Comienza la primera semana post-estado de alarma (100 días, prácticamente) y reconozco que la prensa de ayer, que tenía una magnífica oportunidad para recapacitar sobre lo que nos ha pasado, no ha estado especialmente brillante. Una lástima.
Si acaso, de John Müller, ‘Los cambios que trajo la pandemia’. Estos 10:
- Dependencia tecnológica.
- Educación online.
- Distancia social.
- Ciberseguridad.
- Sedes sociales y oficinas.
- El “delivery”.
- Control de los empleados.
- Rediseño de la economía global.
- Negocios virtuales. “Hemos visto 2 años de Transformación Digital en 2 meses” (Satya Nadella, CEO de Microsoft).
- Vuelven las grandes marcas.
John Carlin, en ‘La Vanguardia’, se refería a “Comprender y no juzgar”. El caso de Bolton, cuyo libro Trump ha intentado impedir. “La diferencia entre Trump y todos los políticos del mundo, o al menos de los países donde la gente vota y los políticos tienen que medir sus palabras, es que no piensa antes de hablar. Como un niño no de 11 años, sino de cinco, no tiene filtros. Casi todos tenemos anécdotas de un hijo pequeño o de un sobrino que un día soltó una espectacular indiscreción”. Carlin concluye: “No es del todo descartable que Trump acabe sus días en un manicomio, aunque la verdad, para el que quiera hacer el esfuerzo de comprenderle, es que nunca deberían haberle dejado salir de la guardería.”
Rosa Montero: “La vida duele y el arte te rescata”. Un recuerdo de ‘Todo aquello‘, para apoyar TCV las salas de cine. Me apunto cuanto antes.
Y sobre todo, el maestro José Antonio Marina en el Holograma publicado ayer acerca de ‘La experiencia‘. A JAM le han preguntado varias veces durante la pandemia “¿Qué vamos a aprender de esto?”. La pregunta más adecuada es: “¿Queremos aprender algo de lo sucedido?”. Y distingue el aprendizaje automático (el perro de Pavlov: estímulo-respuesta) del intencionado: “intento sacar de la experiencia un conocimiento adecuado y útil”.
La formación en filosofía parte de Edmund Husserl y por tanto de la necesidad de poner entre paréntesis los prejucios para comprender la realidad. Pandemia, nueva ley de educación y varios fenómenos: el revisionismo histórico a nivel mundial; la globalización, que exige comprender otras culturas; el debate español acerca de los derechos históricos o sobre los vestigios franquistas; la aparición de la China confuciana como potencia cultural; el choque entre civilizaciones. Todos ellos, ligados a la historia. Por ello, cita a Hannah Arendt (inevitable recordar la conexión Husserl-Heidegger-Arendt): “Comprender no significa negar lo terrible sino asumirlo”.
El filósofo denuncia la ignorancia histórica como una plaga social, porque nos impide comprender el presente y aprovechar el pasado. Y propone como asignatura la Ciencia de la evolución de las culturas. “Corremos el riesgo de pensar que comprender no es necesario, que basta con saber utilizar las herramientas que tenemos a nuestra disposición. Si pensamos esto, no estamos en disposición para aprender nada de la pandemia”.
Efectivamente, parece que pocos y poco se va a aprender TCV. Y sin embargo, la consecuencia de la peste antonina (165-180) fue la decadencia del Imperio Romano y la de la gripe española (1918) el cambio del poder mundial del Imperio Británico a los EE UU. China aguarda, a no más de 3-5 años fecha, para sobrepasar en PIB al Imperio americano, claramente en declive.
Aprender de la experiencia, propia y ajena, individual y colectiva, es opcional, no obligatorio. Requiere de observación, de reflexión, de consciencia y de iniciativa (se atribuye a Albert Einstein la frase “Es locura hacer lo mismo y esperar resultados diferentes”).
Por ejemplo, en el modelo de turismo que lleva con nosotros más de 50 años (solecito, copitas, cachondeo) y del que no parece que queramos desprendernos.
De ese modelo caduco hablaré en el Action Tank de Transformación Cultural del Club de Excelencia en Gestión del próximo 1 de julio, como ejemplo de resistencia cultural (gracias a ‘La Casa de Papel’ y a David Broncano, ahora la resistencia es algo deseable).
Por ejemplo, el “populismo empresarial” de quienes emplean términos como Vulnerabilidad, Disrupción o Líder-coach sin hábitos reales que los demuestren. Lo trataré, junto al evangelista de la innovación Beto Levy en la serie del Human Age Institute sobre “El lado artístico del Liderazgo Digital” el próximo viernes a las 9 de la mañana.
Hay esperanza. Ayer, en la comida familiar, daba gusto escuchar a mis sobrinas y a mi hija (las tres, entre 18 y 20 años) hablando de temas ligados a la educación y el aprendizaje. Tres chicas que valoran mucho su crecimiento personal y profesional. Todo un contraste respecto a lo que suele escucharse en terrazas y cafeterías: opiniones infundadas, radicales, nada tolerantes, titulares de la tele y de las redes sin fundamento, asuntos banales. Nada que aprender, en definitiva.
¿Queremos aprender de esta pandemia? El gobierno parece que no, porque ante unas cifras terribles de fallecidos y de caída de la actividad empresarial no asume la mínima autocrítica. La oposición, parece que tampoco, ante la nula capacidad de ilusionar y de ofrecer una estrategia alternativa. Los agentes sociales, idem de idem. El Talento no es fijo sino dinámico (el que no se aprecia se deprecia); la mentalidad que triunfa, la ganadora, es la mentalidad de crecimiento. En la sociedad del aprendizaje, que cada palo aguante su vela.
Mi gratitud a John Carlin, José Antonio Marina, Rosa Montero, John Müller y Moisés Naïm por animarnos a aprender de lo que está pasando. Resulta tan imprescindible como infrecuente.
La canción de hoy, ‘Teach me tonight’ en dos versiones, la de Dinah Washington
y la de Frank Sinatra con la orquesta de Quincy Jones en el álbum ‘L. A, is my lady’
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