Ayer por la tarde, a las 5,30, asistí a la presentación del nuevo libro del Dr. Kai.Fu Lee, ‘Superpotencias de la Intelogencia Artificial’ en el Palacio del Marqués de Salamanca (Fundación BBVA). Presentado por Roger Domingo, nuestro editor común y buen amigo, se celebró un debate sobre la IA entre Kai-Fu Lee y Carlos Torres, presidente ejecutivo del BBVA. Tuve la ocasión de charlar con ambos y de que el Dr. Lee me firmara un ejemplar de su obra. Mi gratitud a Kai-Fu, a Carlos, a Roger, a Mª José (espléndido su dossier de prensa), a Nacho (director de Innovación del banco), a Jesús (DG de Planeta) y a los equipos del BBVA y de Planeta que lo hicieron posible.
Ya en casa, estuve viendo con mi hija Zoe en Movistar+ ‘Parásitos’ (Gisaengchung), escrita y dirigida por Bong Joon Ho, Óscar 2020 a la Mejor película y a la Mejor película de habla no inglesa, al Mejor director y al Mejor guión original). Por primera vez en sus 92 ediciones una película de habla no inglesa lo ha logrado. Es la Globalización 4.0. Según el propio Bong, “el streaming y las redes sociales han acostumbrado al público a ver contenido en otros idiomas” y han entrado más de 1.500 nuevos votantes extranjeros en la Academia (“cuidado con eso”, advirtió nuestro Antonio Banderas, nominado a Mejor actor por ‘Dolor y Gloria’).
Después de ver la peli (en mi caso, por segunda vez), mi hija Zoe, de 19 años, y un servidor fuimos a comentarla en un restaurante asiático cerca de casa. Ambos coincidimos que la película va sobre el poder de la Educación. Y la miseria de la falta de ella.
Como sabes, la cinta trata de dos familias, los Kim (padre, madre, hija, hijo) que viven de forma miserable en lo peor de Seúl. Al llegar a su asqueroso sótano, lo primero que buscan es wi-fi para conectarse. La tecnología que hace muy ricos a la familia Park ( padre, madre, hija, hijo). En principio, no deberían “encontrarse” nunca, pero el profesor particular de inglés de Park Da-hye (una adolescente enamoradiza, en realidad nada interesada por ese idioma), que emigra a EE UU y no quiere que sus amigos universitarios liguen con ella, da a Kim Ki-woo la oportunidad de trabajar en la casa. Él no es licenciado, requisito imprescindible, pero da igual porque los Kim falsifican el título. Y así sucesivamente su hermana Kim Ki-yung, que se convierte en tutora de arte del niño (que pinta monigotes y a quien la atolondrada de su madre, Park Yeon-kyo, considera un nuevo Picasso); el padre, Kim Ki.taek, que es el nuevo chófer del padre, Park Dong.ik, y la madre, Kim Chung.sook, que se convierte en la empleada del hogar (la señora de la casa no estudia ni trabaja, pero es la que “atrae talento” al hogar). Ante la falta de confianza social, los Park se fían de falsas recomendaciones y tarjetas de visita también falsas. En definitiva, los Kim han encontrado empleo falseando su empleabilidad y su identidad. Lo único que les delata es el nauseabundo olor que comparten (ya sabes que, como comentaba en ‘La sensación de fluidez’, el olfato es el sentido que mejor conecta con el cerebro).
¿Quién es parásito de quién? Si bien se nos presentan como comunidades independientes (no hay empatía alguna entre los Kim y los Park), hemos de atender al yin-yang (oscuro y brillante), la dualidad taoísta presente en el universo y que, no por casualidad, simboliza la bandera de Corea del Sur (Taegeukgi. El yang (símbolo rojo) significa la luz y el calor, el yin (símbolo azul) representa la oscuridad y el frío. Los símbolos que rodean el yin-yang son cuatro de los taeguks, los cuatro elementos que simbolizan cielo, agua, fuego y tierra..
El yang es la casa de los Park, en plenitud el día de la fiesta al aire libre en honor al niño, Geun-se. El ying es el sótano con chinches donde malviven los Kim, junto al cual orinan los borrachos. La “piedra milagrosa” que los conecta es hacer trampas con la educación.
Pero es que la educación va más allá del mero trámite de los cursos académicos. Como ni los Park ni los Kim tienen amigos, cuando los ricos quieren celebrar el cumpleaños de su pequeño, se van a un campamento; quedan los Kim solos en el casoplón. Como están “mal educados”, no saben comportarse. Tampoco saben hacerlo los Park, que vuelven de la naturaleza cuanto antes. Los últimos 40 minutos de la película son el inesperado thriller de un nuevo sótano (el de la anterior empleada del hogar, Moon-gwang y su esposo Geun-sae) el de “la felicidad del gato gordo”, en un pacto mefistofélico de aislamiento por comodidad que entraña una profunda ira. Las circunstancias externas (la lluvia inmisericorde) no afectan a la casa de los Park (el niño duerme en su tienda de campaña al aire libre) en tanto que arrasan el barrio de los Kim (que está debajo del de los ricos, y arrastra la riada). A la mañana siguiente, los adinerados festejan alegremente en tanto que los pordioseros se pelean entre ellos. Como en ‘Joker’, en ‘1917’ o en ‘Érase una vez en Hollywood’, la brecha social da lugar a la violencia.
Varios críticos de cine han señalado que el año pasado otra película de temática similar (‘Roma’, de Alfonso Cuarón, producida por Netflix) estuvo a punto de dar la campanada: la lucha de clases entre una trabajadora en un barrio de la Ciudad de México llamado Roma y la familia a la que sirve. LA considero también heredera de la comedia de 1983 ‘Entre pillos anda el juego’ (Trading places), de John Landis, con Eddie Murphy, Dan Aykroyd y Jamie Lee Curtis.
A Kai-Fu Lee un niño le preguntó “¿Cuándo los robots hagan todo, ¿qué haremos los humanos?”. A Rosa García (que ha sido la primera ejecutiva de Microsoft y de Siemens) un joven ambicioso le preguntó: “¿Qué tengo que hacer para ser CEO?”. La respuesta de Rosa fue inequívoca: SERVIR. Liderazgo de Servicio: ésa es la clave. Imagino que la respuesta del Dr. Kai-Fu Lee sobre la Inteligencia Artificial sería: “Cuando los robots lo hagan todo, lo que tendremos que hacer los humanos es EDUCARNOS”.
Porque cuando falta la Educación, en los Kim y en los Park, la tragedia humana es inminente. En el planeta, en las personas, en las organizaciones. Por eso la hora de la Sostenibilidad es la hora de la Empleabilidad, de la Aprendibilidad (Learnability), de la Educación.
‘Parásitos’ da para un gran Cine Fórum Empresarial. Espero y confío en que el maestro José Antonio Marina haya visto la película y la podamos comentar en profundidad en su momento. Me encantaría. Porque el profesor ha dotado de sentido al talento, con una definición que al caso va como anillo al dedo: “inteligencia triunfante que dirige el comportamiento hacia la dignidad, la libertad y la felicidad”. Ni los Kim en su miseria ni los Park en su abundancia eligen bien las metas, ni manejan la información, ni gestionan sus emociones ni practican las virtudes (valores vividos) de la acción. Y por eso les pasa lo que les pasa. Ese es el tema de nuestro tiempo.
De la banda sonora de ‘Parásitos’, compuesta por Jung Jaeil, ‘Hellgate’ (La puerta del infierno). Ya sabes, en la puerta del infierno de Dante (La divina comedia): “Abandonad toda esperanza”.
https://genius.com/Jung-jaeil-the-hellgate-lyrics
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