en sus respectivos cuerpos. Allí le confunden con un mentor y le asignan a la rebelde 22 (Tina Fey), una protopersonalidad que hace tiempo que se rindió en su intento de encontrar el último elemento que le falta para poder viajar a La Tierra y habitar un cuerpo humano: una razón para vivir. Una chispa que la conecte con la vida y sus miles de posibilidades. ¿Podrá Joe ayudar a 22 a encontrarla y, de paso, descubrir la manera de volver a recuperar su vida para llegar a tiempo al concierto con Dorothea?
Una preciosa reflexión sobre las almas y los cinco sentidos corporales (disfrutar de la vida), sobre la chispa (spark), sobre el Propósito y la Pasión. Ha recibido un 97% en Rotten Tomatoes. La mejor película de esta difícil año. Ojalá podamos verla pronto en la gran pantalla.
De su espléndida banda sonora (temas jazzísticos de Jon Batiste y música de Trent Reznor y Atticus Ross), ‘It’s all right’.
De la prensa del fin de semana, el panóptico nº 17 de José Antonio Marina: Los conflictos políticos. Una estrategia del VP Pablo Iglesias como “motor de la democracia”. De “flictus”, golpe, “con-flictus”, choque. “La política no es conflicto, sino la buena solución de algunos conflictos, aquellos que sólo pueden resolverse con medios públicos.” Para Clausevitz, la guerra es la continuación de la política, y por tanto un acto político. Para los liberales convierten la política en una negociación. ¿Quién tiene razón? “Los partidos políticos no son organizaciones beligerantes inmersas en la estructura amigo-enemigo, sino la organización de medios para resolver los problemas.”
en una PostData para quienes nos interesa la Filosofía Política, José Antonio Marina nos recuerda que la ideología del partido morado está basada en Chantal Mouffe y Ernesto Laclau (la Democracia antagonista) y éstos en Carl Schmitt, jurista nazi enemigo de la democracia liberal y en Antonio Gramsci. Las “democracias fáciles” se basan la oposición amigos-enemigos; las “democracias difíciles”, en resolver conflictos sin acudir a dictaduras. ¿Se encontrará en estos vericuetos el profesor Marina con el coronel Pedro Baños?
El jesuita Javier Melloni, entrevistado por Mercedes Pérez-Oliva: “El virus es portador de un mensaje que hemos de saber escuchar”. Hay llamas destructoras y llamas transformadoras. El mensaje es: “Parad y reflexionad hacia dónde queréis ir. Todavía estáis a tiempo”. “Todo se irá cuando hayamos aprendido”. De su numerosa bibliografía, quiero recomendar ‘El Cristo interior’ especialmente en navidad.
El año de “niebla” que reseteó los cerebros para siempre‘ por Rebeca Yanke. Con la pandemia, uno de cada cuatro españoles sufre de depresión y casi todos de ansiedad tras la pandemia (no hay más que ver a la gente en las cafeterías). Merma económica, duelo, emfermedad, desencanto vital. ¿Y si optamos por el Liderazgo Brain-Friendly?
“La Filosofía no ha convencido a la Cultura de lo que puede ofrecer en tiempos difíciles”, Scott Soames, entrevistado por José Mª Robles. Decano de Filosofía de la Universidad del Sur de California. Doctorado por el MIT, ha sido docente en Yale y Princeton. Su obra ‘El mundo que hizo la Filosofía’ es un fantástico recorrido desde Platón a la era digital. “Si las restricciones por la pandemia se mantienen, afectarán negativamente a la moral social. Necesitamos el contacto cara a cara con otras personas, participar en actividades que impliquen cooperación y compromiso.” Quizá la ira y el rencor que en estos días se vuelven emocionales tengan que ver con el miedo a afrontar el futuro. Creo que no lo estamos encarando con profundidad. El futuro no se resume en un eslogan o en un plan político”. Efectivamente, tenemos que “enamorarnos del futuro” (Miquel Lladó), como lo hacemos de una persona o de una misión.
Julio Pomes, en Actualidad Económica, nos demuestra frente a la propuesta podemita de reducir la semana laboral que, precisamente, los países de la OCDE que menos trabajan son los luteranos. Trabajan menos, pero mejor. En México trabajaron 2.137 horas al año en 2019, con una productividad (PIB/hora) de 98, 6. Alemania, Noruega y Dinamarca trabajan menos de 1.400 horas anuales, con productividades entre el 103 y el 107. España, 1.686 horas y 101,4. ¿Y si nos hacemos más productivos? Más del 60% de la productividad depende de la calidad directiva.
Francisco Nunes, joven y futuro economista (Universidad Complutense de Madrid), nos demuestra que ‘Los inmigrantes aportan más de lo que reciben‘ desde la claridad de los datos, sin sesgos ideológicos. Por mucho que los nacionales de un país sobreestimen la cantidad de inmigrantes (en EE UU, la diferencia es de 20 puntos). Effrosyni Adamopoulou y Ezgi Kaya han estudiado el caso italiano y Ángel Martínez el español, llegando a la misma conclusión positiva. Ni los inmigrantes bajan los salarios (como cree erróneamente el 40% de los españoles), según han demostrado Rafael Carrasco, Juan F. Jimeno y A. Carolina Ortega, ni “nos quitan el trabajo”. Son más emprendedores e innovadores (Shai Bernstein, Rebecca Diamond, Timothy McQuade y Beatriz Pousada, 2018): los inmigrantes representan el 16% de inventores en Estados Unidos y son responsables del 30% de la innovación estadounidense desde 1976. “Usted puede tener opiniones distintas a las mías, pero no DATOS distintos a los míos”, como dijo mi admirado José Manuel Otero Novas. Hay esperanza con (futuros) economistas valientes que sustentas en datos sus tesis como Fran Nunes.
Hoy ha fallecido a los 85 años el gran Armando Manzanero. De entre todas sus canciones, hoy elijo ‘Por debajo de la mesa’. Escucharé esta tarde y noche buena parte de su discografía en honor a este maravilloso compositor (Somos novios, Adoro, Esta tarde vi llover, Contigo aprendí, La mujer que me ama, Voy a apagar la luz, No se tú, No existen límites, Nada personal, Mía…). Gracias, maestro, por tantas emociones.
“Y es que no sabes lo que tú me haces sentir
Si tú pudieras un minuto estar en mí
Tal vez, te fundirías a esta hoguera de mi sangre
Y vivirías aquí, y yo abrazado a ti”
y de Pilar Jericó (Laboratorio de Felicidad), una selección de los artículos del año. Gracias, Pilar.
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