Se inicia una semana esperanzadora de propuestas, proyectos, presentaciones y programas educativos que tienen como denominador común la iniciativa y la ilusión. Porque el Liderazgo (medirlo adecuadamente, analizarlo, desarrollarlo a través del coaching) es más importante que nunca. Mi gratitud a los lectores de ‘Liderazgo Brain-Friendly’ que, como Marta, Jaime, Carmen o Rosa, nos han felicitado por el libro. Necesitamos hábitos saludables para un cerebro efectivo y longevo.
En la prensa de ayer, varios de los pensadores presentes en el libro ‘El virus que reseteó el capitalismo’, como Yuval Noah Harari, Byung-Chul Han y José Antonio Matina.
En el suplemento ideas de El País, el historiador Yuval Noah Harari, que ha vendido 16 millones de copias de su libro Sapiens, lo que le convierte en el pensador más popular del mundo. Ahora lo lanza en formato cómic. Entrevistado por Juan Carlos Sanz desde su oficina, un ático frente al mar en Tel Aviv, comenta que “ser patriota es sostener un buen sistema sanitario” (y de educación y de justicia, me permito añadir). “Hay que reinventar la democracia y el sistema económico ante el cambio tecnológico” (porque hemos entrado en el talentismo y debemos abandonar el capitalismo). “El mayor peligro del coronavirus ahora es económico y político, no médico”. Y concluye: “Los Gobiernos y corporaciones van a ser capaces de conocernos mejor que nosotros mismos; entender nuestras emociones y pensamientos, nuestra personalidad. Es una forma de control social con la que los regímenes totalitarios siempre han fantaseado”. Harari ya nos advirtió en el Foro Económico Mundial de Davos (enero de 2020) de los tiranos tecnológicos.
El filósofo coreano afincado en Alemania Byung-Chul Han publica ‘Caras de la muerte’, reflexiones sobre la finitud de la existencia humana que sacude la consciencia de nuestros semejantes. Un bien vivir para un bien morir, que apuntaban los estoicos y los humanistas. En un artículo ayer reivindicaba “el factor X” de los asiáticos: acción conjunta, sentido de comunidad, espíritu cívico. “La sociedad liberal necesita de un nosotros fuerte. De lo contrario, se desintegrará en una sociedad de egoístas”. Vaya. Liberal, que es una palabra de origen español (“persona generosa”, ahora que la generosidad resulta más importante que nunca, y es junto con la humildad del aprendizaje continuo la cualidad esencial del talentismo), nos lleva a la revolución francesa (“Libertad, Equidad y Solidaridad”, sería la tríada actual), a las Cortes de Cádiz, a la revolución de 1848 (Los miserables). El capitalismo tardío, con la excusa de la libertad de elegir (Milton Friedman) ha llevado a un individualismo indigno para la especie humana. ¿No será que este Covid-19, de baja letalidad comparado con la peste negra o la española de 1918, trata de acabar con los valores occidentales, y especialmente con la libertad? Deberíamos reflexionar sobre ello.
Y por supuesto José Antonio Marina, cuya ‘Biografía de la Humanidad’ le da varias vueltas a ‘Sapiens’, dicho con el mayor respeto. Pero lo que es bueno, es bueno. Su panóptico de ayer (el nº 8), sobre Ecología Política.
El ser humano como ser social de hábitat urbano (nuestro nicho ecológico). Para fomentar la convivencia hemos creado instituciones, normas duraderas de interacción social, como el lenguaje, el dinero o ciertas costumbres (lo que en el mundo empresarial llamamos “cultura corporativa” y cuesta tanto transformar). Las instituciones políticas (el Estado, el Parlamento, los tribunales) han de ser sólidas, inclusivas. Su calidad define el “Capital Social” (concepto de Robert Putnam); nuestra ecología política. Elinor Olstrom (1933-2012), la primera mujer galardonada con el Nobel de Economía (2009), analizó el impacto de las instituciones en el capital social a través de la gestión de los bienes comunes. De ahí a Douglas North y a Acemoglu y Robinson (Por qué fracasan las naciones). Concluye JAM: “He dicho con frecuencia que España padece un síndrome de inmunodeficiencia social que defino como “la incapacidad de reconocer los agentes políticos patógenos y de producir los anticuerpos necesarios para desactivarlos”. En ello estamos”.
La moción de censura de la semana pasada es una buena prueba de ello. El peligroso poder de la testosterona: los discursos del candidato, del presidente de gobierno, del jefe de la oposición -me niego a llamarles “líderes” cuando el liderazgo es el talento para influir decisivamente en los demás desde la credibilidad, la autoridad moral, el ejemplo personal-. ¿Lo comparamos con el discurso de Jacinda Ardern, la reelegida por mayoría absoluta primera ministra de Nueva Zelanda, tras su éxito electoral?
Junto a los “tres reyes majos”, los pensadores más influyentes, el Liderazgo Femenino (que, ya sabes, es cultura de colaboración a través de la empatía y la Firmeza compasiva). Este fin de semana, en El Norte de Castilla, ‘El huracán Jacinda Ardern agita el mundo‘. En El Día de Valladolid, ‘La infinita diferencia‘, por la Dra. Imelda Rodriguez, la especialista en imagen pública y comunicación política desde la autenticidad: “Se trata de reflejar nuestra luz a los demás, como lo haría cualquier libélula en busca de su cielo. El progreso, nuestro progreso, no se puede bloquear”.
‘La era de la integración‘, por la Dra. Nuria Chinchilla (IESE): “Muchas empresas destruyen la ecología humana con presentismo y jornadas de trabajo interminables’. Sí, con presencialismo, con jornadas de trabajo interminables. Con capataces tayloristas (testosterónicos, por supuesto) que no saben/quieren/pueden dirigir la flexibilidad porque han variado el discurso (suena más moderno) pero no sus hábitos. Y así están destruyendo el futuro de sus compañías. Estoy con mi amiga Nuria: la dirección por misiones integra objetivos empresariales, personales y familiares (atención al nuevo libro de Mariana Mazzucatto, asesora del gobierno italiano TCV, sobre Economía de la Misión, que se publicará en enero).
‘Ojo a la trampa de la conciliación‘, nos advierten Cecilia Jan y María Sosa Troya. “La pandemia ha dejado a niños, ancianos y enfermos con menos apoyos que nunca, y el peso de sus cuidados recae sobre las mujeres. Para no retroceder décadas en igualdad urge que haya corresponsabilidad con los hombres y que el trabajo sea (de verdad) flexible, insisten los expertos. Solo lo conseguiremos poniendo recursos”. La palabra clave es la Flexibilidad. “Las mujeres dedican una media de dos horas diarias más que los hombres a tareas del hogar”. La fecundidad en España va en caída libre. Por cada hombre que se toma una excedencia laboral hay nueve mujeres.
Como colofón, Rosa Montero (La buena suerte) y sus Maneras de vivir: ‘Las ratas que muerden‘. “La soledad nos vuelve locos y agresivos, nos hace creer en teorías absurdas y aviva la radicalización” e Irene Vallejo (El infinito en un junco): ‘Amores flemáticos‘. “Con el paso de los años, seguimos encontrando la fantasía para las relaciones auténticas”. ¡Qué poderosa aliada!
Gestión de la pandemia. Julio Pomés (Actualidad
Desde la Responsabilidad, individual y colectiva, ¿vamos por el miedo o por el amor? Tenemos que decidir cada un@ de nosotr@s.
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